Saludos.
No es éste, mi blog, un sitio en el que se puedan leer crónicas de partidos habitualmente porque para ello hay, como poco, docenas de otros magníficos lugares donde queridos/as compañeros/as y amigos/as lo hacen y son mejores observadores/as (nótese el trato igualitario empleado por el autor que se niega a usar el término “blogueres” para aglutinar a ambos sexos), con criterios más acertados que el mío y cuya capacidad de análisis admiro. Yo los leo siempre y con gran placer, por cierto, porque me enseñan, me educan y me ayudan a suplir mis carencias naturales.
Hoy tampoco lo haré aunque escriba (de refilón) sobre el partido de ayer.
Hay fábulas para casi todo y desde hace siglos. Si no me creen, lean a Esopo, por ejemplo, que se despachó con 393 y parece que murió joven. Es, hasta la fecha, el mejor compendio de moralejas jamás escrito y se mantiene, desde entonces (más de 2500 años) en el número uno, a mucha distancia del resto.
La moraleja (dice la RAE), es una enseñanza moral que se deduce de un relato didáctico o una experiencia. Y como todo indica que no hay fábula sin su moraleja asociada, ayer pudimos ver la fábula del partido y la moraleja de la bondad.
Podríamos profundizar en disquisiciones sobre el hermano mayor y sus desvelos por los pequeños llegados después que él a la familia; sobre el buen vecino y su perpetua camaradería; sobre el buen padre y su amor por los retoños, cualesquiera sean sus debilidades… de amabilidad, benevolencia, generosidad, magnanimidad… (vean éste recuento y adviértase que hay hasta ocho ocasiones claras para formalizar una sola) …pero no abandonemos nuestra visión pseudo filosófica del asunto que nos ocupa porque ése asunto nos preocupa. Y es así en tanto que la moraleja casi que llega ya a la moralina (moralidad superficial o falsa).
Como hermano mayor es admirable nuestra capacidad por ayudar a crecer a los que nos siguen en la genealogía local. Lo hacemos desde muchos puntos de vista y en las más variadas materias. Así, no nos importa rebajar nuestros propios méritos, duramente adquiridos en mucho más de un siglo, para que los pequeños se sientan mejor, para abonarles sus autoestimas y sus auto conceptos. De hecho, es natural que cada día y en todo momento, les vayamos señalando el camino correcto y mostrándoles las trampas que la vida les obligará a superar.
Como buenos vecinos, estamos siempre dispuestos a echarles una mano para levantar ése tabique que se vino abajo con el temporal, para ayudarles a arar los campos, prestarles la burra para ir al mercado a vender los productos de sus huertas o para, brocha en mano y codo con codo, pintar la verja ajada por el tiempo.
Como buenos padres, no hacemos distinciones y tratamos por igual a los hijos, sean hacendosos o calaveras, fieles o díscolos. Los queremos a todos por igual porque todos nacieron de nosotros mismos. Son de nuestra propia sangre.
Y un buen progenitor siempre tendrá presente la parábola del hijo pródigo ya que quizás un día regrese a casa el que se fue. Con la edad añoramos ver a todos los nuestros en torno a la mesa familiar, todo risas y alegrías, todo cariño y amor paterno filial.
Somos, para terminar, amables, benevolentes, generosos y magnánimos porque nos desprendemos de lo que haga falta para cederlo al otro, al menor. Nos preocupan sus carencias y cuanto esté en nuestra mano, será igualmente de ellos.
Eso se llama,en éstos tiempos, solidaridad.
Lo que no recuerdo fue el día en que nos constituimos como ONG. ¿Estaba yo de baja?
Cuidaros y cuidad a los vuestros.
P.D. A Esopo lo asesinaron tras una falsa acusación de robo (cuentan los medios así que ponedlo en cuarentena no obstante la aparente desproporción entre el delito y la pena). Y fue en Delfos, sede del famoso Oráculo. Hoy ha cambiado su sede y ahora podemos dirigirnos a Standar & Poor’s, a Moody’s, a Fitch Group…
2 comentarios:
Si es que no pue se...
Un abrazo amigo.
Saludos.
Pues eso, D. Flamenco: lo que no es, no puede ser y además, es imposible.
¿Se acuerda? Aunque en nuestro "curro" se decía: "lo que no é, no é". Y se quedaba el tío tan pancho.
Un abrazo, compi.
Publicar un comentario