jueves, 12 de noviembre de 2009
SILENCIO PRODUCTIVO
Saludos.
Si no fuera porque sabemos de sobras cómo se organizan los negocios que hemos dado en llamar "medios de comunicación" y porque en ésta época ya hemos superado el socorrido motín, es posible que ya hubieran rodado cabezas. Literalmente.
Ayer y porque uno no es dueño de todo su tiempo, me entretuve en ver la repetición del informativo nocturno de la Primera de la RTVE. Tras las noticias escogidas por la redacción -las de letras gruesas- para contarnos lo que ellos dicen que está pasando en el mundo y que suponen debe importarnos -El Caso dejó una estela que se agranda con el tiempo-, llegamos a la parte que denominan, eufemísticamente, de "Deportes".
Laaaargo repaso a la actualidad del Madrí desde diferentes frentes y ocupando el ochenta por ciento de los minutos de "deportes". Un poco del Barça y los equipos de Primera que no han pasado.
Punto.
Ya ni te cabrea que:
a) El segundo sea el primero.
b) El primero sea el segundo.
c) El tercero causa baja. Ausente. Invisible.
d) Lo paguemos entre todos, seamos de Sevilla, Alcorcón o Irún.
Luego, cuando recapacitas y llegas a conclusión de que nos tienen pánico, se te pone cara de felicidad.
Es cierto que echamos de menos ver a nuestro equipo, a nuestros jugadores, nuestros goles, nuestro entrenador... y es cierto que puedes estar perfectamente justificado si se te escapan algunos, varios, muchos tacos contra una pantalla insensible y sorda; que te cagues en la progenitora -cupable solo de no haber usado el preservativo en su momento- del baboso de sonrisa plastificada, el prepotente que se aviene a regalarte los pormenores de ése equipo porque es generoso y condescendiente -y le dá vidilla a la prole merengue, la única capacitada para ver la alienante tele de Madrid-, y no pasaría un fallo ni siquiera in dubio pro reo.
Pero sigues recapacitando y como decíamos en la tertulia de Radio Estilo, al Sevilla le sienta de maravilla ser invisible. Nos es productivo.
Que nos ignoren desde que nos colocamos en la senda correcta -como siempre pero ahora con especial énfasis-, nos ha traído títulos, grandeza -más aún- y un conocimiento y reconocimiento internacional de mayor rango y aunque aún nos falte mucho recorrido. Del que conlleva un valor añadido de primer orden, del caro, del muy bueno.
Me niego a olvidar las caritas de ciertas gentes cuando en el sorteo de Champions, el Sevilla estaba en la lista de los mejores. Otros no. Tampoco olvido que ya estemos clasificados para la siguiente ronda y otros no y que aún tengan que salir a matarse para llegar a donde nosotros.
Tampoco me amarga que intenten cargarse a Navas, sutilmente, recordándole lo de su problema mental y nadie -en ninguna redacción decente-, diga que estaba lesionado y que ya no, que puede jugar y que debe ser titular indiscutible porque de tanta calidad como lleva en sus botas, hasta en New York le rinden pleitesía.
Y mucho menos me cabrea que salga el chico éste, el del Valencia, diciendo tonterías descomunales -ver lo que publica el amigo Ravesen en su blog sobre la Selección Nacional, Pablo Hernández y la comparativa- porque si para ganar la titularidad debes hacer o decir estupideces, mejor calladitos, invisibles y a lo nuestro.
Ahí estamos, en la zona oscura de los medios pero brillando como una super nova. Y la metáfora me recuerda cuando hemos intentado mirar un eclipse y hemos debido usar cristales ahumados, so pena de perder las pupilas por la radiación lumínica, pero sabiendo que el astro estará ahí, detrás y aunque pongamos vidrios totalmente opacos.
Y nos va bien. Y nosotros a lo nuestro, con nuestros propios medios porque ésa será una de las claves, no lo olvidemos, ya que esto es un negocio y si perdemos clientes -oyentes, lectores, televidentes-, la guerra sucia es inevitable si detrás existe una organización sólida, fuerte y efectiva.
Una organización productiva.
Un modelo ocultado pero rentable, imparable y destinado a quitar coronas a corto plazo.
Y nos temen.
Ésa es la clave.
Cuidaros.
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3 comentarios:
Antes de nada, tengo que dejar claro que voy a hablar de clandestinidad solamente en sentido literario, pues no quiero ofender a nadie que se identifique con ninguno de los colectivos que a lo largo de milenios, maltratados, han tenido que esconderse.
Pero... ¡Qué morbosamente agradable ha sido siempre saberse en clandestinidad!
El placer de lo prohibido.
Preparar la Revolución en sótanos, para que, una vez que nos vean, estemos demasiado encima de ellos y no tengan tiempo de reacción.
Cierto día, de forma más o menos efímera, la victoria será para los parias.
Y no estamos hablando de lejanos horizontes: el reloj de arena ya ha sido volcado.
Buenas noches.
Todo esto no lo sabía Cervantes, ya que en su época no había radios, ni periódicos.
¿Creéis que hubiera escrito aquello de "Ladran, luego cabalgamos"?
Ahora callan o gruñen, luego galopamos.
Lo curioso es que, a pesar de todo, cada vez vamos a más, y con gente de la casa, y gastando muchísimo menos que otros, y dejando en ridículo, tanto deportiva como económicamente, al resto de clubes "grandes"
Todo esto está muy bien, y te agradezco que escribas posts como este, porque nos reafirman en nuestros pensamientos...
Pero mi mujer me sigue amenzando con cambiar de canal y quitar el telediario cada vez que mento a la madre de los periodistas que tú mencionas, y que todos sabemos.
Cuando me hierve la sangre, no lo puedo evitar.
Un saludo
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