Capítulo II
La princesa estaba tan plagada de sí misma, de su belleza, de su inteligencia y de su amor a Sevful que para ella hubiera resultado imposible entender las necesidades de los demás.
En Palangania había muchas capillas dedicadas al dios Sevful y Xcutiva no dudaba en acudir, varias veces al día, a algunas de ellas.
Pero acudiera a la que acudiera, los compinches de McMarracho estaban atentos a sus discursos.
Como era la princesa, todos la escuchaban con cierto respeto. Pero cuando insistía siempre en quejarse de las maniobras del malvado McMarracho, llegó un momento que ya nadie la escuchaba.
Además, el vil McMarracho tenía ciertas alianzas con otros malhechores.
Estaban, por ejemplo, Lunisia, una experta leedora de mentes. Ser tranquilo y amable, era capaz de penetrar en los confines de los cerebros y decubrir los proyectos más arteras de sus enemigos.
También se mostraba por las capillas un tal Argus y sus 954 compinches. Argus había sido declarado enemigo por Xcutiva, por lo que era blanco de sus dardos. Por eso, cuando coincidían en alguna capillas, toda la hueste de Argus, con su jefe a la cabeza, se lanzaba en tromba contra ella haciéndola retroceder y correr a refugiarse en su castillo de Glog.
Otros perversos energúmenos era Chevos que aunque vivía lejos de Palangania, tenía ciertos poderes y sus conjuros llegaban hasta la princesa.
Y el Hechicero. Ser maligno y pendenciero aunque elegía luchar siempre cuando las condiciones les eran favorables. Aún así, enemigo declarado de Xcutiva.
Todos ellos provocaban aún mayores ansias de venganza contra McMarracho, al que ella consideraba manipulador de todos los bajos fondos de Palangania, porque entrara en la capilla que entrara, alguno de los sicarios de McMarracho estaba siempre dispuesto a malmeter contra la princesa.
Tantas situaciones contrarias llegaron a producirle manías y tics que procuraba ocultar tomando grandes dosis de brebaje de Champcroix, un tónico muy usado en Palagania que, trasegado con desmesura, volvía a los palanganios seres estúpidos e idiotizados.
Cuando llegaba a ésa situación, sus lacayos la temían.
En un momento en que había tomado abundante Champcroix, decidió desafiar a McMarracho ante la Gran Corte.
La Gran Corte era una especie de Tribunal donde se dirimían las cuestiones diarias de los ciudadanos de Palagania.
Como requisito previo, la Gran Corte exigía el nombramiento de un Campeón que defendiera a cada litigante.
Xcutiva llamó a Ppvis, uno de sus admiradores. Ppvis, antiguo guerrero, peinaba ya canas, pero aún así, aceptó defender a su dama sin saber que la princesa jamás lo aceptaría a su lado como príncipe consorte porque, como ya sabemos, ella estaba enamorada del Pachá de Cancerbaria.
Continuará.
Copirrai YO.
Todos los personajes y eventos que aparecen en el cuento, son ficticios y fruto de la imaginación del autor. Cualquier parecido con la realidad, es mera coincidencia.
1 comentario:
eres genial,ya estoy deseando ke llegue la proxima entrega,me chifla el cuento tela que sepas que te leo a diario y que te quiero tio,tu eso ya lo sabias.un abrazo mi hermano.
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