Saludos.
En el programa de Radio Estilo de ayer miércoles, apenas iniciado, pedí la palabra para comenzar un debate que pensábamos iba a ser -y así fue-, "calentito".
Estábamos a muy pocas horas de la destitución de Manolo Jiménez y los ánimos, como no podía ser de otra forma, andaban dispersos. Era el tema estrella, sin duda, y se consumió en ello todo el tiempo disponible que, por cierto, hubo que acortar para que pudiésemos llegar a tiempo a Antepalco del Sánchez Pizjuan donde, como quizás sepáis, realizamos un programa, en la TV del Sevilla, sobre los 120 años del primer partido del Sevilla FootBall Club.
Los ánimos, decía, andaban alicaídos, resignados y aliviados en función de los anhelos y deseos de cada cual y yo me atreví a solicitar que tratáramos la noticia sin dramatismos.
Lo hacía porque es, desde mi punto de vista, la única y mejor manera de afrontar el hecho. Es, también, el condicionante necesario para esperar el futuro y sobre todo, dotarnos de un cierto pragmatismo que nos permita:
-Pensar que siempre y por encima de todos, está el Club.
-Que todos los nombres y cualquier nombre pasan y el Sevilla permanece.
Destituir a Manolo Jiménez es una decisión técnico/empresarial sin otro fin, sin otra relevancia que buscar mejoras de resultados, recuperar mercado futbolístico y elevar la calidad del producto Sevilla FC.
Dicho así puede parecer frio y duro, pero ello no le resta un ápice de certeza.
Ocurre que hacía mucho tiempo que no veíamos algo parecido en nuestro Equipo, que llevábamos varios años sin sobresaltos de banquillo y que en éste periodo, el Sevilla ha estado creciendo sin solución de continuidad y alcanzando metas y logros espectaculares que nos han permitido colocarnos, por derecho propio, entre el grupo de los mejores de Europa.
Ocurre, también, que se cambia al responsable cuando el Equipo está quinto en Liga, a dos puntos de Champions y con media Copa ganada. Eso puede parecer chocante porque estos cambios suelen venir asociados a descensos y no es el caso.
Y ocurre que el técnico Jiménez es un hombre de la casa, sevillista y meter el bisturí en carne propia duele mucho mas.
Pero deberíamos considerar que el Sevilla de 2010, el que maneja uno de los presupuestos más grandes de la Liga, no puede permitirse quedar fuera de los puestos que dan derecho a jugar Champions porque sería un desastre económico y deportivo.
El Sevilla, nuestro Club de las Pasiones, es también una Sociedad Anónima dentro de un mundo, para lo bueno y para lo malo, que precisa de fortísimas inversiones económicas y fuentes, también fortísimas, de ingresos y que a los que producen los abonados, marketing y televisión, son insustituibles los que proporcionan las competiciones europeas de la máxima categoría.
Por tanto, el Sevilla DEBE estar en Champions la próxima campaña.
Los resultados de los últimos partidos hacían complicado alcanzar esos objetivos porque estábamos viendo un Equipo disminuido y frágil, demasiado frágil. Un Equipo que transmitía escasa o nula ambición por la victoria, entrega y esfuerzo y lo "normal" en fútbol, cuando los resultados no acompañan, es cambiar al director del negocio. A veces no resulta, pero también es normal que suponga un revulsivo.
Es año complicado desde muchos aspectos: lesiones y lesiones sobre lesiones -segundo año de enfermería total y alguien debería revisar ésa cuestón-, copas africanas, campeonato del mundo, algún fichaje que no termina de justificar el desembolso, otros que no llegaron a realizarse... todo parece confabulado para ponernos zancadillas y aún así, dos de los tres objetivos aún están a nuestro alcance.
Pero el Sevilla del 2010, insisto, no le valen los quintos puestos y la Copa es un éxito relativo. El Sevilla de 2010 DEBE, repito, estar en Champions en 2011, sí o sí, y por tanto se impone tomar las decisiones que sean necesarias y por dolorosas que parezcan.
Manolo Jiménez ha cumplido bien los objetivos que se le exigieron las campañas pasadas y éste año, a pesar de que aún quedan diez jornadas para finalizar, el riesgo de quedar en puestos que no garanticen los ingresos previstos, se estaban haciendo patentes y había que frenar la caída.
No me detengo mucho en el "acoso" que ha sufrido desde su llegada porque considero que un profesional de élite debe saber vivir con eso, que es parte de su trabajo y que lo debe llevar en el salario -nada escaso, por cierto-. La tensión del cargo es inherente al mismo e, incluso, exigido; tampoco me cebaré en sus nefastas ruedas de prensa ni en su contínuo hurto de responsabilidades; ni haré el juego a los sectores que siguiendo directrices desde otras ciudades, han estado socavando su trabajo permanentemente porque -yo así lo vivo-, no permito que otros, sean los que sean, me dicten lo que debo pensar o no sobre el Sevilla, sobre nuestro entrenador o sobre cualquier otra cosa.
Entiendo que toda mi entrada está escrita desde ése pragmatismo que decía y que apenas he dejado espacio a la pasión, pero alimentar mi pasión pasa, inexcusablemente y aunque siga siendo palangana en cualquiera sea la situación, por que nuestro Equipo nos represente en la élite de la mejor manera posible y soportado por un Club sólido y solvente. Un Club con la fortaleza suficiente para desafiar a los gigantes que nos acechan y mostrarles que no están solos en la cúspide, que deben dejar espacio a los que llegamos y que deben ir acostumbrándose a compartir glorias.
Sea como sea, ¡Viva el Sevilla!
Cuidaros.
3 comentarios:
Enhorabuena, Sr. Ariza. Me enorgullece encontrar entre los míos aficionados de esta entereza y bonhomía en los momentos menos favorables. Caballeros sevillistas, sí señor. Ése debe ser nuestro norte siempre.
Saludos.
Ese pragmatismo me parece de lo más loable. Sin duda se necesita de gente que se tome las cosas así. Es la mejor manera de que se acierte en las decisiones.
Lo que pasa es que la afición al fútbol tiene demasiada carga de sentimientos. Si llevamos el pragmatismo al extremo, yo sería del Barça sin duda. Si me gusta el fútbol como deporte, me gusta el espectáculo de un equipo jugando como los ángeles, y me gusta ganar, pues la decisión al respecto es clara y diáfana.
No quiero tergiversar tu planteamiento. En absoluto. Pero sí que entiendo a las personas que se sienten dolidas por como se han desarrollado los acontecimientos.
Se ha hecho lo que se tenía que hacer, y es bueno que alguien venga a decirnos que nos dejemos de dramatismos y miremos hacia adelante. Pero eso hay que hacerlo sin perder la perspectiva sentimental.
Por que sin ella, esto de la afición al fútbol no sería lo mismo.
Y acabo el comentario igual que tú el post.
Sea como sea, ¡Viva el Sevilla!
Saludos.
F.A.L.I., gracias. Se excede usted en elogios.
Ravesen:
Gracias. No obstante, mi pragmatismo no llega más allá de Nervión.
Soy, como tu mismo, amante de éste deporte y admiro a todo aquel club que hace buen juego.
Pero yo soy del Sevilla y contra eso, nada.
¿Sentimientos? Todos. Y todos estamos, de una forma u otra, dolidos porque ¿quién no hubiera deseado que Manolo triunfase absolutamente? Hubiera triunfado el Sevilla FC.
Pero como nunca nos rendimos, levantamos la barbilla y miramos hacia adelante, hacia el futuro.
Por cierto, no cambio a cien Barças por el Sevilla cuando nuestro Equipo juega como sabe. Ni loco.
Mi artículo era una modesta reflexión sobre como deberíamos encarar los momentos complicados que vivimos y ponerme, virtualmente, en las mentes de los que dirigen el Sevilla.
Los sevillistas y como parte necesaria de nuestros análisis, también debemos imaginarnos lo que ocurre en la trastienda, donde se toman las decisiones. Eso nos ayudará a comprender los porqués de algunas cuestiones que parecen oscuras. Y no lo son.
Gracias a ambos.
Cuidaros.
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