lunes, 24 de mayo de 2010

LLEVANDOLO EN VOLANDAS

Saludos.

Estamos eufóricos. Punto.

Nos clasificamos para la Champions y ganamos el Campeonato de España al final de una año irregular, raro, denso, contradictorio y con más oscuros que claros.

No nos detuvo el azote de las lesiones, ni el bajo rendimiento de algunos, ni el cambio de entrenador. No nos frenaron los árbitros, ni la RFEF, ni Villar ni la crisis.

No nos pararon los hermanos almerienses ni el campeón UEFA.

Nada pudo.

Y las cuentas de la 2010/2011 volverán a cifras record.

Pero todo ello solo tiene una explicación posible: la Afición.

Conviene recordar que los técnicos del Sevilla, en todas sus áreas y funciones, son excelentes; conviene decir que Del Nido sabe organizar las cosas para que los responsables de cada apartado trabajen bien; conviene saber que la cantera, nuestra gloriosa cantera, cumple con creces su misión y que toda la gigantesca inversión en los chavales sirve, vale y rinde sobradamente y conviene mencionar que solo los medios del Club, los nuestros, cuentan nuestras cosas sin trampas.

Todo ello es necesario decirlo pero también que hay algo muchísimo más importante, algo que nadie tiene, algo que nos sitúa a la cabeza del mundo porque es única:

La Afición.

Yo no pude ir a Barcelona, ni a Glasgow, ni a Eindhoven…

Yo asisto a los partidos del Sevilla, a las finales y a la consecución de títulos –de los títulos de la época más brillante en la Historia del Sevilla y que tengo la suerte de estar viviendo-, en la tribuna de preferencia de mi sofá y desde ésa situación tan poco privilegiada, veo a la Afición.

Y me emociona como no podéis imaginaros.

Miles y miles de hermanos blancos y rojos, de familiares de amigos, de vecinos, de compañeros empujando a mi Equipo. Recuerdo al chaval aquel que captaron con destreza las cámaras y vivía cada segundo con tanta pasión que dolía. Y su explosión de júbilo que fue el mío…

Aquel chaval era uno más de la Afición. Uno de tantos. Único entre miles de iguales.

Y cuando regresan y te cuentan los detalles, cuando les sonríes y les envidias porque han vivido la gloria, cuando les miras a los ojos y ves felicidad, plenitud y emoción, sabes que son la Afición. Y cuando los lees en sus blogs narrando las peripecias, no puedes reprimir el impulso de gritarles: ¡tú eres Afición!

La Afición.

Los Sevillistas.

Los Palanganas.

Una bandada en Barcelona de más de treinta y cinco mil que habéis mostrado a todas las demás que sois los más Grandes.

Gracias por estar ahí llevándolo en volandas.

Cuidaros.

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