Saludos.
Hemos vivido unos días especiales esta semana –y se adivinan otros igualmente gratos-, con la publicación de los dos artículos (I y II) sobre el Sevilla Foot Ball Club de 1890.
Con muchísimo menos que eso, algunos clubes españoles reclaman una antigüedad que se me antoja, cuando menos, dudosa. No es, sin embargo, asunto nuestro. Que reclamen todo lo que les parezca y que se les conceda.
Nosotros, a pesar de tener tantas evidencias –pruebas- a nuestro favor, vamos a seguir desgranando la Historia. Y a enseñarla.
Pero nosotros pondremos –estamos poniendo- los documentos originales, en tiempo real, encima de la mesa para que nadie pueda hurtarse el placer de leerlos por sí mismo. Luego, si nos place y les place a los lectores, haremos todas las deducciones, interpretaciones, valoraciones e hipótesis que queramos.
Siempre con los documentos en la mesa.
Son ya muchos años de soportar a un puñado de petimetres del tres al cuarto campar por sus respetos. Voces sin barreras, sin respeto, sin argumentos otros que el insulto perenne, la descalificación, el ataque per sé, el miedo, la envidia… la maldita envidia que obceca y ciega con demasiada frecuencia.
Hay un dicho popular que se asienta en la definición:
-Tragar quina: Aguantar, soportar o sufrir algo con disgusto y resignación.
Porque a la plaga de aventureros parlanchines, más preocupados por destruir al oponente que por edificar su propia historia, les llega la hora de la medicación.
Al Sr. que se esconde en éste portal, amparado en el anonimato que permite internet –¡iluso!- y bloqueando cualquier opción de participación –muy sugerente forma de hacer las cosas-, le corresponden dosis masivas porque su caso es grave y delicado. Además, deberá someterse a rehabilitación urgente, es decir, debe desmantelar el tinglado por el que se ha tomado tanto trabajo o, lo que es lo mismo, emborracharse de quina.
Éste otro, con nombre y apellidos y magníficos soportes mediáticos –que a buen seguro andarán buscando un hueco para meter sus cabezotas, además de evitar al interfecto como a la peste desde el lunes pasado-, doble dosis masiva. Dos litros y alka seltzer a destajo porque el estómago se le está quedando hecho un erial.
Y una nueva toma doble nocturna para evitar el suicidio cuando en su último libro, se arrasa a sí mismo y nos pone en bandeja todos los argumentos de justificación.
Sensacional. Gracias. Vd. mismo.
Otro energúmeno con mucho menos capacidad, más bestia, menos sibilino y a veces, patético, ha cerrado el cortijo por, asegura, mala salud. La quina la estás tomando aunque no te vaya a curar.
Y como no dudaste en rodearte de amigos como el de antes para reforzar tus increíbles tesis, deberás administrarte una toma extra de madrugada. Sobre las tres.
Hay más sitios dedicados a desmenuzar al Sevilla de 1890, paso a paso, detalle a detalle y prueba a prueba, serios, rigurosos, formales, cultivados… lamentables vocingleros que construyen sus discursos sobre deseos, hipótesis e interpretaciones particulares. Hay que reconocerles, no obstante, el inmenso trabajo que se han tomado. Pero hemos descubierto que lo mejor para el cansancio tras la ardua tarea de derribar al Grande, es una copa grande de quina. Muy grande. Una copa aunque sea de este brebaje.
Por supuesto, no puedo dejar escapar al simpático amigo que firma en éste blog, siempre amparado en los trabajos de otros, porque se atreve, impúdico, a largar unas conclusiones finales magníficas y que a buen seguro lo colmaron de satisfacción. Quizás algo parecido a un orgasmo. Y dicen que tras ésas expansiones virtuales –en cualquiera de los varios formatos posibles-, no hay nada mejor que un buen trinque de quina.
Que te aproveche.
Y habrá que esperar pacientemente para ver como desfacen el entuerto, amigo Sancho.
¿Cierre masivo de portales?
No habrá tal. Seguramente lo dejarán estar, que pase de fecha o que caduque antes de reconocer nada, de rectificar, de pedir perdón a sus congéneres –a los que han engañado vilmente - porque el orgullo solo puede ser rebajado a base de quina, reductor natural de amplio espectro.
A todos ellos: ¡salud!
Cuidaros.
2 comentarios:
Hermano si no te importa yo brindaré por ellos con un buén rioja,por lo del color rojo que nos viene bien pa la sangre,que pena que a ti el tinto te venga fatal para la cabeza,pero tengo aqui un barbadillo que ni te cuento para que brindemos los dos juntos,chim-chim.
Pues esto es lo que hay. Ya andan intentando atrasar el nacimiento de su club con argumentos de risa, retractándose de lo dicho anteriormente, que ahora vale.
De pena estos muchachos, de pena.
Un abrazo.
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