Saludos.
Viernes, diez cuarenta y tantos de la noche. En un momento de relax, tras la cena, hago el zapping de rigor (la tele, en general, es nauseabunda y en particular –poned el nombre que queráis- asquerosa) y termino, como casi siempre, echando un vistazo a la nuestra (no se equivoquen), a la del Sevilla F.C.
Y justo entonces, comienza un video de promoción/despedida de Kanouté.
De fondo y del Nessun Dorma (“nadie duerma”) de Puccini, el “Vincerò” de Pavarotti.
Por favor, tómense esos 3.45 minutos, escuchen con todos sus sentidos y aunque entienda y comprenda que esto puede no gustarle a alguien, disfruten, si pueden, de uno de los momentos más sublimes de la música, MUSICA, de todos los tiempos.
Porque debo aplaudir a quien lo haya montado y aplaudo su buen gusto y su delicadeza. Me inclino ante la sensibilidad.
Y lo hago con un profundo y perverso mal humor (aunque haya gozado como nadie viéndolo), con la rabia incontenible de la revelación ante el destino, ante lo inevitable, ante el final de los sueños, de los ciclos que se cumplen inexorablemente, de la tragedia de la levedad y la frugalidad del presente… porque uno es viejo cuando tiene más historia detrás que delante.
Me rindo.
Hoy me revelo contra todo y contra todos porque las injusticias del tiempo (el mío y el de los demás), me recuerdan cada día, cada momento, lo frágil, lo intangible, lo efímero de la existencia.
Yo he visto jugar a Kanouté.
Yo me he emocionado con su belleza grácil, con su gentileza, con su aparente parsimonia, con su navegación con buena brisa por el mar de césped…
Yo he visto jugar a Kanouté.
Y lo diré cuantas veces sea necesario, mientras tenga vida, mientas tenga memoria: Yo he visto jugar a Kanouté.
Yo he sido testigo de algo muy grande y debo, por tanto, dar gracias a quien sea, en la forma que sea y como cualquiera desee, por haberme permitido estar aquí, en Sevilla y en el Sevilla, mirando a ése gigante.
Gracias, Jesús-Creations, por colgar cosas como ésta y que me permito enlazar:
Yo, que no miro mucha televisión, hoy, esta noche, me he quedado “colgado”, literalmente, de un pequeño vídeo, apenas unos minutos, fabricado en la tele del Sevilla porque, insisto, pocas veces he podido ver imágenes y música tan bien escogidas.
Me habéis tocado, amigos de la televisión del Sevilla.
Porque, amigos, el Vincerò de Puccini es, sobre todo, el Vincerò de nuestros corazones.
Gracias, Freddy. Otra vez y siempre.
Gracias.
2 comentarios:
Leerle de nuevo y...con VINCERÓ y KANOUTÉ...
Cordialidad para Vd.
Saludos.
Gracias, D. Marcu. Mi tiempo anda muy comprimido.
Cuìdate.
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