viernes, 9 de enero de 2009

POLITICAS





Saludos.

Llevo algún tiempo leyendo comentarios sobre la oportunidad de que aparezcan símbolos políticos o ideológicos en el Estadio. También del uso que está haciendo el Club de la bandera española.

Como ciudadanos, tenemos todo el derecho a sentirnos próximos a una ideología y hacer gala de ella. Podemos sentirnos de centro, extremo a un lado o al otro. O no sentirnos en ningún lugar.

De igual forma, en nuestras vidas diarias, nuestros trabajos y nuestras familias, tenemos opiniones para todos aquellos temas que nos afectan.

La política también.

Sin embargo, determinadas ideologías, que propugnan cualquier tipo de violencia, del tipo que sea, además de ser ilegales, son rechazables y repugnantes desde cualquier óptica humanística y sobre todo, desde la más elemental concepción intelectual del ser humano.

Pero ése derecho que decía a pensar como cada cual entienda, no debería mezclarse con el fútbol. Y digo esto sabiendo que en un estadio, entre miles de aficionados, habrá, sin duda, un abanico de posibilidades infinita.

Encontraremos de todo y entre todos, un solo motivo: el Sevilla.

Yo, que no me siento representado por ninguna bandera, no me imagino portando, por ejemplo, un estandarte negro y rojo con un escudo del Sevilla en el centro. No me veo. Y no me veo porque la concepción del mundo que yo tenga, para nada tiene que ver con que sienta pasión por mi equipo de fútbol.

Mi idea de sociedad es una cosa y mis deseos de ver al Sevilla ganar, otro.

No encuentro puntos de conexión entre ambos mundos.

De la misma forma, jamás se me ocurriría ir a una manifestación en favor de, digamos, el fín de la masacre en Palestina, portando una bandera del Sevilla. No me veo.

Si cuando se presentaron las equipaciones para la UEFA, me resultó un tanto graciosa, provocativa, la avalancha de banderas españolas y sabiendo como es Del Nido, llego a pensar que pensó "pa chulo, yo" y si otros equipos imitaron el primer gesto del Sevilla, ahora el Presidente dá un paso más y provoca a lo bestia.

Veremos qué hacen los demás el año que viene.

Pero lo anterior, que debería quedar como una anécdota, puede parecer que está yendo más lejos de lo esperado.

Desde la Presidencia del Club se está haciendo un uso abusivo e implacable de una enseña que nada tiene que ver con lo deportivo y si bien puedo conceder que llevemos una referencia al país de origen, no parece oportuno, adecuado y ni siquiera estético, sembrar de banderitas la equipación de nuestros colores.

El miércoles, Kanouté mostró una camiseta en solidaridad con Palestina y eso le costó una sanción y tendrá que abonar, además, una multa porque el Reglamento así lo exije.

Sin embargo, ése requisito no parece afectar a la banderita de España en las camisetas aún siendo un símbolo político. ¿Porqué?

Ocurre que en función de nuestras propias creencias, estos actos nos parecerán loables o los denigraremos; si la opción política mostrada coincide con la nuestra, nos resultará agradable ver el símbolo. Si es al contrario, no.

Por tanto, la Presidencia del Sevilla, en la persona del Sr. Del Nido (cuya trayectoria política es conocida), debería evitar mostrarse en ningún sentido porque, entre otras cosas, los aficionados y socios del Sevilla son tan diversos ideológicamente, como en cualquier otro colectivo social. Y el Club, como entidad deportiva, más aún.

Ni somos de izquierdas, ni de derechas ni de centro... en el Estadio. Allí somos SEVILLISTAS. Y el Sevilla posee sus propios símbolos, sus colores y su escudo.

Y la Presidencia, por encima de todo eso, debería ser la primera interesada en mantenerse neutral.

Yo ni siquiera reivindico la bandera andaluza y no lo hago porque, aún sin creer en los nacionalismos (grandes o chicos), tampoco estimo que deba tener presencia en los colores de un club de fútbol.

O, llegado el caso, mostrar todas las opciones posibles: banderas rojas, de España, negras, arco iris...

Parece que una serie de éxitos deportivos y económicos puede hacer llegar a pensar a alguno que está en posesión de la razón suprema. Incluídas las opciones políticas particulares.

Cuidaros.

No hay comentarios: