viernes, 21 de octubre de 2011

SENCILLAMENTE… ESTÚPIDOS

 

Saludos.

Artur Mas

Artur Mas i Gavarró

Duran i Lleida

Josep Antonio Durán i Lleida

Esperanza Aguirre

Esperanza Aguirre Gil de Biedma

Monserrat Nebrera

Monserrat Nebrera González

La cuestión pasa porque de vez en cuando, próximas las elecciones, éstos estúpidos salen a la caza y captura de votos y dicen estupideces. Y hay que ser muy estúpido, igualmente, para que las declaraciones que hacen animen a alguien a votarles.

Me niego a sentirme ofendido cuando un estúpido dice estupideces sobre mi y la gente que procede de las mismas tierras que yo.

Porque para ser estúpido no necesitamos partida de nacimiento, de empadronamiento ni pasaporte.

Es un recurso tan antiguo y tan fácil que sorprende que aún haya quien aplauda ésas estupideces.

Y sorprende más aún, si cabe, que les hagamos el caldo llenando portadas con el orgullo herido, que les demos páginas y páginas de protagonismo gratuito, que durante días y días sean la comidilla… sabiendo, como sabemos, que ése es el fin, que saben lo que dicen, por qué lo dicen y cuándo. Y para qué.

Vean sus biografías y asústense de las titulaciones académicas que poseen ésos cuatro y convengan conmigo que ser estúpido no se supera en las universidades. Se nace así y basta. Es congénito aunque luego, como decía Rousseau, el medio ambiente te condicione y te haga… estúpido superior, de grado máximo.

Orgullosos de Andalucia

Esto no me gusta.

No me gusta que el Sevilla F.C. porte bandera española (de tamaño desproporcionado, a veces), en sus camisetas. Nadie nos nombró embajadores y los curiosos, si es que aún quedan en Europa ignorantes, pueden investigar el país de origen de nuestro Equipo. Es muy sencillo, rápido y fácil.

El Sevilla tiene su Bandera, sus Símbolos y sus Colores. Y todos ellos juntos llenan todo el espacio. O deberían.

No me gustó el revuelo que se formó con los cánticos de los descerebrados del Atlético de Madrid porque, desde mi punto de vista, les dijimos que pueden hacernos daño cuando quieran, que saben dónde meter el dedo y que saltaremos.

Inciso: El pasado domingo supe, al instante, que las bengalas de los Biris eran multa segura y así se lo dije a mi vecino. Es testigo.

Y no me gusta que hagamos otro despliegue de “patriotismo” portando ésa divisa mañana.

“Nuestra” tierra es el lugar físico donde hemos nacido. Nos puede parece lo más maravilloso del mundo (o no) y adorarla; quererla con pasión; resaltar sus bellezas…

Pero no deja de ser eso, el sitio donde hemos nacido. ¿Donde acaba “nuestra” tierra?

Pues depende. Para algunos en Despeñaperros y para otros en los Pirineos. Todo porque alguien, en su momento, dijo: “hasta aquí es mío…” después de dejar muchos cadáveres por el camino.

O porque otros cuantos se sentaron ante un mapa y pintaron rayas, enviaron hombres armados a custodiarlas y los usaron muchas veces. Ellos, los diseñadores, casi nunca aparecían allí para reivindicar sus decisiones.

Como ahora.

Y no me gusta la leyenda en la camiseta porque estamos ayudando a los estúpidos a serlo aún más, a que vuelvan a decir estupideces en cualquier momento sabiendo que reaccionaremos, que daremos que hablar (de ellos) y que es probable que animemos a otros estúpidos (muchos, estoy seguro, de bajo nivel social e intelectual) a mantenerlos ahí, en el cómodo y gratificante estado de vivir de y por los demás.

Estúpidos… pero no tontos.

Y yo no participo porque no me los creo y porque yo sí tengo plena conciencia y conocimiento de las gentes que viven en “mi” tierra, de sus valores, virtudes y defectos.

Como en todas las tierras.

Incluso aquellas en que se dejan en manos de estúpidos que administren los caudales de las gentes.

Cuidaros.

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