Saludos.
Son listos los joíos. Sin el menor género de dudas, lo son.
Griñán propone la creación del Escaño 110 para acoger iniciativas populares, como respuesta a los “indignados”, a los del 15M. Así expuesto y sin profundizar, una noticia aparentemente alentadora, pero…
Veamos:
-Hay que articular la participación para un puesto electo y se me antoja complicado, difícil de compaginar con el modelo electoral que impera. Van a tener que explicarlo de manera que lo entendamos porque me temo que está metido con calzador. Puede, incluso, que éste brindis al sol no tenga forma de incrustarse en el modelo.
“Mediante esta medida, se reservará a un promotor de cualquier iniciativa parlamentaria popular el "escaño 110" desde donde podrá defender esta iniciativa durante toda su tramitación parlamentaria, desde su defensa en comisión hasta el debate final pasando por el debate a la totalidad de la norma.
Esta medida, que el Gobierno andaluz pretende consensuar con los grupos parlamentarios, requerirá de la reforma del reglamento de la Cámara y también la Ley 5/1988 de la Iniciativa Legislativa Popular y la de los Ayuntamientos porque propondrá la reducción del número de firmas necesarias para poder presentarla de las 75.000 firmas actuales a 41.000.
El Ejecutivo, que considera que los 41.000 firmas corresponderían al "valor medio" de un diputado en la Cámara, propone también que el "diputado 110" pueda contar con los recursos técnicos que necesite para poder trabajar en la defensa de su iniciativa.
Según la consejera, esta iniciativa que plantea que haya más participación ciudadana en las decisiones, es "pionera" en España y abre un "camino interesante" para hacer la política "más permeable" a la sensibilidad ciudadana, y que prueba que Griñán "escucha a la ciudadanía y hace propuestas para abrir más la democracia".”
-Si se lograra, no tendría el mismo valor que el de los “representantes” elegidos. Sería, en todo caso, un escaño de segunda clase, de maquillaje, anecdótico porque… ¿quién lo ocuparía?, ¿participación rotativa? ¿quién elije al “escañista” de turno? Esto no me lo inventó yo, es la Ley Electoral. Y sobre todo ¿con qué valor legislativo?.
-¿Cómo silenciamos la ira de los descontentos? Los integramos en el sistema. Ya dije en su momento que si no cambia el modelo, la participación no admite otras formas, que podremos cambiar las siglas de PP y PESOE por UVW y XYZ, pero si no se toca el modelo, éstos actuales o dos nuevos, a la escocesa, harán y desharán tal cual hoy lo vivimos.
-Vamos a pensar por un momento que se consigue (forzando o saltándose ésa Ley Electoral), que las iniciativas se presentan en el Escaño 110 y que las vota la Cámara (a favor o en contra, no lo olvidemos). ¿Sabéis cuánto dura un proceso de tramitación? Imaginaros lo de los desahucios, por ejemplo, asunto muy de moda (ver comentario anterior de prensa en cursiva y haceros una idea del proceso).
Tenemos que entender que por encima de los deseos de los ciudadanos (y con todos los millones de razones con que queramos armarnos, todas loables, todas de una justicia evidente), existen otras leyes superiores que o se cambian a la par, o nada de esto sirve.
Los contratos mercantiles privados (eso es una Hipoteca) establecen derechos y obligaciones de los firmantes, es decir, se concede un préstamo contra la voluntad de reintegro y amparados en avales (de ingresos, nóminas o bienes del titular o cualquier otro que firme en su nombre).
Un aval es, por tanto, parte de ése contrato. Es una cláusula que se firma voluntariamente y que garantiza a una parte (banco), resarcirse del préstamo en caso de impago.
Ahora podemos elevar todas las quejas que se nos antojen pero la Ley es la Ley y se supone que todos estamos sujetos a su cumplimiento. Y los bancos la aplican a rajatabla.
De hecho, el impago de una parte (pequeña o grande) en un préstamo, puede ocasionar que perdamos el bien por el que pedimos ése dinero y además, haya que seguir pagándolo. O que el prestamista ejerza su derecho y ante la incapacidad de respuesta del prestado, opte por ejecutar contra los avalistas.
Es irreal, pero es así y vemos ejemplos estos días de desahucios sangrantes.
Los bancos no tienen corazón, tienen el dinero y las leyes y ni un minuto para enternecerse con el problema de una viuda a la que tiran a la calle porque su hijo no pudo terminar de pagar una furgoneta. Y me cuesta un mundo pensar que por muy indignados que estemos, podamos cambiar una de las leyes del núcleo duro de los intereses bancarios. Un mundo me cuesta.
¿Los del Escaño 110 podrán corregir ése atentado a lo más elemental? Ni en sueños. Como mucho, podrían lograr algún tipo de acuerdo en el Parlamento para que de lo colectivo se saque del apuro a la viuda. Pero… ¿cuántas viudas podrán ser atendidas en el futuro? Y… en el tiempo que se tramita una Ley, pueden ser desalojadas cientos de personas de sus viviendas, por ejemplo.
Podría poner otros cincuenta casos de difícil asimilación. En las peticiones (chocante que se “pida”, que no se “exija”, que no se “tome”), he podido leer muchísimas propuestas que ahora, a través del Escaño 110… ¿se lograrán?
Lo dudo. Y si los Indignados aceptan éste “caramelo envenenado”, habrá firmado su sentencia de muerte.
Sospecho que difuminando a los incómodos rebeldes dentro de aparato, el movimiento ciudadano (suerte), quedará condenado a su desaparición lenta e irremisible. Y la suerte que os deseo incluye, también, que no fabriquéis monstruos dentro de vosotros mismos.
Pero son listos los joíos.

Cuidaros.