miércoles, 30 de mayo de 2012

OPIONONES

 

Saludos.

Hoy, festivo en Sevilla, me tomo un respiro, dejo de  perder pestañas en periódicos viejos y permito que otro hable por mí. Y cuando digo otro, pretensiosamente, elijo a uno de los que por su nivel intelectual siempre me enseñan, me surten, me, llegado el caso, cultivan en la aridez de mi mente.

Hoy elijo a un tipo que dijo…

“…yo no soy más que un mendigo de buen fútbol. Voy por el mundo sombrero en mano, y en los estadios suplico: “Una linda jugadita, por el amor de Dios”. Y cuando el buen fútbol ocurre, agradezco el milagro sin que me importe un rábano cuál es el club o el país que me lo ofrece.”

GALEANO

…y le robo una colaboración imposible.

Eduardo Galeano, uruguayo, escritor, sospechoso de izquierdismo y futbolero. Mente lúcida y pluma ágil, profunda, certera.

Dice, en su libro “El fútbol a Sol y Sombra”  (Ediciones P/L@) que:

«Todos los uruguayos nacemos gritando gol y por eso hay tanto ruido en las maternidades, hay un estrépito tremendo. Yo quise ser jugador de fútbol como todos los niños uruguayos. Jugaba de ocho y me fue muy mal porque siempre fui un .pata dura. terrible. La pelota y yo nunca pudimos entendernos, fue un caso de amor no correspondido.También era un desastre en otro sentido: cuando los rivales hacían una linda jugada yo iba y los felicitaba, lo cual es un pecado imperdonable para las reglas del fútbol moderno.»

Aquí, en Sevilla, nacemos blanco y rojo o blanco y verde. Tenemos ésa suerte porque hay ciudades por el mundo cuyos habitantes, desgraciados ellos, solo pueden ser un de un equipo y se pasan la vida de acuerdo con los amigos, sin guasa, sin puyitas… Triste.

Sentipensar el fútbol. ¿Sentipensar? Nuevo verbo. En una charla reciente ofrecida en Bilbao bajo la denominación: Ciclo de encuentros y conferencias Thinking Football, organizado por la Fundación Athletic Club, se ha cerrado el lunes 28 de mayo con una charla-encuentro con  Eduardo Galeano, titulada “Sentipensar el fútbol”, en la Sala BBK., Galeano lee algunos pasajes de su libro y descubre el origen de la palabreja. Ved esto.

Fantásticas iniciativa de Los Leones.

THINKING FOOTBALL

Galeano también escribe esto:

“¿El opio de los pueblos?.

¿En qué se parece el fútbol a Dios?. En la devoción que le tienen muchos creyentes y en la desconfianza que de él tienen muchos intelectuales.

En 1880, en Londres, Rudyard Kipling se burló del fútbol y de «las almas pequeñas que pueden ser saciadas por los embarrados idiotas que lo juegan». Un siglo después, en Buenos Aires, Jorge Luis Borges fue más que sutil: dictó una conferencias sobre el tema de la inmortalidad el mismo día, y a la misma hora, en la selección argentina estaba disputando su primer partido en el Mundial del 78.

El desprecio de muchos intelectuales conservadores se funda en la en la certeza de que la idolatría de la pelota es la superstición que el pueblo merece. Poseída por el fútbol, la plebe piensa con los pies, que es lo suyo, y en ese goce subalterno se realiza. El instinto animal se impone a la razón humana, la ignorancia aplasta a la Cultura, y así la chusma tiene lo que quiere.

En cambio, muchos intelectuales de izquierda descalifican al fútbol porque castra a las masas y desvía su energía revolucionaria. Pan y circo, circo sin pan: hipnotizados por la pelota, que ejerce una perversa fascinación, los obreros atrofian su conciencia y se dejan llevar como un rebaño por sus enemigos de clase.

Cuando el fútbol dejó de ser cosas de ingleses y de ricos, en el Río de la Plata nacieron los primeros clubes populares, organizados en los talleres de los ferrocarriles y en los astilleros de los puertos. En aquel entonces, algunos dirigentes anarquistas y socialistas denunciaron esta maquinación de la burguesía destinada a evitar las huelgas y enmascarar las contradicciones sociales.

La difusión del fútbol en el mundo era el resultado de una maniobra imperialista para mantener en la edad infantil a los pueblos oprimidos.

Sin embargo, el club Argentinos Juniors nació llamándose Mártires de Chicago, en homenaje a los obreros anarquistas ahorcados un primero de mayo, y fue un primero de mayo el día elegido para dar nacimiento al club Chacarita, bautizado en una biblioteca anarquista de Buenos Aires. En aquellos primeros años del siglo, no faltaron intelectuales de izquierda que celebraron al fútbol en lugar de repudiarlo como anestesia de la conciencia.

Entre ellos, el marxista italiano Antonio Gramsci, que elogió «este reino de la lealtad humana ejercida al aire libre».”

Se me ocurre que entre la religión y el fútbol, mas lo que cada cual se agenciare en su propio detrimento, el catálogo de drogas es rico y variado para tanto consumidor.

Si además consideramos que cuando los de derechas y los de izquierdas se ponen de acuerdo en algo, cabalgamos.

Seguiremos, por tanto, yendo al fútbol porque nos salvan tipos como Galeano o como Benedetti:

“Desde la tribuna es tan disfrutable el racimo humano de los vencedores como el drama particular de cada vencido. Por supuesto, ciertos avispados espectadores siempre saben cómo hacer la jugada maestra y no acaban de explicarse, y sobre todo de explicarlo a sus vecinos, por qué este o aquel jugador no logra hacerla. Y cuando el árbitro sanciona el penal, el espectador avispado también intuye hacia qué lado irá el tiro, y un segundo después, cuando el balón brinca ya en las redes, no alcanza a comprender cómo el golero no lo supo.

O acaso sí lo supo y con toda deliberación se arrojó al otro palo, en un alarde de masoquismo o venalidad o estupidez congénita. Desde la tribuna es tan fácil. Se conoce la historia y la prehistoria.

O sea que se poseen elementos suficientes como para comparar la inexpugnable eficacia de aquel zaguero olímpico con la torpeza del patadura actual, que no acierta nunca y es esquivado una y mil veces. Recuerdo borroso de una época en que había un centre-half y un centre-forward, cada uno bien plantado en su comarca propia y capaz de distribuir el juego en serio y no jugando a jugar, como ahora, ¿no?

El espectador veterano sabe que cuando el fútbol se convirtió en balompié y la ball en pelota y el dribbling en finta y el centre-half en volante y el centre-forward en alma en pena, todo se vino abajo y ésa es la explicación de que muchos lleven al estadio sus radios a transistores, ya que al menos quienes relatan el partido ponen un poco de emoción en las estupendas jugadas que imaginan. Bueno, para eso les pagan, ¿verdad?

Para imaginar estupendas jugadas y está bien. Por eso, cuando alguien ha hecho un gol y después de los abrazos y pirámides humanas el juego se reanuda, el locutor idóneo sigue colgado de la “o” de su gooooooool, que en realidad es una jugada suya, subjetiva, personal, y no exactamente del delantero que se limitó a empujar con la frente un centro que, entre todas las otras, eligió su cabeza. Y cuando el locutor idóneo llega por fin al desenlace de la “ele” final de su gooooooool privado, ya el árbitro ha señalado un orsai que favorece, ¿por qué no?, al locatario.”

“Una linda jugadita, por el amor de dios”.

Cuidaros.

P.D. Gracias, D. Tántalo.

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