sábado, 28 de febrero de 2015

DE INSULTOS, DELITOS Y OTRAS LINDEZAS

 

Saludos.

Pues como está de rabiosa actualidad escribir sobre insultos, delitos y otra lindezas, no me resisto y me sumo a la cohorte de opinadores. Lo siento porque quizás sea mi opinión la menos importante, que esté fuera de lugar o que me esté metiendo en un berenjenal.

Antes de sumergirme en mis reflexiones y trasladarlas al papel (la pantalla), haré, otra vez, una declaración de un principio que no es nueva, que he manifestado en muchas ocasiones y que, probablemente, volveré a repetir mas veces en el futuro:

No me gusta que en mi Estadio se cante contra los otros independientemente de la parte alícuota que lo practique. No me gustan los “puta Beti”, “puta Madrí”, “puta Barsa”, “puta Atléti…” . No, no me gustan y no me gustaron nunca y ni siquiera transijo con los “a segundaaa oe” (ojalá que nadie me lo vuelva a cantar a mi nunca mas). Y no me gustan otros mas que ya no es necesario exhibir porque todos los conocemos. No obstante, con el “Tebas vete ya” y porque solo es la expresión de un deseo justo y necesario (no un insulto) lo admito con reparos.

Y no me gustan porque menospreciar y ofender a otros no es digno, no es elegante, no es sevillista y es, por cierto, una catetada de mayor cuantía, una vulgaridad insoportable y a mi, particularmente, me parece que nos rebaja porque considero que nuestra Categoría como Club (un Club es solo un ente abstracto y serán las personas que lo componen, del primero al último, los que le den sentido) debe estar muy por encima de estas expresiones de inmadurez.

Y por tanto, a mi, NO ME GUSTA. Deberíamos animar sin descanso, dejándonos las gargantas, empujando a los nuestros y olvidarnos de los otros, ganarles y punto. Y punto.

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Pero ocurre que somos de la tierra que somos. El motor del castellano, español o como queramos llamarlo y junto con los iberoamericanos y canarios, es el andaluz (en genérico) y el más dinámico, creativo e imaginativo de cualesquiera otras versiones y tierras de la Iberia donde se hable el idioma de Cervantes. La mayor parte de lo novedoso que recoge cada año el DRAE, o viene de América y Canarias o de Andalucía. No me lo invento. Investiguen.

Aquí, con nuestras maravillosas formas de hablar y con los acentos de cada región, las “palabrotas” son parte intrínseca, habitual y cotidiana de nuestra forma de manifestarnos y desde tiempos inmemoriales. Es frecuente decirle a un amigo: “pero qué hijoputa eres”, “qué cabronazo estás hecho” (machistas ambos y no se libran a pesar de que las mujeres, en versión femenina, también los hayan incorporado a sus léxicos) o “serás mamón” (por ejemplos), poniendo una sonrisa en el gesto y dicho más como halago que como una afrenta. Sin embargo, en otras zonas del país no se entiende esto y hay que cuidar el lenguaje cuando hablas con ellos. Advertirles que no los estás insultando y que no es mofa (tengo, como tendrán otros muchos, anécdotas al respecto).

Aunque no soy muy dado a ello, yo también lo hago en ocasiones porque yo soy de aquí y hablo como los de aquí. Me educaron (y a menudo me reprimieron) en mi familia sin usar groserías (ésas “palabrotas”) al hablar. Pero cuando uno llega a la pubertad, cuando cree que ya lo sabe todo y que es el más listo del mundo, emplearlas en las relaciones con los amigos era todo un desafío, una forma de rebeldía, supongo, que luego conservarás para siempre.

Ésos mismos “insultos”, por escrito, no tienen igual valor y en general son peligrosos porque no se puede apreciar la expresión facial que es, no lo olvidemos, definitiva para la comunicación global entre interlocutores.

Pero todos ésos denuestos que en el uso individual no merecen mayor atención, cuando se utilizan de forma colectiva, si. Coreados en grupo, alcanzan un valor difícil de digerir sobre todo cuando no tienen justificación aparente, no mejoran en nada tu situación (salvo la inherente descarga sicológica en mentes poco dadas a la reflexión y acaso, con tintes de primitivismo poco edificante) o solo sirven para molestar gratuitamente. No los entiendo.

Cuando se cantan ésas vejaciones a los contrarios en un partido, la victoria no es ni siquiera pírrica. Y no lo es porque los otros la compensan con el mismo afán, el mismo ímpetu e igual resultado: no sirven para nada (aunque habituados a ellas, es probable que se echaran en falta de no producirse). Siendo que la mejor forma de “humillar” en ganarles, todo lo demás huelga.

Por ello, cuando desde determinadas instancias se pretenden reprimir las formas naturales de expresión (sean o no acertadas o de mal gusto) de un pueblo (los que toman ésas decisiones son, como decía antes, de otras regiones y por tanto puede que no logren entender nuestro desparpajo y además, no les interese entenderlo), lo van a tener complicado aunque, todo sea dicho, hayan abierto oportunamente otra línea de crédito, otra libreta donde almacenar fondos para gastos de diario (que son enormes solo en restaurantes, por ejemplo). Y si además les hacemos el juego y nos rodeamos de colaboradores necesarios dentro de nuestras filas…¡viva el vino! que decía aquel de cuyo nombre no quiero acordarme. Verbigracia.

Pero vayamos al asunto candente: los supuestos y nefastos cánticos de un grupo de aficionados en el Villamarín.

Hay quien dice (y no puedo comprobarlo) se que venían produciendo desde 2013. No lo sé, insisto, pero invocar eso y luego preguntarse ¿por qué ahora? para, inevitablemente, echar mano del victimismo o la persecución, las manos negras o las maniobras orquestales en la oscuridad, es tan aberrante y tan estúpido que causa estupefacción. Si eso fuera así y llevaran ésos dos años repitiendo ésa barbaridad, es un agravante monumental y tan perjudicial que sorprende que los haya tan cortitos, tan ciegos o tan necios. ¿Si alguien no los hubiera aireado y mostrado al resto… se seguirían produciendo sin mayor problema?

Otro, en un ejercicio incomprensible de análisis lamentable porque en su afán de distanciamiento y desde ésa perspectiva, solo consigue ahondar más en el despropósito y además, lo vicia de hincha descerebrado antes que de la persona coherente y equilibrada que pretende ser, alcanza a preguntarse si no nos encaminamos al “fin de las libertades”. ¿Fin de las libertades? Me parece que todavía habrá que explicarle a alguno qué significa “libertad” o, por el contrario, que defina qué es para él la libertad.

Consiento en que las nuevas medidas “antiviolencia” son, en general y en determinados aspectos, un dislate cósmico y que más antes que tarde, alguien deberá ajustar eso. Y lo afirmo porque por encima de las potestades de la Liga de Fútbol Profesional y de la Real Federación Española de Fútbol, hay unas normas mayores que se llaman Constitución Española y Código Civil. No es de recibo soportar que seamos culpables hasta que demostremos lo contrario. Tampoco que se erijan en jueces señores que ni tienen la capacidad suficiente, ni la autoridad moral, ni siquiera personal para juzgar. Y si hablamos de ética, acabamos enseguida: ni pizca, nada. Cero.

Hablar de violencia en el deporte fútbol, desde el césped al ministerio y antes de llegar a los medios o a las gradas donde moran los aficionados, habría que abolir y abatir el conglomerado de intereses económicos o de las violentísimas y brutales diferencias tras los que se esconden éstos puritanos, éstos farsantes que ahora pretenden enseñarnos civismo a palos crematísticos, sabiendo, como saben, que no hay mayor impotencia que saber de antemano que te van a vapulear los poderosos. Eso es un motor de violencia extrema, de exacerbación permanente que a veces, lamentablemente, concluye es barbaridades sangrientas.

Estos son los que, otra vez, toman la parte por el todo interesadamente. Pero no de todas las partes ni de todos los todos. Estos crean pantallas, salpicando a todo el mundo (haya o no causa o sea ésta de escasa entidad) para ocultar hechos gravísimos acaecidos en otras de aquellas partes, en aquellas que deben ser “cuidadas” con especial interés para su lucro opaco. Así, es imposible creerlos y lícito dudar rotundamente de su ecuanimidad. No hay caso, señoría. Viciados de parcialidad manifiesta porque enmierdar a todos para defender a unos pocos (los realmente peligrosos, los “suyos”) es vomitivo.

Otros hablan de trato “discriminatorio” y ahí sí que entiendo que tienen razón… aunque no el mismo sentido. Todo está configurado para que el duopolio gobierne y controle todas las estructuras del fútbol español. Y controlar todo significa todo: Liga de Fútbol Profesional, Real Federación, Ente Arbitral, Ente de Justicia Deportiva y, la última perla, Antiviolencia.

No es de recibo que pretendan “ejemplarizar” aplicando medidas desproporcionadas, fuera de lugar e inoportunas a depende quién (a la mayoría silenciosa, al resto de clubes que mantienen, amparan y toleran ésa farsa); no es de recibo que se pretenda ejercer “todo el peso de sus leyes” a solo una parte (aunque sea la mayoritaria), dejando en suspenso o en el limbo (directamente o no queriendo ver), las fechorías toleradas al duopolio y alguno más. ¿Nos contamos los muchos casos en que se van de rositas los poderosos? No será necesario.

Y como no es de recibo pero ocurre todas las semanas, la discriminación es real y no solo al Real Betis. Ahí cabemos muchos más, víctimas de nuestros propios pecados.

La supuesta apología de la violencia “de género” (nunca hubo manera mas incongruente de llamar a la violencia pura, se produzca donde y contra quien se produzca), no solo es éticamente una aberración, sino que además, es un delito. Y de la misma forma que a veces me he visto imposibilitado de acudir a mi Estadio porque un grupo de ultras haya hecho una fechoría que pagamos todos (culpables y la mayoría inocente) o la estupidez de desposeer a los aficionados de sus bufandas, me rebelo ante la acusación que se pretenda transmitir de que toda la afición del Real Betis sea cómplice de ése desaguisado. No puede ser y no solo es injusto, también es imposible.

Si es cierto todo ello, los propios béticos (la inmensa mayoría) deberían ser los primeros en condenar, señalar y aislar a los energúmenos y sus barbaridades. Y los demás, cuando nos suceda, igual. No hace mucho tiempo, se premió a una afición tras un incidente vergonzoso que debió haber sido todo lo contrario. Pero los criterios con los que se juzgan éstas cosas y quienes las juzgan, se pierden en mundos incomprensibles y por ello pretende castigar (insisto: como medida supuestamente ejemplarizante) a tantos inocentes.

La educación restrictiva o coercitiva nunca dio buen resultado, pero los valores por los que no movemos en éstos tiempos quizás no sean los más adecuados para refrenar determinadas actitudes. Incluso se las potencia de muchas y sutiles formas y maneras.

Pero ampararse en ideas fantasmagóricas como defensa de un supuesto delito y sus consecuencias, no es acertado y puede que eche aún más mierda en algo tan nefando.

Es cualquier caso, lean la carta de Andrés Ortiz Moyano en El Desmarque de hace dos días (ya no se pueden poner links).

Esto es un juego maravilloso y que a veces, no muchas, nos depara satisfacciones igualmente maravillosas. No lo convirtamos en campo de batalla para otros intereses bastardos. Ni consintamos que otros lo conviertan.

Cuidaros.

martes, 24 de febrero de 2015

EL VUELO DEL CANARIO…

 

…Y EL GOL DE LA ORACION DEL HUERTO.

 

Por José Melero y José M. Ariza

 

Saludos.

[Nota previa: Mi sincero agradecimiento a José Melero (@JMelero1) por su colaboración en éste artículo. Un recorte periodístico suyo en Twitter espoleó mi curiosidad sobre un hecho del que tenía un conocimiento solo superficial. Gracias, además, por la documentación aportada porque desvela algunos detalles muy jugosos. Todo un lujo tener amigos así]

A principios de diciembre de 1930, el Sevilla fichó a tres jugadores procedentes del Español y con un notable esfuerzo económico para las fechas: Martín Ventolrá, José Padrón (internacionales ambos en distintas fases) y Manuel Espino. El primero nacido en Barcelona y los otros dos en Las Palmas de Gran Canaria.

Llegaban a un Sevilla en Segunda División donde competía con equipos como el Valencia (que resultaría campeón) el At. de Madrid o Betis. Nuestro Equipo quedaría tercero igualado a puntos con los madrileños. Y por enésima vez, vencemos en la final de la Copa de Andalucía al Real Betis de ése año. Otra vez.

Pero nos vamos a centrar en Padrón, actor indiscutible de éste trabajo (cuyo fichaje costó al Sevilla 45.000 pesetas, con datos solo mediocres puesto que jugó 25 partidos y solo marcó 4 goles entre las temporadas 1930/1933), porque fue protagonista de unos hechos insólitos durante su estancia en Sevilla (más tarde en Francia) y que trataremos de contar de la mejor forma posible.

José Padrón Martín (El Sueco) había nacido en el Barrio de la Isleta del Puerto de la Luz (Las Palmas de Gran Canaria) en 1907. Jugando como interior izquierdo en el Santa Catalina, lo descubre Federico Silva en un partido frente al Marino F.C. Sus brillantes actuaciones en toda la temporada (ganando el campeonato de su categoría) lo llevan, al final de ése ejercicio, a fichar por el Real Club Victoria donde volvería a destacar poderosamente. Tanto lo hizo que en 1925 lo llaman desde el R.C.D. Español de Barcelona y allá marcha para, en cinco años, continuar destacando por su juego rápido y de filigrana eléctrica. En 1929 visitó Sevilla con la Selección Nacional donde vapulean a la de Portugal por 5-0. Ése mismo año vencen a Inglaterra por 4-3 y ya en 1930, disputa otros tres partidos con la Selección: España-Checoslovaquia 1-0; Checoslovaquia-España, 2-0 e Italia-España, 2-3.

EL_SUECO

Cuando arriba a Sevilla era, por tanto, figura destacada y popular aunque, como veremos, también acarreaba fama de díscolo y polémico.

12 -12-1930 Correo A recorte.

Apenas unas semanas mas tarde de su llegada, Padrón es sacado a hombros del Estadio de Nervión.

30-12-1930 ABC r-4

¿Qué había ocurrido para que en pocos días, el nuevo fichaje despertara pasiones hasta ése extremo? ¿Era quizás un nuevo Kinké?

Pues cuentan las crónicas que el partido Sevilla F.C.-Real Oviedo (en el que los nuestros vencieron holgadamente por 3 a 0 bajo lluvia torrencial) Padrón se erigió en figura indiscutible del encuentro.

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30-12-1930 ABC-1

LA VOZ 19301227 RECORTE

(José Padrón Martín “El Sueco”)

“Fútbol de filigrana”, “juego preciosista y práctico…”  todo indicaba que el Sevilla, de nuevo, exhibía su famosa “Escuela Sevillista”, aquella que maravilló en Madrid y donde se nos coronó como “el eterno campeón de Andalucía”. Ése día, los nuestros forman con Eizaguirre, Iglesias, Sedeño, Caballero, Abad, Arroyo, Ventolrá, López, Gual, Padrón y Brand, a las órdenes de José Quirante.

El Sevilla goleó en un partido en el que pudo haber obtenido mayor renta aún. La defensa, sin embargo, anduvo floja y solo Eizaguirre (el Ángel Volador) demostró por qué Zamora debía apretarse so pena de verse superado por el sevillano. Incluso llegaría a realizar algún malabarismo que hubiera podido costarle una sanción (se pasaba el balón, lo repitió en varias ocasiones, de mano a mano y andaba más pasos de los permitidos). Arroyo (que no venía disfrutando de muchos minutos), salió a ganarse el puesto y junto con Abad, gobernaron perfectamente los medios.

Por delante, la dupla Brand-Padrón eran dueños de la banda izquierda. Por la derecha, López y Ventolrá hacían lo propio.

[Pepe Brand, recuerden, fue uno de los artífices de aquella Escuela una década antes, junto a otros muchos nombres ilustres del sevillismo]

Pero sería en aquel partido, precisamente, cuando se bautiza un tanto como “el gol de la oración del huerto”. Curiosamente.

30-12-1930 ABC r-2

Leamos como se narra desde los ojos de Beltrán, cronista de La Unión:

“En un avance del Real Oviedo termina saliendo el balón fuera. Hace el saque Eizaguirre y Padrón sigue la trayectoria del balón, situándose en el sitio donde va a caer. Cuando el balón desciende, Padrón se pone de rodillas y en ésa posición, da un pase matemático con la cabeza a Gual que en la misma forma lo pasa a Ventolrá. Este avanza y lo pasa retrasado a López, que empalma un tiro imparable, que llega a las mallas sin que Oscar se entere. La “genialidad” de Padrón y el tanto producto de la misma, entusiasmó al público que les tributó una ovación enorme.” 

Sin embargo y aún a pesar de lo que durante muchos años se ha dicho (y que en la web del Sevilla se le sigue adjudicando a Padrón) no es cierto. Las crónicas señalan que los goles fueron realizados por Gual y López (2). El primer gol de López y el de Gual fueron ambos logrados en sendas melés y puede que por ello se le atribuya al canario quien, realmente, dio el pase de cabeza y arrodillado. De ahí el curioso nombre y que es, en la historia del fútbol, de los pocos goles con nombre propio. A pesar del error. [Paco López se declararía mas tarde en rebeldía]

El cronista local de ABC que firmaba A.O., los calificaba como de “chamba”, a lo que el “hincha” Luis Arriaga respondía “pero se apuntan”.

Vayamos entonces a enero de 1931, algo mas de dos meses después de su llegada a Sevilla, porque comenzaría una odisea de Padrón que logró poner en vilo no solo a Sevilla y a los sevillistas, sino que toda la prensa nacional se hizo eco del caso y no escatimó espacio en su seguimiento.

El Sevilla debía desplazarse a Castellón para jugar la 7ª jornada de Liga del día 18 de enero, frente al conjunto local, el CD Castellón (acabaría con empate a tres). Y sin embargo…

La expedición llega a la estación donde habrían de tomar el tren (salida a las tres y veinticinco de la tarde) con destino a la ciudad levantina. Sin embargo, tras el recuento oportuno, Padrón no está, no aparece. Comienzan a inquietarse porque se acerca la hora de partir y falta un miembro. Nunca llegaría. Todos los demás (jugadores, técnicos y directivos) abordan aquel tren y parten a jugar su partido. Ventolrá manifestaría que había salido muy temprano con un maletín (se hospedaban juntos) pero que no había tenido noticia alguna hasta ése momento.

¿Qué había ocurrido con Padrón? Un testigo directísimo, el taxista que lo transportó, declara que ésa misma mañana lo había llevado al aeródromo de Tablada (el actual, el aeropuerto de San Pablo, no se inauguró hasta dos años después) desde donde partía el vuelo Sevilla-Madrid. Más tarde y desde el mismo aeródromo, informan desde la C.L.A.S.S.A. (Concesionaria de Líneas Aéreas Subvencionadas S.A. operando desde 1929 ésa ruta) que Padrón llegó cuando el aparato ya estaba rodando motores y que se acercó demasiado a las hélices en marcha, lo que originó un gran susto en los empleados que trabajaban en las proximidades. “Un paso más y hubiéramos tenido que lamentar una gran desgracia” declaraba otro empleado.

Padrón no había comprado el billete previamente. Preguntó si desde Madrid podría enlazar para Barcelona a la llegada y como le dijeran que no, que los horarios no coincidían, dijo que no importaba, que tomaría el expreso de por la noche desde la capital. Y Padrón se marchó.

17-1-1931 La Unión RECORTE

Un “nuevo” caso. En noviembre de 1930, Gaspar Rubio, jugador internacional del Real Madrid y máximo goleador de la primera Liga, se fugó a Cuba desde Vigo (tras las fuertes críticas que recibió tras perder con el Atlético de Madrid la final de Copa) originando el lógico aluvión de noticias en el mundillo futbolero. En enero de 1931, se seguían comentando las “hazañas” de Rubio (este caso notable igual no lo cuento en el futuro).

Como era de esperar, la Casa sevillista se pone patas arriba. Era muy importante, lógicamente, conocer los detalles y las causas de tan extraña situación y por tanto, nadie mejor que el propio Presidente, Juan Domínguez Osborne (Barón de Gracia Real) para tratar de explicarla. Según Domínguez, Ventolrá y Padrón habían pedido permiso al Sevilla  para ir a Barcelona tras el partido en Castellón, con idea de visitar a sus familiares. El Sevilla accede con el primero pero niega al segundo, alegando que no tiene allí a su familia (recuerden que era canario). Esto molestó mucho al internacional que aún así y todavía en Sevilla, declaraba que se “partiría el pecho en Castellón”. Además, el Sevilla está muy contento con el catalán y no tanto con el canario que muestra un comportamiento general poco edificante.

¿Dónde estaba Padrón? ¿Qué había podido causar la deserción? ¿Era posible que se presentara en Castellón tras su paso por Barcelona? Nadie lo sabe. Nadie sabía nada hasta que llegan noticias de que ha estado reunido con algunos directivos del Español. Allí comentó que no se sentía a gusto jugando en Segunda División, con el trato que le daban en el Sevilla (que le exigía más debido a su condición de internacional) y con las condiciones económicas que, señalaba, no se cumplían. El Español niega ésos contactos y asegura que, de producirse, solo podrían aconsejar al jugador que regresara a la disciplina de su Club. El Sevilla amenaza veladamente con llevarlo a los tribunales por incumplimiento de contrato.

[El fugado madridista Rubio aseguraba en una entrevista que a Padrón, estando en el Español, le habían recortado el sueldo a 400 pesetas]

Se sabe también que se ha reunido con antiguos compañeros del Español y que éstos le habían aconsejado que marchara a Castellón a jugar aquel partido. Padrón señalaría que era tarde y que ya no había tren posible. El defensa De Mur se ofrece a llevarlo en coche, pero Padrón se niega. El Sueco amenaza con irse a América como Rubio, órdago que ya había usado repetidamente en su estancia con el conjunto periquito, aunque nunca llegara a materializarse. Otras muy diversas fuentes aseguran con insistencia que se trata de un lio de faldas.

Padrón había firmado un contrato con el Sevilla por 800 pesetas mensuales y un partido homenaje, al final del mismo, con un mínimo garantizado de otras 25.000. El Sevilla, por el contrario, declararía que no había causa, que el jugador cobraba regularmente y que no se le adeudaba cantidad alguna. Se comentaba que Padrón aducía haber cobrado solo  10.000 pesetas, la mitad de lo acordado por su fichaje.

Toda ésa vorágine de acontecimientos, desde que se comprobó que no acudía a la cita con el Equipo para viajar a Castellón, ocurren en una semana de locura. Pero Padrón sigue sin aparecer. El Sevilla manifiesta que elevará querellas por calumnias y estafa contra él. Desde Barcelona, el 19, Padrón diría que se separaba definitivamente del Sevilla. Nuevas noticias aseguran que el At. de Madrid se interesa por El Sueco, cuestión que no se confirma. El día 20, el Sevilla pone los hechos en conocimiento de la Federación. Padrón dice en una entrevista en Barcelona que denunciará al Sevilla por incumplimiento de contrato.

Por otra parte, Ventolrá (que llegara en el mismo lote que Padrón), manifestaba en una entrevista en Barcelona el día 20 (estaba de permiso consentido por el Sevilla) que él si había cobrado todo lo estipulado, es decir, su sueldo mensual y las 10.000 pesetas (la mitad del traspaso) y que el resto, dividido en tres partes, estaba seguro que lo recibiría antes del final de la temporada. Añadía que Padrón, posiblemente, estaba muy “escamado” por como lo habían tratado en el Español.

El día 22, el Sevilla hace pública la siguiente declaración:

REGION 19310123-RECORTE1

REGION 19310123-RECORTE2

Padrón, El Sueco, suspendido. Sin embargo, Ventolrá, a su regreso de Barcelona y aunque manifestara no haber hablado con Padrón, sabe que el canario está arrepentido de su fuga. Desde otras fuentes se asegura que Padrón ha pedido perdón telefónico al Sevilla por su “aventura” y que quiere regresar aunque nadie lo confirma. El Sevilla ha prohibido a sus jugadores cualquier declaración sobre el caso en tanto no se aclaren todas las cuestiones del mismo.

HERALDO ALMERIA 19310124-REcorte

Padrón fue indultado por el Sevilla F.C y.permanecería bajo la disciplina sevillista, con un rendimiento escasos (como decía al principio) hasta 1933. A pesar de la ingente cantidad de documentos relativos a ésos sucesos (y que me han obligado a hacer un esfuerzo de síntesis notable), no he podido averiguar todavía en qué condiciones se produjo ése indulto. No obstante, quizás en un futuro logre ésa documentación y deba editar la segunda parte.

Después de su periplo andaluz, lo ficharía el Barcelona un año. En la temporada 1935/1936, lo llaman desde el Olímpico Alés de Francia, país donde estuvo cambiando de clubes cada año hasta 1944. En 1941 alternaba el fútbol con su habilidad para dibujar en el periódico parisino Le Petit Parisien.

-RECORTE

Nunca regresó porque, entre otras cosas, se declaraba anarquista y después del golpe militar de 1936, se le cerraron las puertas de su regreso. Murió en París en 1966.

Cuidaros.

 

 

Fuentes:

José Melero

Biblioteca Nacional de España, BNE

ABC

www.lahistoriadelfutbolcanario.com

miércoles, 18 de febrero de 2015

CONJURAR DEMONIOS CON BUFANDAS

 

Saludos.

Entre otras acepciones, el DRAE dice que “conjurar demonios” significa esto:

Exorcizar, ahuyentar a los malos espíritus: conjurar los malos espíritus. || Impedir, evitar, alejar un daño o peligro: conjurar la crisis, la infección. || Invocar, llamar a los espíritus para que acudan: oyó a su vecina conjurar a su marido difunto.

Hace unos años (me ahorro los detalles porque son de sobra conocidos), otro equipo teutón jugó en el Sánchez-Pizjuan allá por abril. En aquella visita, la bota izquierda de un canterano con cara de romano y que hoy nos contempla desde el Tercer Anillo, nos abrió las puertas de la Gloria (no sin que los germanos pusieran todo su empeño en tratar de impedirlo). ¿Quién hubiese podido imaginar entonces la avalancha de gozos que llegarían desde aquel día, desde aquel minuto celestial?

Mirad lo que señala el dedo y encontraréis el significado de Todo. Porque aquello fue el inicio de una maravillosa aventura que en menos de diez años, nos hizo deleitarnos con la miel de los Dioses muchas veces. Muchas.

Mañana, otra horda tedesca querrá ponernos trabas en el camino a un nuevo atracón de Gloria. Puede que lo logren o puede que no. En cualquier caso, contamos con nuestras armas para impedirlo:

Plantilla 14-15 SFC

Pero sobre todo, el talismán:

Aficion Turin

Si, fíjense bien porque allí en el Juventus Stadium, donde volvimos a inflar de honor a ésta ciudad (cuyo nombre portamos orgullosos por todo el mundo), fueron las bufandas las que conjuraron a los mengues, a los demonios.

No se puede perder con tanto corazón dentro, empujando, latiendo en el Escudo desde hace 125 años.

esc21905

Bandera Mercantil SFC 2

EscudoSFC

Y con las bufandas estaremos mañana allí, en nuestro Templo para acercarnos a Varsovia.

Cuidaros.

P.D. Confío en que los responsables de la UEFA no sean tan cretinos como los de la LFP y no tengan la tentación de prohibir las bufandas (ésas armas peligrosas con las que se pueden agredir a los contrarios) y en quienes secundan éstas barbaridades.

Confío en que alguien, desde algún estamento superior, sea capaz de decirle al perrillo faldero del duopolio (enorme reaccionario certificado que pretende darnos lecciones de civismo a los demás) que tanto idiota no cabe en tan poco espacio.

Confío en que los informadores de la UEFA, al contrario que los de por aquí (que nadie sabe quiénes son, de dónde vienen, si son locales o importados y cuya ecuanimidad es más que sospechosa), sean respetuosos con los aficionados y de consignar algo, al menos que sean objetivos.

Confío en que mañana vayamos al Estadio a GANAR, a ANIMAR, a EMPUJAR, a DEJARNOS LAS GARGANTAS, a DAR LECCIONES DE GRANDEZA…

Confío en que SEAMOS SEVILLISTAS en las formas y en el fondo.

SEVILLA FOOTBALL CLUB FUNDADO EN 1890

sábado, 7 de febrero de 2015

LA VIDA DE LOS OTROS

 

Saludos.

“Cuando el tonto coge una linde, la linde se acaba y el tonto sigue”.

(Refranero manchego)

Debe ser muy triste no tener vida propia.

Debe ser muy triste vivir la vida del otro y que el otro

te llene y te vacíe eternamente tu propia existencia.

El título del post lo tomé de una magnífica película (2006) dirección y guión de Florian Henckel von Donnersmarck (a algunos nos encanta hurgar en las películas fuera de los grandes circuitos aunque más tarde, por la fuerza de su propia calidad, se incorporen a éstos), ambientada en la Alemania de la República Democrática de 1984. Logró ganar numerosos e importantes premios, incluido un Oscar.

El argumento gira en torno a la obsesión enfermiza (dictatorial porque todas las dictaduras son iguales) del régimen comunista por controlar a sus propios ciudadanos y de cómo ésa actividad termina por cambiar a un funcionario experto y eficiente, un adepto incondicional que, sin embargo, verá alterada profundamente su propia percepción, su realidad interna.

En el ejercicio de su trabajo y sus pesquisas de otras vidas y formas de pensamiento (artistas, intelectuales y opositores al régimen) termina enfrentado a sus demonios particulares hasta transformarlos.

Sin embargo y a pesar de su convencimiento interno y progresivo de la razón que asiste a sus víctimas, no puede evitar seguir obedeciendo a sus amos hasta el final, sabedor de que ésa razón que legitima a ésas víctimas, debe quedar oculta frente al todopoderoso Estado y su monumental escenario de mentiras. Ello a pesar de ser consciente de vivir en una sociedad ficticia aunque terrible y mortal.

Denuncias constantes, chantajes, perversión, torturas y abusos para obtener una verdad que no existe. Unas vidas fraudulentas mantenidas en el tiempo que terminan por explotar en su propia putrefacción.

Su último acto (escenas finales sobrecogedoras por su sencillez y por lo que trasciende en el espectador)  redime de alguna manera al protagonista aunque nunca se mostrara porque la vergüenza de sus monstruosos actos le resulta insoportable.

Es altamente recomendable para quien no la haya visto todavía porque con cuatro “perras”, el director construye una historia muy bien tramada, con un argumento sólido y eficaz.

Debo confesar que soy capaz de entender y comprender determinadas actitudes aunque no las comparta, aunque me resulten imposibles en mentes educadas, formadas y cultas. Y lo hago porque considero que los sentimientos están fuera de la razón pura y que existen fuerzas que superan al raciocinio, a la lucidez y a la objetividad elemental porque nunca somos, ni seremos, enteramente objetivos en cualquiera de nuestras percepciones humanas y sociales. De hecho, los condicionantes que se nos fijan desde que iniciamos el largo recorrido existencial son decisivos, nos marcan y casi siempre acabamos con ellos nuestro ciclo vital.

Esta es, según el DRAE, la definición de “envidia”:

“Tristeza airada o disgusto por el bien ajeno o por el cariño o estimación de que otros disfrutan: la envidia os corroe; tiene mucha envidia de su hermano.”

Pues eso tan humano y tan elemental como desear lo que otros poseen, es quizás uno de los motores (negativos) más poderosos de la humanidad. La Historia del género humano es un rosario de actos envidiosos que, a través de las guerras, hemos ido “justificando” permanentemente con discursos amañados y adulterados, destinados a convencer a los más simples, a los menos críticos, a los que llenan sus vidas con unas pocas “verdades” porque el resto, las de los demás, son dolorosas y nos señalan, exactamente, las miserias de las nuestras.Seguimos igual así que pasen siglos.

Hay, sin embargo, actos de envidia cuyo beneficio es imposible para el “envidiador” porque no se conquista nada. Así, desear lo que otro posee sabiendo que es absolutamente improbable lograrlo, se convierte en un auténtico suplicio para el envidiante y es de una estupidez absoluta.

Pero la vida no es la pantalla aunque muchos vivan en ella. Hay una realidad virtual y una realidad real. En la primera, todo es maravilloso.En la segunda, la auténtica, no.

La lenta transformación, la aceptación de la verdad a través de la consciencia progresiva de su propio vacío interior (como ocurre en la película), no corrige a todo el mundo porque hay quien se regodea, a falta de otras motivaciones, en vivir el mundo de las fantasías, el que les duele menos. Es el mundo de los niños. Es infantilismo.

Nos duelen tanto los éxitos ajenos, esos que envidiamos irracionalmente (la envidia es en sí misma irracional), que te llevan al extremo de ofrecer tu propia credibilidad y tu propia autoestima para beneficio de terceros. La pérdida de respeto propio, aunque pretendamos engañarnos nosotros mismos, se hace extensible al resto, a aquellos de los que esperamos comprensión y aceptación y se convierte en hartazgo, en rechazo porque no se pueden comprar voluntades sin un respaldo sólido, sin lógica, sin ofrecer una motivación justificada y sobre todo, cuando nos involucramos en las otras vidas de manera artera y perversa teniendo, como tenemos, importantísimas lagunas en las nuestras que no sabemos, ni podemos, rellenar.

No se puede tratar de engañar a todo el mundo todo el tiempo porque perdemos ése respeto de los otros desde el momento en que nosotros mismos dejamos de respetarnos.

Si tenemos en cuenta que el trato de los medios siempre ha procurado ser igualitario (a pesar de las enormes distancias en todos los terrenos y con mi particular aceptación porque entiendo que debe ser así), forzar a éstos en una determinada e inexplicable dirección acabará por volverlos en contra. Con el subconsciente (salvo unos pocos adeptos) no se juega porque hay inteligencia ahí fuera y no todos se dejarán insultar.

Ésa titulitis de cartón piedra, pobre escenario, sin un guión medianamente aceptable y con actores de segunda fila los convierte, incomprensiblemente, en seres petulantes, en mentes imbuidas de valores menores que, de puertas adentro, “venden” como logros universales.

Ésa vanidad, vista desde fuera, sin más argumentos que una dialéctica mas o menos florida (a veces bastarda), solo provoca risas y en la mayor parte de los casos, estupefacción.

Ése afán de protagonismo folclórico y anecdótico sin considerar que se alimenta el tópico externo, el menosprecio y la diversión por la payasada, solo produce desdén. Dentro y fuera. 

Ése permanente intento de excusar los éxitos del otro en el destino o en la suerte, solo ahonda en la irrefrenable envidia (la que tiene un color especial) porque es la mejor forma de expresar la impotencia.

Ése lamentable espectáculo de mendigar atención no por tus valores sino por tratar de denigrar los del otro, es penoso.

Ése deseo de lograr el cetro andaluz por caminos equivocados, de quedarse en lo superficial, los aleja cada día del objetivo mientras que el otro, el envidiado, se engrandece y establece distancias insalvables que no cesan de crecer.

Ésa permanente torpeza, ésa soberbia de no querer imitar modelos que funcionan porque sería admitir algo positivo en el otro, es de una ceguera que pasma…

Solo cuando muestren respeto por el otro, cuando se lo otorguen ellos mismos, cuando dejen de vivir la vida de los otros, comenzarán a escalar hacia la grandeza.

Solo entonces.

Nosotros lo hicimos cuando dejamos el lastre en el camino.

Cuidaros.

EscudoSevilla1º

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