viernes, 29 de marzo de 2019

EL CHARLISTA DEL PUEBLO



 Nota previa: El pasado 19 de enero, dimití como miembro del Área de Historia del Sevilla Football Club. Esto significa que todos los artículos y opiniones vertidas en éste blog, son única y exclusivamente personales y por tanto, me competen solo a mí y yo soy el único responsable.

Saludos.


Éste señor se llamaba Agustín Veguilla Alcántara.


Eso ocurrió el 26 de agosto de 1936.

Nacido en 1880, probablemente en Aragón si atendemos a su servicio militar en 1899.


El Sr. Veguilla vivía en Sevilla y era agente de seguros, entre otras cosas y como veremos enseguida. Casado con Amparo Zayas Vera, en 1913 tuvieron un hijo…


…que fallecería en 1985.

Agustín Veguilla recorría distintas zonas de España en su calidad de Agente e Inspector de Seguros para La Unión Española.



Pero tenía otras actividades personales más gratificantes, suponemos, porque era un activo republicano de izquierdas y escritor.

De su faceta literaria debemos destacar que publicó tres libros, que sepamos, porque no tenemos constancia de alguno más:






Ésta última con ilustraciones del coriano Andrés Martínez de León, el creador de un famoso personaje de sus tiempos, al que llamó “Oselito”…


…del que Miguel Hernández escribiría a su compañera Josefina:

De su faceta política, que a la postre le llevaría a ser vilmente ejecutado en Los Humeros, frente a la calle Torneo, habrá que explayarse un poco.


¿Viaje de propaganda? ¿De qué? Pues resulta que era, como se titula éste post, un “charlista” muy reclamado en 1932.


“El ciudadano Agustín” tuvo la mala suerte de estar en el sitio y en el momento equivocados.



¿Jerónimo Rodríguez García-Soria? Ése nombre nos suena muchísimo y vamos a tratar de averiguar de quién se trata haciendo un poco de Historia. Seis días después del golpe militar del general Franco contra la República, Queipo de Llano organiza en Sevilla sus “Fuerzas cívicas al servicio de España”, eufemismo tras el que se escondía un cuerpo represivo de pavorosa eficacia.




Y a la punta de lanza operativa la denominaron, siniestramente, “Brigadilla de ejecuciones”, integrada por miembros de Falange de Sevilla. Como hemos leído más arriba, el señor Rodríguez García-Soria era uno de los ejecutores y participó directamente en el asesinato de Agustín Veguilla aunque, declaró, el autor material fue Pablo Fernández Gómez, jefe de la Brigadilla.

En 1942, Fernández Gómez fue detenido, juzgado y fusilado por sus excesos, asesinatos y robos, lo cual no deja de ser paradójico teniendo en cuenta el trabajo que realizaba para los golpistas.

D. Jerónimo, sin embargo, medró en buena medida bajo la tutela de las nuevas autoridades falangistas (era uno de ellos y los servicios se pagan) aunque para ello tuviera que desplazarse a Huelva. En 1944 le fue concedida la Medalla de la Vieja Guardia de Falange.

Miremos un momento en el Registro Histórico de ésa provincia y de las actividades industriales.






Industrial con acceso a la producción de aceite y fabricación de derivados. Pero además, también ocupaba su tiempo con otras actividades.

En 1947 entró a formar parte de la Directiva del Recreativo de Huelva como vocal. Dos años más tarde alcanzaría la presidencia que ostentó hasta 1954. Durante ése mandato, el Recreativo fue declarado oficialmente como Club Decano (título que ostentaba hasta entonces el Athletic de Bilbao).


Recordemos que por entonces regía la Federación Española de Fútbol, Sancho Dávila.



El 20 de diciembre de 1952, la Federación determina, decreta, que el Decano del fútbol español sería el Real Club Recreativo de Huelva.

Pues éste señor…



…sevillano, falangista y criminal, logró entregar el Decanato al Recreativo de Huelva.

En la presentación de “La idea”, Agustín Veguilla Alcántara, escribía:



Cuidaros.

Fuentes:

BNE, Biblioteca Nacional de España.

Fondo Antiguo de la Universidad de Sevilla.

Francisco Espinosa, La justicia de Queipo.

José María García Márquez, La víctimas de la represión militar en la provincia de Sevilla (1936-1963).

Hemeroteca de ABC.

BOE, Boletín Oficial del Estado.

Archivo personal.

miércoles, 27 de marzo de 2019

SELECTO AMBIGÚ: SEVILLA DE CINE.


Saludos.

Todos sabemos que nuestra ciudad ha sido, es y seguramente lo seguirá siendo, un escenario cinematográfico muy apetecible para productores y directores de cine de todo el mundo.

En Sevilla se han rodado escenas de cientos de películas, cortos y documentales desde la aparición del cinematógrafo…

[Las óperas ambientadas en nuestra ciudad, total o parcialmente, sobrepasan las 150 aunque ésta vertiente artística (la ópera tiene un público limitado) resulta menos llamativa, menos de “masas”]

…porque poseemos escenarios “naturales” incomparables. La herencia arquitectónica milenaria y multicultural, con su estética apasionante, la luz, el color, el sabor… hacen que seamos un destino codiciado para una larga lista de creadores de todo el mundo.

¿Cuándo comenzó ésa relación con el séptimo arte?

Pues hagamos un pequeño repaso a los orígenes, a los inicios porque prácticamente con el nacimiento de ése invento, allá en las postrimerías del siglo XIX, Sevilla y el cine anduvieron juntos.En diciembre de 1895, los Lumiere proyectaron la “Salida de los obreros de la fábrica de Lyon”, en la que se considera la primera aparición del novel formato de imágenes en movimiento.



Muy poco después, la probablemente primera película producida en Sevilla (cortometraje documental) fue la rodada por los inventores y creadores galos titulada  “Procesión en Sevilla y escenas de corridas de toros” en 1896.



(Nótese el detalle de la captura del “armao” fumando que se aprecia perfectamente en el corto de casi 12 minutos)

Y tan solo un año después, en 1897, los genios franceses escalan en Sevilla, en modo proyección, para gozo y disfrute de los sevillanos. Debe recordarse que algunos espectadores huyeron despavoridos cuando en viendo una toma de un tren aproximándose, pensaron que le se echaba encima literalmente.

Nueva actividad, nuevo negocio… necesitaron los permisos oportunos.



Y la prensa, en su casi olvidada vocación formadora, nos deleitaba con detalle de las “calidades” de aquella innovadora manera de recrearse.




Tenemos, por tanto, la preceptiva autorización gubernativa y la propaganda didáctica con lo que el reclamo terminaría creando fascinación perpetua.

La publicidad no se hizo esperar porque el evento prometía ser interesante:



Se creaban las expectativas necesarias para convocar a un público ávido por descubrir las “bondades” técnicas que se producían a finales del siglo XIX. El cine contribuyó no poco en fomentar ésa curiosidad.

Se acercaba el día y ya tenemos los detalles concretos.



Fíjense en los horarios y en la manera de llamar a los celuloides “fotografías animadas”. Y “En la calle de la Sierpes…”.

Posteriormente y durante muchos años, en ésa calle compartieron espacio los cines Llorens e Imperial. En el Llorens, en 1930, se proyectó “Sombras Blancas”, la primera película sonora exhibida en Sevilla.

El día siguiente nace la “crítica cinematográfica”, profesión que ha ido unida indefectiblemente al artefacto y que fue creciendo, cobrando valor (aunque en tantas ocasiones nos parezca deplorable) y que es casi obligatoria para los amantes del séptimo arte.



“El más perfecto de los que hemos visto en Sevilla”. Pues sí, había otros aunque de menor calidad técnica. La competencia en las salas nació a la par prácticamente.






En unos pocos años, el cine, la industria del ocio hasta entonces tan exclusivista, se hace popular y se extiende por la ciudad.

Pues vamos terminando en nuestro esfuerzo por establecer la llegada del Séptimo Arte a tierra hispalense.

Y un dato curioso para rematar.

Se ha considerado siempre que ésta película de 1927.…

…fue la primera que incorporó el sonido a la imágenes. Sin embargo, investigaciones posteriores confirman que la voz que se escuchó primeramente fue la de la valenciana Conchita Piquer en 1923.




Doña Concha, con 17 años.

Cuidaros.