viernes, 13 de mayo de 2011

COMPETIR, COMPETIR, COMPETIR…

 

Saludos.

Hoy, día triste (y van…), nos enfrentamos a otra jornada de desilusión, de penumbras y de desconsuelo.

Hoy, de nuevo, nos fallan las fuerzas y quisiéramos perdernos en el anonimato más difuso, nos duele hasta lo indoloro y nos acucia la necesidad, la de ganar, la de competir, honradamente, cuando menos. Honradamente.

Las cábalas deberían ser: Jugar la Champions es lo máximo; en la Europa League, un sucedáneo amargoso; sin ninguna de las dos, un fracaso de grandes proporciones.

Esas son las cábalas desde la grada. La pregunta es: ¿se hacen las mismas los jugadores y los técnicos?

Visto lo visto no lo parece. Para nada.

No entiendo a ésos “profesionales”. Y no los entiendo porque las mismas cábalas que digo, solo que a nivel personal, deberían ser: me dejo la piel en el campo; logramos poner al Equipo en el mejor puesto posible (Champions); ganamos más, mucho más; mi caché aumenta; en caso de traspaso, mi precio se dispara porque habrá muchos más posibles compradores y más ricos pujando (en Champions se te ve en medio mundo en HD y pantalla grande); de no seguir aquí (porque otro llega y me dobla el salario) me marcho por la puerta grande y queda, además, abierta para un posible futuro…

Si no sucede, ni gano mas, ni me traspasan en mejores condiciones y hasta es posible que haya que renegociar mi contrato… a la baja porque el Club, sin competición europea y sin los ingresos de televisión, no puede pagar lo mismo.

Es, si no sientes los colores como podamos sentirlos los sevillistas (porque solo llevas meses o años por esta tierra o porque el resto de tu vida no está a la vera del Guadalquivir), una cuestión de egoísmo personal, profesional y pensando en tu familia.

Mi amigo Carlos Romero publica un magnífico artículo en su Palangana Mecánica que refleja perfectamente el estado de ánimo que nos embarga. Coincido con él y ratifico la idea de que jugando mal lo normal es perder (aunque a veces ocurra lo contrario); jugando bien, por contra, lo habitual es ganar aunque, igualmente, el otro juegue aún mejor y te venza.

Es una regla tan sencilla como elemental y sería bueno que llegáramos a comprenderla cuanto antes. Desde todos los estamentos; desde todas las tribunas.

Pero en ambos casos, si no se sale a COMPETIR, la batalla está perdida definitivamente y desde el primer minuto.

¿Motivación? Ése es el papel del entrenador. En un altísimo porcentaje, el trabajo del primer técnico es motivar a sus jugadores, inculcarles el ánimo de salir a ganar y organizarlos para que todo ruede adecuadamente. Trabajo psicológico donde los haya.

¡Pisálo!

Se supone que en llegando al primer equipo, a la división más alta, los profesionales de balón ya deben haber aprendido todos los fundamentos de éste deporte, que saben cómo hay que moverse, pegarle al balón, driblar a un contrario… Deberían saberlo.

Se supone, también, que organizar a la tropa es apartado exclusivo de quien ostenta un carné que lo acredita como entrenador de todas las categorías; que lo ha ganado estudiando y superando pruebas de conocimiento teórico y práctico; que cobra muy buenas cantidades para obtener el mejor rendimiento posible de la plantilla que se le entrega…

Y se supone que el entrenador del Sevilla llevaba años manifestando que su ilusión era entrenar… en Sevilla. ¿Al Sevilla? Igual nos equivocamos al interpretar sus deseos.

Yo, como Carlos Romero, jamás le he pitado a mi Equipo y no lo haré nunca. Yo soy tan Sevilla como cualquiera y no me veo pintándome a mí mismo (solo me rio de mí).

No quiero la zona gris. Otra vez no.

Si para ello le exijo a los profesionales que se dejen la piel, es porque sé con seguridad que pueden hacerlo, que están capacitados y que se les paga para ello adecuadamente.

Están, aunque sea solo por razones económicas, obligados a salir a COMPETIR.

Por lo menos eso.

Y no me cuenten milongas de malestar, vestuarios y malas relaciones. Ni lo piensen.

Salgan a COMPETIR, pandilla.

O váyanse a otros lares. Ya.

Cuidaros.

1 comentario:

EL PAPI MAGASE dijo...

Amén hermano,ojalá nos leyeran de vez en cuando,un abrazo.