Saludos.
Quizás no sea este el sitio adecuado y penséis que mi mensaje debería estar en alguno relacionado con la navidad, pero lo he elegido a conciencia porque, cuando lo leáis, entenderéis que es el mejor sitio.
Os digo que para mí, estas fechas son, sobre todo, un incordio. A estas alturas, ya deberíais saber que soy bastante antipático, cabroncete y tengo un mal genio excelente.
No soy la alegría de la huerta ni el más simpático a éste lado del Mississipi. Estoy, como persona, en puestos de descenso permanente.Además, profundamente escéptico. Eso significa que NO ME CREO CASI NADA.Dice la Biblia (excelente libro de historia, ciencia y buenas intenciones), que un tal Tomás, discípulo de Jesús de Nazaret, no creyó en la resurrección hasta que no metió los dedos en la llaga. Cabe pensar que yo provengo de ésa estirpe (se diría "tomasino" o "tomatero").
Si lo leído hasta aquí está ocasionando malestar a alguien, le pido perdón. Soy, aunque pueda no parecerlo, escrupulosamente respetuoso con las creencias de los demás. Aunque no camparta nada o casi nada de ello.
Pero por encima de las creencias, de las opiniones y los puntos de vista, está la LIBERTAD de cada a elegir. Y si como espero nadie intenta imponerme una sola idea, prometo hacer lo propio con los demás. Como he hecho siempre.
Quizás solo manipule un poquito.
Dicen.
Tampoco pretendo llamar a la conciencia de nadie porque no tengo autoridad moral para ello. Ni siquiera lo pretendo. Vuelvo a insistir en la Libertad de cada uno. Y en la mía también, espero.
Hoy, día 24, vísperas de una fecha importante en el calendario cristiano, he leído decenas de postales, felicitaciones, buenos deseos...
Hoy haré los mios:
Me acuerdo de las personas de las ONG's que viven entre las miserias de otros. Y me acuerdo de ellos porque los Estados, esos que destinan miles de millones de euros a chorradas, que tienen magníficos ejércitos dotados de armas carísimas, que envían cohetes a las estrellas, que fabrican aviones que te llevan en un rato a la otra punta del mundo... los Estados deberían sentir una vengüenza insoportable al ver que son los ciudadanos, las personas, los individuos, por su cuenta, los que organizan la solidaridad, los que redistribuyen las riquezas, los que se implican y entregan sus vidas a ayudar a los demás.
Para ellos, deseo que su trabajo termine y que no sea necesario.
Para los dos tercios de la población mundial que con sus carencias, sus faltas de comidas y bebidas, con sus enfermedades, con sus guerras y con sus sufrimientos, permiten que el tercio restante, nosotros, vivamos con excesos y derrochando de todo.
Para ellos, deseo que consigan ver que son más y que pueden cambiar el mundo.
Para los tripulantes de las pateras porque unos cuantos desalmados los meten ahí y los envían a pelear con una ola asesina y con un ejército de policías y leyes... desarmados.
Les deseo que les construyan una autopista sobre el estrecho, de seis bandas y solo en dirección norte.
Para la Humanidad que consiente que un solo niño sufra en el mundo porque no merece llamarse así.
Le deseo que desaparezca y dé paso a otra especie menos dañina. Aunque caigan justos por pecadores.
Y para todos los palanganas, los que son y los que serán, los que viven en otros países, los que viven aquí, los que están por nacer, los que vienen en patera, los que no saben que lo son, los que quieren a Manolo y los que no, los que antes eran palanganas ya ahora son verdes, os deseo...
os quiero, os adoro y no seáis muy duros conmigo, por favor.
Cuidaros en la misma medida que trato de cuidarme yo mismo.
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