EL 15M DEL FUTBOL

 

Saludos.

Algo parece que comenzó a cambiar en España el 15M cuando miles de “indignados” se movilizaron, cuasi espontáneamente, para reclamar cambios en las formas políticas que se incrustaron tras la muerte del dictador, visible y profundamente prostituidas.

Va a ser complicado, largo y de incierto futuro, pero debemos darle el mérito que contiene: ya no se conforman, sencillamente, con el plato que les sirven; quieren bajar la política a nivel de donde nunca debió salir, a nivel de calle, a nivel del pueblo que dicen representar.

Hubo, no hace tanto, otro 15M.

Cuando José María del Nido declara que hay que reformar las estructuras del fútbol para que los ingresos por derechos de televisión sean más equitativos, era, similitudes, el inicio del movimiento de “indignados” del balón. Paradojas.

Un puñado de clubes, con el Nuestro a la cabeza, dicen que la Liga no es justa y que hay que democratizar los dineros de todos, que no puede seguir siendo cabeza de león para dos y cola de ratón para los demás.

La acampada se plantó en los medios: se adhieren, poco a poco, todos los que, evidentemente, podrían sacar provecho; otros dos beneficiados, según ellos, del sistema y mostrando una estrechez de miras impropia, mantienen su apoyo al régimen bipartidista por unas migajas más que los demás (aunque sospecho que en llegando el momento decisivo, cambiarán ante la fuerza de los argumentos o por puro interés); la mayoría, que por lógica apoyarán, podrían solucionar sus más que preocupantes deudas y mejorar su nivel competitivo, con lo que los precios de los títulos se dispararían. Por ahí no están dispuestos a pasar los de los paseos militares.

Los medios, en manos del tándem Madrid-Barcelona (y su telaraña de delegaciones por todo el territorio) y al modo político, mantienen sus defensas del modelo porque les es rentable y porque siguen teniendo más seguidores que todos los demás juntos. Y ello supone dinero en publicidad, la fuente de ingresos abrumadoramente mayoritaria.

Los medios son culpables, en gran medida, de la expansión de uno/dos clubes. Los aficionados (como los politizados poco formados), prefieren leer, escuchar o ver, exclusivamente, “informativos de deportes” (magnífico eufemismo para decir: noticias de uno, un poco del otro y casi nada de los demás) de sus equipos, de lo que les gusta. Prefieren sentirse amparados en sus nichos deportivos/ideológicos para complacerse con la sintonía sensorial que profesan. Nichos creados, mantenidos y fomentados salvajemente (desde hace décadas) con los objetivos de dos. Solo de dos.

Como en todo, tener solo una o dos fuentes de información es una merma considerable en la capacidad de opinar. Escuchamos, por ejemplo, a fulanito porque dice las cosas que yo diría o leemos la prensa que me cuenta lo que quiero saber porque halaga mis sentimientos… de los demás, nada o casi nada y solo marginalmente.

Como en el 15M político, preguntados uno a uno y sean del color futbolero que sea, la mayoría no puede negar la justicia de lo que reclaman los del 15M del balón… para luego seguir apoyando masivamente el modelo actual. Es lo mismo en ambos casos.

Pero trastocar el sistema es un trabajo colectivo a todos los niveles y desde todos los estamentos. Cambiar solo será posible por la fuerza de los hechos, como siempre, porque los intereses de unos muy pocos lucharán por mantener sus privilegios. Y son fuertes.

Cuando lleguen las próximas elecciones (tal cual hemos vivido las pasadas municipales), observaremos que ganan espacio los “indignados” aunque sigan estando lejos de alcanzar sus reivindicaciones.

Cuando venza el contrato televisivo en vigor, los otros “indignados”, los del balón, tendrán su oportunidad de oro para forzar un cambio, el cambio.

En ambos casos y como he sabido desde el principio, son movimientos de largo plazo, de constancia y trabajo, de enfrentarse a enemigos muy poderosos y potentes… pero también en ambos casos, se les debe ganar.

Se les puede ganar.

Los dos 15M’s son reivindicaciones justas. Solo es cuestión de tiempo que las ideas se acepten y se asuman por la mayoría.

Tiempo.

Cuidaros.