jueves, 1 de diciembre de 2011

LLENO HASTA LA BANDERA

 

Saludos.

Hace tiempo ya que no veo el Sánchez-Pizjuan lleno hasta la bandera. Demasiado tiempo…

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…y no me cuadra.

He visto nuestro Estadio repleto en segunda, en madia tabla, en posiciones complicadas, en UEFA, en Champions…

He visto el campo el Don Ramón “abarrotao” contra equipos de menor nivel y frente a los poderoso y he visto poco cemento, o ninguno, en partidos de importancia relativa.

Veo la Historia y veo a los sevillistas pagándolo todo, todos sus estadios, siempre pagando.

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Nadie nos regaló nada. Nunca.

Jamás hubo una institución pública que nos echara una mano. De hecho, siempre nos empujaban hacia las “afueras” porque los sevillistas visionarios se ubicaban en lugares que más tarde serían objeto del deseo de autoridades, especuladores y negociantes.

Y recalamos en Nervión felizmente. Llegó Don Ramón y construyo el Estadio y se abarrotó enseguida y a pesar de las décadas grises que vinieron como consecuencia de ello (siempre me pregunté  por qué un Equipo con Maradona, Simeone, Súker…. y Bilardo (edito para corregir una fatal falta de ortografía. Disculpas) no llegó más lejos).

Pero el Estadio siempre estaba lleno, como el primer encuentro que presencié. Hasta arriba.

Hoy no. Hoy veo demasiado hormigón sin tapar con corazones blancos y rojos.

Y me preocupa. Mucho. Demasiado.

Es cierto, me dirán, que la situación económica mundial no es buena (la particular, peor), que atravesamos momentos difíciles para todo el mundo (y sálvese el grupito que se salva siempre en las duras y en las maduras), que las economías domésticas andan a ras de suelo y algunas por debajo…

Pero hemos tenido otros muchos momentos difíciles y el Estadio estaba lleno. Siempre lleno.

¿Qué falla?

¿Quién falla?

Quiero ver de nuevo el Sánchez-Pizjuan lleno hasta la bandera y quiero que sea el objetivo primordial de los gestores porque no hay nada más triste que ver tanto espacio sin cubrir, tanto sitio libre, tanto sevillista lejos de los once de abajo…

Es triste. Es doloroso. No me cuadra. No me parece Mi Sevilla y alguien debería tomar nota.

Cuidaros.

4 comentarios:

Terenti dijo...

Estoy contigo. Sin embargo, al igual que con la historia, no podemos equiparar la economía actual y los precios del fútbol actual con los de aquellos años. Mi primer carné de socio costaba 1000 pesetas, algo asequible incluso para una economía muy modesta como lo era en mi casa. Tengo también entradas para ver a España por 200 pesetas de la misma época (año 87 aprox). Ahora el dilema está entre sí intentar luchar contra economías más fuertes a base de precios elevados o llenar el campo. Aún así, en épocas de títulos, seguro que más de uno se apuntaba.

Anónimo dijo...

Buenas
Falla la gente. Se han puesto entradas baratas, se le ha regalado a los socio entradas en un 2 x 1. etc.etc. Y aún así nada. Encima hay "gente" que se queja por estas iniciativas que el club pone en marcha para tratar de llenar el estadio, porque dicen les "perjudica como socio".

PD: Bilardo es con B.

Un saludo y felicidades por el blog.
Bartolomé.

Rafael Sarmiento dijo...

Hace ya tiempo que muchos aficionados se quejan de que están echando a los hinchas de los estadios.

1. Crisis económica
2. Precios demasiado elevados
3. Todos los partidos se televisan y es más barato verlos en un bar que en el estadio
4. Horarios intempestivos.

Con lo caro que sale el carnet, sin saber de antemano en qué días y a qué horas van a ser los partidos (con lo que no se asegura la amortización del abono porque no todo el mundo puede ir al fútbol a las horas en las que ponen hoy día el fútbol), y con la posibilidad cierta (y barata) de verlos en televisión...

Esto no quiere decir que todo el mundo vaya a dejar de ir al fútbol, pero sí que es mucho más complicado llenar los estadios.

Y la cosa no tiene visos de mejorar, sino todo lo contrario.

Un saludo

Jose Manuel Ariza dijo...

Saludos.

Todos tenéis razón, todos. Y las causas (que son varias), concluyen en los espacios libres en el Estadio. Y lo peor es que no tengo ni idea de cómo solucionarlo.

Eso, a mi, me duele.

Gracias, Bartolomé, por la B. Tienes toda la razón y no entiendo qué me pudo pasar.

Gracias.

Cuidaros.