Saludos.
Soy, declaro, consumidor de cerveza. Soy, también, viajero. En todas los sitios que he visitado (que son bastantes por suerte y salvo los que por cuestiones religiosas tienen vetado el acceso a cualquier tipo de alcohol), he catado el zumo de cebada en sus muy diversas, variadas y ricas formas de elaboración.
Tengo recuerdos gratísimos de la Cerveza Presidente, de la República Dominicana.
Me la servían con una servilleta de papel atada alrededor, helada, riquísima y dadas las temperaturas que se soportan en La Hispaniola (como suele suceder en Sevilla), la primera siempre caía completa, entera, por su propio peso. Luego vendrían otras tantas más. Confieso que me marché allí a descansar y tomar el sol… y tomé la luna y no descansé nada. Abusé, directamente, de la cerveza. Y otras cosas.
En Cuba tienen dos tipos. Una, más suave, Cristal, que llaman “para las mujeres”. Y otra, la Bucanero, más fuerte. Y está de lujo.
Cuando descubrí que había locales para los nativos donde vendían la Bucanero a precio de cubano, me hinché. Y como sucede en ésa isla maravillosa del Caribe, en los bares y en sea cual sea la situación, hice amigos para siempre. La Bucanero contribuyó no poco en las relaciones internacionales.
Algunos mojitos, daiquiris y… Bucanero. A saco con ella.
Y así, otros muchos lugares. Vaya donde vaya, pido las comidas del lugar, sus vinos y sus cervezas. Y todas, sin exclusión, están muy buenas, con variaciones mínimas. Ni siquiera en Berlín, que la sirven solo fresca y que debes tomártela rápido o se calienta (con la desagradable sensación que produce el mejunje a temperatura urinaria), me desagradó.
Tengo, además, un familiar cercano que vende una marca catalana. Me regala mucha cerveza en todas sus modalidades, cosa que agradezco y consumo.
Y por si todo ello fuera poco, un amigo mío de Madrid y del Atlético (nunca me permito juzgar las deficiencias mentales de mis seres queridos), es jefe de los laboratorios de la Mahou. He viajado con él, he tomado cerveza y he discutido de sabores.
De la composición química pormenorizada que me hace (que relego elegantemente al consumo y que me produce un interés estrictamente intelectual), pasamos al más mundano y prosaico intercambio de opiniones sobre paladares. No estamos de acuerdo. No coincidimos. Atrincherados en nuestras posturas, defendemos con ardor posiciones antagónicas sin que hasta la fecha haya atisbos de un vencedor claro.
Él, la Mahou. Yo, la nuestra. Y firmamos las tablas.
Porque siempre he sido, con fidelidad absoluta, de la que fundaron en Sevilla los Osborne Guezala en 1904 y que dieron en llamar La Cruz del Campo. la Cruzcampo.
Como tantas tantas cosas buenas que nos llegaron desde Cádiz (el jerezano Gallegos o los portuenses Osborne), nos inventaron la que para mí es la mejor cerveza del mundo. Hay muchas más, puede que mejores, pero ésta es la mía, la nuestra, la de siempre.
Y siempre he visto su logo en mi Estadio. Siempre.
La Cruzcampo y el Sevilla llevan más de un siglo de la mano. Son consustanciales y sería raro no asociarlos
Ya me quejé en su momento del cambio de look cuando la nueva propietaria adelgazó a Gambrinus, lo estilizó y modernizó. No era nuestro Gambrinus y así lo dije. Sigo pensando lo mismo. Y ya entonces debimos empezar a sospechar algo.
Cruzcampo, como ya sabréis porque se ha escrito mucho sobre ello (mi amigo Alejandro lo plasmó magníficamente en su blog Sevillistasoy, junto a un buen número de blogueros de la inmensa red palangana), intenta abusar de su posición de dominio sobre nuestro Club.
No pretendo conocer los pormenores de la operación (otros lo han hecho y lo hacen mejor), pero si considero que no es aceptable que se nos pretenda tratar con las mismas condiciones que a otros.
Aún reconociendo que alguien podría reprocharnos que reclamemos un reparto más justo por parte de las televisiones (donde dos se llevan la mayor parte de los ingresos), también lo es que aún aplicando baremos tipo inglés, los méritos de los equipos establecen diferencias en función de resultados, títulos, clasificaciones…
Intentando ser lo más justos posible, habremos de convenir que no es de recibo equiparar a los dos clubes sevillanos. Nosotros y así deberán admitirlo los amigos béticos, deberíamos tener un nivel, un escalón superior. No es pasión, es historia, son méritos, es sala de trofeos, títulos…
Cruzcampo se equivoca. Cruzcampo aplica una política errónea aunque pretendan escudarse en el consumo de todos los sevillanos. No funciona así y lo saben. No se paga igual a quien lleva años mostrando a Europa el nombre de Sevilla porque no es lo mismo.
No lo es.
Y Cruzcampo puede perder una sensible cuota de mercado si insiste en tratar a todos con el mismo rasero. No funciona así. Y lo saben.
¿Tendremos que leer a mi amigo Pepeele y pensar en otro zumo distinto?
Todas buenas, todas exquisitas. Pero todo, también, tiene un límite.
Cuidaros y ¡salud!
3 comentarios:
Me hirió Vd con las obras maestras del séptimo arte y hoy vuelve a herirme con la cerveza.
Aún saliéndome del tema central del artículo...en Cienfuegos me puse de Bucanero hasta "las manillas" tanto que queríamos volver a hacer la Revolución. Era diciembre, cómo llovía y qué calor...y cómo entraban las Bucanero. Y cómo salían. Creo que le viene el nombre de los piratas del Caribe.
Y la Calsberg en Dinamarca es como la Manzanilla en Sanlúcar que si la tomas fuera sabe de distinta forma.
Le pido, por favor que no me hiera más, que en tauromaquia se llama rejón de muerte.
Jamás me deja indiferente.
Corialidad total para Vd.
Saludos, D. Marcu.
Me deja usted de pìedra y amenaza con hundirme en la depresión más profunda.
Si ya venía traumatizado por aquello de haber nacido ensangrentado, usted me da de estoque y me deja para el arrastre.
¿Herirle yo? ¿Y con cerveza? ¿Cuántas habremos de tomarnos para que sangremos?
Si no fuese capaz de saber lo que son las metáforas, me pegada un zajado de venas ahora mismo.
En efecto, las bebidas originales hay que tomarlas, preferiblemente, en sus sitios de nacimiento. Una vez me explicaron perfectamente por qué no sabe igual esa, la manzanilla, en Sanlucar que en Sevilla.
De cuba, a donde he ido tres veces, solo tengo recuerdos gratos, gratísimos. Y tabacos maravillosos. Y Bucanero. Y sabor. Y...
Volveré en cuanto pueda, no lo dude. Y tomaré de nuevo Bucanero. A saco o a litros.
Muchísimas gracias, amigo.
Un día habremos de brindar juntos, con... Cruzcampo a falta de la caribeña.
Cuídese, por favor.
!!Un día brindaremos juntos, seguro!!
Vaya si da de sí la blogosfera!!
Cordialidad total
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