sábado, 20 de junio de 2009

CARAS Y NUCAS

Saludos.

Haber nacido humano te predestina a ocupar un lugar en la fila: siempre llevas una nuca delante y una cara detrás.

Naces en una familia longa, como número dos -la chica casi no cuenta porque era el país que era- y apareces por allí predestinado al segundo puesto. Todo el resto de tu vida el otro está primero, delante.

Años montado en ése imaginario tren que nunca cambia el orden de los vagones terminan por acostumbrate a heredar del heredero, a reestrenar, a contar la mitad, a opinar menos, a no opinar.

A llegar siempre después, a tener la mitad de valor, a ser menos guapo, a ligar menos, a no ligar, a contar por unidades y no por decenas, a escapar.

En el colegio tenías bancas y cabezas que te impedían ver bien la pizarra aunque a veces, también, te ocultaban de la mirada taladrante del maestro. Como no eras de los destacados, siempre detrás, al final, gangrenando hasta la necrosis la Pedagogía más elemental porque eras segundón entre los segundones.

El faro que debió ser se apagó pronto -si es que lució alguna vez- porque serás como te dicen o no serás y enseguida debes construirte tu propio mundo, aparte, lejos, oculto y donde solo para tí eres el primero, el número uno.

Llamas a la nuca y no te oye. Le dices que hay caras detrás y no te escucha.

Y cuando vuelves la cabeza ves esas caras, ojos, labios y sonidos. Son personas que hablan y te miran, que esperan algo. No lo sabes, pero eres observado. Y la nuca de delante sigue siendo nuca. Solo nuca. Las caras de atrás están vivas y desde pronto solo quieres mirar caras porque la nuca marca su ritmo y quien no lo siga, se queda.

Acabas por volverte y andar a la contra, para atrás, para las caras.

Construyes cosas y ves las caras alegres; haces cosas con las caras sonrientes y te sientes bien. Y siempre las caras están ahí y la nuca más lejos.

Un día la nuca desaparece del todo y las caras siguen. Las miras como se transforman pero son tus caras, las de siempre. Y descubres que toda tu vida has tenido las caras detrás, al lado, alrededor. También descubres que nunca has sido nuca para ellos.

Y quieres a tus caras porque son tus caras.

Y sientes un pelín de orgullo de no haber sido una nuca.

Siempre pensabas en lo que sería ser tercero, cuarto, quinto... y haces lo que sea para rebajarles su destino, para dulcificar las filas.

Cuidaros.

1 comentario:

EL PAPI MAGASE dijo...

hermano gracias por permitirme caminar a tu lado,no me importa que sea al derecho o al otro,pero junto a ti,siempre de la mano maestra de quien sabe mucho de esta suerte de estar vivo y poder contar las cosas que nos cuentas y como nos las cuentas,de frente,de nuca o como lo hagas siempre estaré a tu lado y siempre tendrás a una persona que puedas mirar cara a cara y poder decirle flaco ¿que tal lo llevas? es algo que ya no quiero que falte en mi vida y sé que mientras estés aqui,no me va a faltar,por eso te quiero como te quiero,jamás cambies ¿estaria feo a estas alturas no crees? un abrazo de tu hermano mas incondicional.