Saludos.
El pasado día 26 de septiembre, el Presidente del Gobierno (de viaje en New York), declaró:
“Permítanme que haga aquí en Nueva York un reconocimiento a la mayoría de españoles que no se manifiesta, que no sale en las portadas de la prensa y que no abre los telediarios"
También el pasado septiembre, el Juez Santiago Pedraz de la Audiencia Nacional y en el sumario que se instruye sobre los sucesos del 25S a las puertas del Congreso, solicitó: “identificar a los titulares que han ingresado dinero en dos cuentas corrientes vinculadas a la convocatoria del 25-S.”
La Delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, lanzó un globo sonda sobre la posibilidad de modificar (para hacerla más restrictiva, naturalmente), la Ley de Manifestación y Reunión por parecerle “demasiado permisiva y amplia”. Muy poco más tarde y a tenor de las reacciones, Interior lo desmiente y asegura que no piensa modificarla (tomen nota de otra negativa tajante).
Son solo tres casos, recientes, aunque podían haber sido decenas desde octubre de 2011. Y son sintomáticos.
Sintomáticos y significativos porque señalan con una nitidez pasmosa y extrañamente visible (o no tanto) los visos democráticos de muchos de los personajes en los que la ciudadanía ha delegado para gobernar. Siendo generoso porque podría haber dicho “todos” y hubiera fallado por escaso margen.
Uno de los muchos vicios que ha adquirido nuestra sociedad (seguramente obligados por una Constitución deficiente y el desarrollo legal posterior) desde que cambió el régimen político tras la muerte del dictador, ha sido una cierta idea de acomodación y delegar todos los asuntos públicos en manos de políticos, partidos y sindicatos.
La ausencia casi absoluta de otros canales sociales de participación o las enormes dificultades para poder articularlos, “obligan” a seguir ésos caminos necesariamente. Todo debe pasar por los “filtros” estructurales y ya sabemos el recorrido que pueden tener y que de hecho tienen.
Veamos algún ejemplo: ¿cuántos ciudadanos españoles saben el nombre de su representante de distrito en el Congreso? ¿Cuántos ciudadanos usan su derecho a interpelar a ése representante y esperar que sus cuestiones sean atendidas en dicho órgano? ¿De hacerlo, previo paso por los “filtros” que decía antes, qué esperanza le queda al ciudadano de ser escuchado?
¿Quién puede, cuántas veces y cómo acercarse al representante, en plena calle, y decirle que deben cambiar tal o cual ley porque es injusta o porque perjudica a las gentes? No exageren y no generalicen, por favor.
¿Quién se encuentra a su representante por la calle?
Toda la gestión pública (incluidos los sindicatos del Ministerio Sindical Bicéfalo), se convirtieron, desde 1978, en un arcano difícil de desmadejar, de entender o de modificar. Complicado porque así constituidos son perfectamente manejables, controlables y cumplen a la perfección las formas de que se dotaron.
Las declaraciones que leíamos al principio de Rajoy o de Cifuentes, solo señalan que debajo de la aparente “democracia” de éstas gentes, de la fina capa de pintura que oculta el óxido real, del modelo participativo que dicen defender, subsiste, pervive y es ahora más potente que nunca (desde que obtuvieron la mayoría en las elecciones), de los vicios reaccionarios inherentes a una clase que durante cuarenta años disfrutó de todos los privilegios y que ahora, soportados por votos, vuelven a “ordenar” los asuntos a su antojo, a su visión social y a sus intereses.
¿Perdieron ésos privilegios alguna vez?
Solo es posible felicitar a los que se quedaron en casa y no participaron en las manifestaciones desde la más profunda y negativa percepción arcaica y retrógrada la sociedad.
Es la expresión máxima, encarnada en el máximo dirigente político del país, del totalitarismo genético que le invade la sangre, en mentes educadas en el absolutismo, en dictaduras y fascismos, solo posibles desde estratos sociales y económicos exclusivos, cerrados y desde generaciones.
Estratos, además, que no dudan en desmantelar un sistema educativo (con sus aciertos y errores y a través del mejor arma posible para ello: la financiación) porque no es tema que les afecte.
En desmantelar un sistema de protección sanitaria universal (con sus aciertos y errores), porque no es tema que les afecte.
En desmantelar todo el proceso universitario e investigativo… porque no es tema que les afecte.
En destruir décadas de conquistas laborales y sociales (nadie regaló nada nunca y todo hubo que lucharlo), porque es tema que les afecta… en su versión empresarial inherente.
No pueden soportar que millones de españoles de todas las clases posean estudios superiores porque eso los iguala a ellos mismos; que millones de españoles acudan a los hospitales para que cuiden de sus enfermedades bien y pronto (aunque no siempre se cumpla y a veces mal o muy mal) o que millones de españoles salgan a la calle a decirles que las riquezas que acumulan deben ser compartidas porque o vamos todos o no va nadie.
No pueden soportar que los ciudadanos tengan derecho a decirles en la cara que son lo que son. No lo admiten y aunque se escuden en los votos (no sin cierta razón), sus formas y sus fondos les delatan. Y agreden inmisericordes con las “armas” legales que ahora controlan.
Y engañan a muy pocos.
Solo a los que por desconocimiento (grave), por rechazo o por incompetencia los pusieron ahí.
Y éstos dan para mayorías absolutas.
Cuidaros.
3 comentarios:
Gran articulo hermano,tengo en mente hacer algo sobre este tema en breve,espero estar a la altura,un abrazo y a ver si me coje mañana la cosa un poco con mas inspiración que hoy,si sigues escribiendo así a parte de hermano voy a empezar a llamarte profesor igual que a Marcu,no os imaginais cuanto estais enseñando entre todos a este bruto pelao,lástima de haber tenido que dejar los estudios tan pronto,las cisrcunstancias de mi casa no me permitieron seguir en el instituto,pero nunca es tarde para al menos sentir la necesidad de seguir aprendiendo de personas como tú y como un montón de artistas que estais hechos los que por aqui rulais.
Otro abrazo hermano.
Primero, un pequeño matiz: eso de que poseer estudios superiores nos iguala a los políticos es demasiado benévolo. Esa es la razón por la que en muchos casos les superamos, ya que no todos los políticos (ni mucho menos)tienen dicho nivel de estudios.
Por otro lado, si utilizamos el argumento de Rajoy para, por ejemplo, las manifestaciones contra ETA o con las asistencias a los mítines políticos, debería saludar también a los que no están en contra de los terroristas o a los que no les aplauden en sus intervenciones, ya que la inmensa mayoría de los ciudadanos no van a dichos eventos. (45 millones de habitantes contra 1 millón de manifestantes, por decir una cifra)
Y acabo con una pregunta que me hago a mi mismo muchas veces. ¿De verdad crees que los políticos viven de espaldas a la realidad, o por el contrario puede que la conozcan perfectamente y la manipulen en su beneficio?
Probablemente sea más esto último y que la democracia no es más que una bella palabra y una ingenua ilusión.
Un abrazo.
Saludos.
Papi, querido, vas a lograr ponerme colorao... otra vez.
Y soy aprendiz de todo y maestro de nada, no lo olvides. Como mucho, te puedo enseñar... el carné de identidad para que veas que soy yo.
D. Ravesen, quizás me expliqué mal: los estudios superiores nos igualan a los políticos que sí los tienen, de las derechas por supuesto, porque se supone que los de abajo no estamos capacitados para desarrollar intelectos como los suyos. Es genética o pureza de sangre, que dirán ellos.
Lo de las manifestaciones, como todos ellos, son buenas si nos apoyan y malas o perversas al revés. Ahí no hay distinción de colores.
Los políticos, ciertamente, fabrican la realidad y, desgraciadamente, convencen a mucha gente. Por eso manejan a su antojo a la mayoría.
Un día, alguien, debería abrir un debate para definir "democracia". Nos llevaríamos muchas sopresas.
Estimada Anónima, como debes saber, no publico comentarios sin firma... pero sí publico mis respuestas porque éste es MI blog.
¿Fanático? Rotunda y categóricamente cierto. No te quepa la menor duda. Sobre todo contra las clases de ladrones que llevan siglos viviendo a costa de los ciudadanos.
Y tu también te confundes: manifestarse, en cualquier democracia, debería ser un sano ejercicio de libertad aunque sea a favor de la vida de los jaramagos.
¿No lo entiendes?
El recurso de la herencia, querida, no es tuyo y ya apesta.
Tu ideología no te la crees ni tú porque puestos a ser idílicos... me ganas por goleada.
De todas formas, te agradezco tus elogios y tu fidelidad.
Nos conocemos ¿verdad?
Gracias.
Cuidaros.
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