Saludos.
Una noche, en el Proud Mary, llegó Joanna cuando charlábamos los habituales. Se incorporó al grupo y en un momento determinado, nos propuso hacer una excursión a Los Altos de Chavón donde existe un centro denominado Ciudad de los Artistas.
Es un complejo con una historia curiosa -que prefiero que busquéis por vuestra cuenta- y construido con aires mediterráneos. Está cerca de La Romana, lugar de descanso de los muy ricos -caso Julio Iglesias-, con chalés que quitan el hipo, aeropuerto privado y varios extras más, solo para privilegiados clase extrema.
Al regreso de Chavón, entramos a tomar café en un hotel y curiosear. Solo pudimos acceder cuando los siete u ocho gorilas de la puerta me oyeron hablar con mi acento extranjero.
Fuimos los yankis, Joanna y yo y pasamos una agradable mañana visitando la ciudad que, para nuestra desgracia, estaba vacía de estudiantes porque eran vacaciones. Pero el sito mereció la pena y además, durante el trayecto, me mostraron algunas partes del río Chavón donde se rodaron las famosas imágenes selváticas de Apocalypse Now, de la misma forma que en Santo Domingo estuve en una calle que aparece en El Padrino, parte II, en una escena en que un guerrillero se inmola con una bomba ante la policía que trata de detenerlo.
Tras el café de La Romana, regresamos a la capital y tuvimos que tomar la autopista. Por cierto, nunca antes había visto una autopista a la que accedían los nativos desde infinidad de roturas en lo que debió ser una valla metálica.
Al llegar al control y como comenté anteriormente, había que echar un peso en una boca metálica que levantaba la barrera. Pero se dió la circunstancia de que ninguno de los cuatro llevávamos monedas sueltas, por lo que paré junto a la casetilla, alargué la mano con un billete de cinco, tomé el cambió sin mirarlo y metí la primera.
Entonces bajó la barrera y nos dió de lleno en el parabrisas.
Quedamos allí detenidos, desorientados, sin saber qué había pasado, con el cristal hecho añicos. De algún lugar apareció un policía y se metió en el coche, en el asiento del copiloto y empujando con el culo para que Joanna le hiciera sitio.
-¡Tire por ahí! -ordenó a voz en grito, señalando hacia adelante y a la derecha y mientras se levantaba la barrera.
Insistió dos o tres veces a pesar de que ya estábamos en marcha. A unos metros nos señaló una entrada entre setos y allí nos metimos. Detrás, ocultos, dos barracones prefabricados de tipo militar.
-¡Pare aquí y bajen!
Ya en tierra nos pidió la documentación y con los tres pasaportes y la tarjeta de Joanna, se metió en uno de los barracones. Al poco, salió acompañado de un militar muy alto, con galones, que traía los documentos en la mano y los examinaba.
-¿Qué pasó? -preguntó seco-, ¿No vieron la barrera?
Como yo era el conductor, me miraba a mí y yo tuve que responder, por supuesto.
-No lo entiendo. Pagué en la casetilla y la barrera se bajó cuando íbamos a pasar.
-¿Pagó en la casetilla? -preguntó extrañado.
-Pues sí. Por eso no entiendo porqué se bajó cuando pasaba.
El militar me miró muy serio, como sopesando si le estaba tomando el pelo. Luego aclaró:
-En la casetilla no cobran, solo dan cambio y debió echar la moneda.
Nos sentimos perdidos, nos miramos y supisimos lo peor. Sin embargo, me atreví a responder:
-Pues no lo entiendo. En España, nos cobran en la casetilla y nos levantan la barrera.
El yanki, echando una mano, apostilló:
-En Estados Unidos también.
El militar nos miró lentamente uno a uno. Volvió a examinar los pasaportes y tras unos larguísimos segundos de indecisión, nos los entregó con un "pueden marcharse" que nos pareció un vendaval de aire fresco.
Con el cristal roto, volvimos a la autopista y a Santo Domingo.
En mi próxima entrega, contaré de qué forma tuve que justificarme ante la empresa de alquiler de coches para que me lo cambiaran.
Continuará.
Cuidaros.
2 comentarios:
HERMANO te juro que estoy tan entusiasmado con esto que creo estar leyendo una novela policiaca o las tribulaciones de un chino en china,jamás pensé que estuvieras tan enriquecido de tantisimas experiencias de la vida,yo como bien sabes soy mas de andar por casa y estas cosas y el espiritu aventurero que tienes para mi son admirables,cuidate y recibe un abrazo de tu hermano manuel.
Ojú hermano, ya tardas con la sexta parte joé.
Venga coño no le des tanta tregua que me tienes en ascuas.
Un abrazo joío.
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