Saludos.
Viene de lejos el debate y lo seguirá estando mal que nos pese. Debate, por cierto, ficticio, inventado y puede que pernicioso.
Me refiero a la falsa polémica entre resultados y juego, entre los que se supone que prefieren el buen juego sin importar los resultados y los que esperan ganar siempre, del modo que sea.
No hay tal. No lo hay. Es mentira. Es falso.
Insistir en que tenemos razón porque pensemos de aquella manera es sintomático y poco recomendable.
Yo he escrito muchas veces (puede, incluso, que alguien me haya leído), que el fútbol es un espectáculo maravilloso para el que mira, para el espectador. Un deporte con una estética apasionante que mueve, en todo el mundo, a millones de personas que no dudan, partido tras partido, en acudir al estadio, verlo en televisión o escucharlo en la radio.
Y en general, podemos seguir un encuentro de cualesquiera dos equipos si suponemos que será un partido emocionante, con morbo, con credenciales de buen juego.
Si todo ello lo aplicamos al Equipo de nuestros corazones, la dicha se dispara hasta límites insospechados porque nos despierta pasiones íntimas: los nuestros ganando y haciéndolo con un juego brillante.
Un juego brillante, por ejemplo, como el que hicimos en aquel bienio mágico de no hace tanto tiempo y que la fragilidad de la memoria parece habernos hecho olvidar.
Porque el Sevilla F.C., durante dos años, hizo el mejor juego del mundo, el más brillante, el más sobresaliente… y ganó títulos. Muchos. Nacionales e internacionales hasta el punto de ser proclamado, durante dos temporadas consecutivas, como el mejor equipo del mundo.
El mejor Equipo del mundo jugaba de maravilla. Y ganaba.
También he tratado muchas veces de transmitir la idea de que jugando bien las posibilidades de ganar aumentan, es más factible dominar, hacer goles y llevarse el triunfo, los títulos y las copas.
Es más factible y es la forma de compensar al espectador: jugando bien, ganando y brindando los triunfos a los que pagan por mirar.
Me juego lo que queráis a que no hay un solo sevillista en el mundo que no desee ver al Sevilla ganar. Ni uno. Pero si les preguntamos, invariablemente dirán: “aunque sea de penalty injusto y en el último minuto”.
El lenguaje se estructura por oposición: lo que decimos blanco es porque no es negro; lo que calificamos como grande es porque no es pequeño, si señalamos a un lado es porque no lo hacemos al otro…
Cuando decimos “aunque sea de penalty…”, es la oposición, la última de las opciones a “jugando de maravilla y ganando”. Es la última posibilidad porque antes habremos deseado justo lo contrario y tendríamos que conformarnos con ganar de la forma que sea.
Pero siempre habremos deseado jugar bien, ser brillantes y ganar. Luego, lo otro.
Y como la polémica entre seguidores es falsa, podemos forzar a quien sea y al final, quiera o no, preferirá ver un magnífico partido del Sevilla y un 4 a 0 para los nuestros. Solo si no hay más remedio, desearemos lo otro. Solo si no hay más remedio.
Si nos preguntan a los que gustamos del espectáculo fútbol, igualmente, terminaremos admitiendo que sea de la forma que sea. Nuestro Equipo debe ganar siempre.
Y ahora busquemos la polémica donde no hay.
Escarbemos para encontrar… nada.
La única diferencia y que parece molestar a alguien, es que algunos digamos que nos gusta que el Sevilla juegue Bien.
Son los que no admiten que puedan existir otros deseos, otras aspiraciones y distintas forma de ver, animar y alentar al Equipo. Son los que piensan que si no dices “ganar como sea”, eres menos sevillista. Incluso enemigo a pesar de sentir los mismos colores.
Pensamientos rayanos en un totalitarismo peligroso y que no obstante, cada cual es muy libre de ejercer y practicar.
Es, además y por si no fuese suficiente, un insulto.
Situados en lo alto de un ego desproporcionado, solo transmiten la idea de que “o piensas como yo o no eres sevillista”. Ronda la estupidez si no cae en ella directamente.
Y a ver si lo dejamos claro de una vez por todas: Yo espero que el Sevilla juegue bien, de maravilla, gane y nos traiga títulos.
Y lo digo.
Y no me cansaré de decirlo.
Al final, si no hay otro remedio, de penalty injusto en el último minuto.
Ayer, frente al Oporto, jugamos bien y perdimos. La diferencia es que perdimos como cuando jugamos mal, como tantos partidos este año. Solo nos llevamos minutos de buen juego. Los espectadores disfrutamos mucho tiempo del espectáculo aunque se estropeara al final.
Queríamos ganar. Lo deseábamos.
Lo seguiremos desando aunque llevemos tres años sin jugar bien y solo una copa porque ya no jugamos bien y ni siquiera nos pitan penalties a favor en el minuto noventa.
Cuidaros.
2 comentarios:
JM, es que es normal, yo quiero que mi equpo gane y ademas juegue de lujo, gracias a Dios lo hemos podido ver no hace mucho.Ahora hay que empezar de nuevo, to se andara.
un saludo, debes de escribir mas por el bien de toda la blogosfera
Saludos.
D. Arrucita... no estoy yo tan seguro de éso último que dice. De todas formas, gracias.
Cuídate.
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