ADIOS CHAVAL, GRACIAS

 

Saludos.

Llegaste siendo un crío y te vas aún muy joven, con toda una vida por delante para crecer y triunfar, para construirte un mejor futuro.

Por fin levantas la cabeza y vuelas a tierras de fados, bacalao y vinho verde, dejando atrás un montón de amigos, de admiradores y algún detractor (que de todo hay).

Llevas en tu bagaje un puñado de títulos, de grandeza, de colocar ladrillos importantes en el muro de la Historia del Sevilla, de estar en los momentos más brillantes…

Gracias.

Y te vas con lágrimas, con discreción (como ha sido siempre), sin reproches porque sabes que éste barco navega así, a golpes de viento y de timón, para dejar un listón muy alto a los que te sustituyan.

Decían que nunca levantabas la cabeza sin saber que no era necesario, que sabías perfectamente que Kanouté estaba allí, esperando ése pase, ése centro para convertirlo en oro de gol. Y lo hacías de maravilla aunque tuvieras, como todos, años mejores y otros menos buenos, aunque fueras titular indiscutible y suplente, siempre entregado, siempre con buena cara…

Gracias.

Te vas, sin dudas, con las piernas más breadas de la Liga BBVA. Tu error fue no haber estudiado un poco de arte dramático para que los de los pitos creyeran lo que era evidente: que te pegaban de mala manera y como a nadie. Y ¿sabes?, es un  síntoma magnífico que haya que pararte a golpes, a patadas, porque significa que te vas con el balón y dejas atrás a todo lateral derecho que te coloquen delante. Eso solo le ocurre a los grandes.

Así pues, Diego, te deseo que te vaya bonito, que logres todos tus sueños futboleros y que no olvides, como estoy seguro que no harás, que aquí en Sevilla, en el Sevilla, queda un lugar perpetuo para ti en nuestros corazones.

Suerte, chaval.

Cuidaros.