Saludos.
Vuelta a casa, vuelta al trabajo y al Sevilla F.C.
Unos días en Marrakech y un saco de sensaciones, buenas y malas, aunque cuando voy de turismo y visito otras tierras, otras ciudades y otros pueblos, siempre me lo paso bien.
Solo ésa imagen nocturna de la Plaza Jemaa el Fna, impresionante crisol de personas, colores, olores y sabores.
Una de día y otra de noche. Dos mundos.
Con la luz, los encantadores de cobras y sus zurnas que nunca paran de tocar, grupos de música étnica de composición variable, decoradoras de henna, vendedores de cualquier cosa…
Por la noche, comida. La plaza se transforma en un inmenso restaurante con docenas de kioscos (a la vista productos y cocinas) y malamente puedes esquivar a la nube de reclamos (todos conocen perfectamente las frases necesarias sobre actualidad española para sacarte una sonrisa)…
Y las sempiternas llamadas a la oración de fondo, cinco veces al día.
Pero es una ciudad impactante y punto de obligada visita alguna vez en la vida. Eso a pesar de la contaminación de los coches sea horrorosa (increíble la salsa espesa y atosigante de humos de escape que hay que respirar y que la dotan de una neblina grisácea y permanente); a pesar de que la limpieza no sea el fuerte general, de que hay que estar en tensión todo el tiempo porque el acoso de los vendedores agobia y de tener que llevarlo todo bien sujeto para evitar que te distraigan la cartera, la gente es amable, colaboradora y servicial.
Algunas fotos para terminar.
Esto estaba riquísimo
Un interior
El zoco, un submundo laberíntico que llega a desubicarte completamente
Especias, frutas, carnes, pescados, frutos secos…
Y tipos y cosas.
Hasta el próximo viaje.
Cuidaros.
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