Saludos.
La Real Academia Española de la Lengua, la RAE (vía Espasa y como “almacén oficial” de los modos y maneras de hablar de los hispano-parlantes), define “cansar” como “causar cansancio, agotar”. Tiene, además, muchos sinónimos (por lo que hemos de admitir que aprender español pueda ser complejo para los no nacidos por aquí):
“fatigar, agotar, moler, extenuar, baldar, rendir, derrengar, desfallecer, desfondar, destrozar, derrotar…”
Hay más:
“molestar, importunar, fastidiar, incomodar, jeringar, jorobar, aburrir, hastiar, hartar, enojar, enfadar, agobiar, atosigar…”
Y hay, además, frases completas que recogen, en esencia, el mismo significado. Por ejemplo: “estar hasta los… mismísimos”.
Mas aún, vayamos a por “aburrir” y leemos: “producir cansancio o decaimiento”. Y los equivalentes:
“cansar, hartar, fastidiar, hastiar, empalagar, cargar, molestar, agobiar…”
Solo de pensar en las múltiples posibilidades de expresarlo ya te deja medio fulminado.
No obstante, les ruego hagan, por favor y como práctica de auto definición (y si aún resisten el sopapo anterior), un pequeño ejercicio (que practico yo a menudo) y metan todos ellos en un recipiente (puede ser Thermomix, Magefesa o la olla de toda la vida), añádanse unos taquitos de perseverancia, contumacia cortada en rodajitas finas (200 gramos), pesadez en grano (una pizca grandecita), dos deditos de hartura de la sierra, algo (un pellizquito) de exasperante, medio vasito de incordio, una cucharadita (de café) de hastío curado y un buchito de jorobina (preferiblemente Gran Reserva del Condado).
Deje que cueza a fuego lento durante, al menos, un par de horas. Apártese del fuego y déjese enfriar otros 60 minutos.
Una vez frío, sírvase en bandeja y adórnese con abundante egolatrina caramelizada.
Les auguro un éxito total con sus invitados.
Tras los postres (de libre elección), posiciones cómodas y relajantes y acompañados de un riquísimo jugo originario y procedente de Escocia (sin hielo preferiblemente aunque se admitan todas las posibilidades), póngase a hablar de la Blogosfera Sevillista, expansión, alcance, fondo y trasfondo, rankings, porcentajes, colores y sabores, actitudes, premios, créditos y descréditos, confianza, acicates, pasadas y repasadas, valores, méritos y deméritos…
He de advertir que la elección de los interlocutores es fundamental so pena de arruinar el experimento.
Rodéese, por tanto, de gente razonable, estable, ecuánime, centrada, crítica, inconformista, alegre, sagaz, despiadada (si es necesario), procaz (llegado el caso), astuta, refinada, culta, inteligente (si no hay más remedio) y sevillista. Imprescindible.
Pero sevillista con mayúsculas, es decir, SEVILLISTAS.
Admitamos que aparte del que suscribe, es difícil hallar candidatos que cumplan todos esos requisitos, pero podemos admitir que adolezcan, como mucho, de una o dos carencias. Mas no.
Y nos resultará una jornada… agotadora.
Porque el hastío nos invade; porque distraer de lo esencial es táctica y manera antigua, obsoleta, conocida y explotada hasta eso, el hastío.
Y porque buscar enemigos fuera (aunque habiten dentro), es solo una forma infantil de endilgar a otros tus propios defectos.
¿Podríamos vivir y dejar vivir?
Por favor.
Crezcamos y si es posible, antes de la jubilación.
Cuidaros.
1 comentario:
Hermano ya sabia yo que esto de la cocina se te daba de lujo,lo ví cuando preparaste los limones de la última que compartimos,un abrazo gran chef.
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