Saludos.
Vuelta a casa, vuelta a mis otras pasiones tras unos días de descanso lejos del terruño, por esos mundos del mundo.
Vuelta con un partido de cinco saltos y un apagón.
Se va D. Freddy.
D. Freddy, señor.
Se marcha uno de los más grandes seres humanos que yo haya podido conocer aunque fuera en la distancia. Me he cruzado muchas veces con él en el Estadio y quizás apabullado por su grandeza, nunca me atreví a pedirle un estrechón de mano, nunca me acerqué para solicitarle esa foto (seguro que no se hubiera negado a regalarme) para guardarla entre mis recuerdos más queridos.
Símbolo y bandera del mejor Sevilla de todos los tiempos, la grandeza de éste Señor traspasa los estadios, los partidos, los marcadores y los corazones. Nos traspasa a todos.
Francés de profundas raíces en Mali, de raza negra, musulmán… Grande en Sevilla.
Me río de tanto estrecho, de las fronteras, de los colores, de las pieles, de los talibanes de todas las religiones porque para ser Persona sobran las etiquetas, sobran las rayitas en los mapas, sobran las xenofobias y todas las epidermis.
Solo el color de los corazones.
¿Gracias, D. Freddy? ¿Tú nos das las gracias a nosotros?
Nunca podremos, sílfide africano, agradecerte tantos momentos de belleza inigualable, de pasión, de Gloria.
Adiós, amigo. Toda la suerte, todas las suertes porque ayer, en cámara lenta, cantamos tu último gol en Nervión defendiendo el Escudo y, otra vez, nos rendimos a tu grandeza, a tu honradez y a tu corazón.
Gracias, D. Freddy.
Cuidaros.
2 comentarios:
Mejor no se le puede dar las gracias a este gran jugador y mejor persona. Fíjate si es humilde, que salió solo con la palabra GRACIAS, y que mas se puede decir, pues que nos ha dado los siete mejores años, de su vida deportiva.
Saludos.
Pues si, D. Pepeele. Todos los sevillistas, en un clamor sin precedente, rendimos homenaje a esta gran persona.
Y gigante jugador.
Nunca podremos agradecerle tanto a una persona.
Cuídate.
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