Saludos.
Nunca antes un post tuvo mejor denominación. Nunca un sentimiento tuvo un lugar volátil tan adecuado y desafiando lo físico.
Todos repetimos continuamente la letanía del sevillismo que nos une. A fuerza de reiterarlo, cual plegaria, nos hemos convertido en adeptos militantes de una emoción que nos imparten once personas, vestidas de calzón corto, que portan unos colores y un escudo que trascienden del campo de fútbol.
Es cuasi una religión.
Y no queremos cambiar porque creemos en ello. Tenemos fe.
Sin embargo, subyace algo que supera el interés común. Un sedimento sobre el que cuajan ésos sentimientos y sin el que no sería posible la conjunción: tiene que tratarse de buena gente.
Hay un torrente subterráneo, un río oculto de bondad, de bonhomía, de sencillez elemental sin los cuales nada se fundamenta.
Humanos, como somos, no estamos libres de tensiones porque nunca coincidiremos en diagnosticar lo bueno y lo malo del equipo. Tampoco en los tratamientos y en las soluciones.
También tenemos mala gente, energúmenos, como en cualquier otra actividad social, incapaces de discernir intelectualmente entre un goce artístico (un buen partido de fútbol) y una desmedida, imposible e incontrolable ansia de ganar siempre.
Debe ser así porque en la diversidad nos acercamos a la verdad.
Descubrimos también, maravillados, que ésa corriente oculta, ése río subterráneo que se lleva en la sangre, no es patrimonio exclusivo nuestro. Nos reconocemos en otros.
Durante un partido, miles de adeptos se concentran, religiosamente, en el Templo. Centenares de corazones latiendo al unísono, sintiendo las mismas alegrías y decepciones, coordinando los impulsos, explotando a la vez…
Y todos sabemos que ése de ahí, aquel de allá o el otro de acullá, está sintiendo lo mismo que tú, espera y sueña igual, teme o disfruta tanto como tú y no lo conoces, no sabes quién es. Pero concluyes que si está, es.
Hay comunión, ritual, oración, aceptación, redención…
Es nuestra religión.
Creemos en el Sevilla FC y lo adoramos.
Y somos sectarios.
Cuídense.
No hay comentarios:
Publicar un comentario