Saludos.
En el capítulo anterior, como diría aquel, dejábamos a Paco Palomares ejerciendo de héroe y exponiendo su vida para salvar a una mujer en un incendio.
Ése carácter arrojado e impulsivo de Paco (que aplicaría en no pocas facetas de su vida, unas veces para bien y otras para mal), le llevó a plantearse una acción que hubiera podido tener un alcance mucho mayor del que afortunadamente tuvo. Vean lo que publica "La Crónica Meridional" de Almería, el día 12 de octubre de 1914:
En 1914 estalla la I Guerra Mundial en Europa (todas las dos guerras mundiales se han producido aquí y con los mismos protagonistas principales) en el primer intento alemán por dominar físicamente el continente entero (lo conseguirían más tarde, cuando les convencieron los norteamericanos de que solo era posible a través de la economía y así lo hicieron). España, como habría de suceder en ésta y en la siguiente conflagración, se mantuvo neutral y no intervendría directamente en el conflicto.
Sin embargo, cientos de ciudadanos españoles, a título particular, se enrolaron en los ejércitos en liza, a saber: los imperios Alemán, Austrohúngaro, Otomano y Bulgaria (y varios países pequeños más) de un lado y una gran coalición de aliados encabezada por Inglaterra, Francia, Rusia, los Estados Unidos... y otros ocho estados del otro.
Hay abundante literatura sobre la participación de los voluntarios ibéricos y de sus acciones de valor en las batallas en ambos bandos. Más tarde, en la siguiente guerra y a pesar de que España andaba bajo el yugo y las flechas del golpe de estado del General Franco, socio fiel del Tercer Reich del nazi Adolf Hitler, los republicanos exiliados darían también muestras de valentía: en 1944, "La Nueve" compañía integrada por ex milicianos republicanos españoles, fue la primera fuerza aliada en entrar en Paris, empujando en su huida a los alemanes, y donde todavía hoy día se les tributan honores por ello.
En el otro lado, la "División Azul" enviada por Franco (había que pagar el servicio prestado por la "Legión Cóndor" alemana y sus bombardeos a poblaciones civiles españolas, como por ejemplo la masacre de Gernika) integrada por casi 50.000 voluntarios fascistas y que también destacó militarmente, sobre todo en el durísimo frente ruso y en el fracasado asedio de Leningrado. A éstos si se les homenajea de vez en cuando en España.
Pues en aquella Primera Guerra mundial, Paco Palomares quiso participar al lado de entre 7.000 y 12.000 (no es posible precisar la cifra con certeza) voluntarios españoles. Tenía en ése momento 40 años... ¿qué impulsó a nuestro polifacético paisano a "embarcarse" en tamaña odisea? Y sobre todo... ¿lo hizo realmente? Pues a pesar de las dudas del cronista y la falta de respeto a las aptitudes mentales de Paco (quizás llamarlo "insulto" sería más adecuado), El Marino se fue a la guerra. Vean lo que publicaba el "Daily Mirror" el 24 de octubre de 1914:
Ahí tienen a nuestro bull-fighter. Imaginamos que le sería proporcionado un uniforme adecuado a sus nuevas funciones, pero el cronista, para realzar el valor de su noticia, coloca una de Paco vestido de luces y con su montera por montera.
Dice la "Enciclopedia de Andalucía" que obtuvo la Medalla Militar en Verdún y la Legión de Honor en Iprés (o Yprés), extremos que no hemos podido confirmar a pesar de haber realizado una intensa búsqueda en los archivos franceses, por lo que deberemos aceptarlo como cierto. En cualquier caso, suponemos que la familia guardará ésas distinciones.
No deja de sorprender, no obstante, que fuese condecorado en batallas terrestres siendo marino. Si consideramos que tenía entonces 40 años, como decíamos, nos preguntamos qué acciones pudo desarrollar para merecer ésos honores. Se nos hace difícil imaginarnos a Paco, de natural hombre obeso y probablemente doblando en edad a la mayoría de sus compañeros de armas, correteando por las trincheras y asaltando las defensas de los tudescos. Cuesta.
Lean lo que publicaba el conocido semanario "The Kon Leche" del 25 de enero de 1915:
Ése periódico taurino siempre se ensañó con Palomares (quizás porque no era buen torero o precisamente por ello), pero si andar metido en una guerra, obtener dos medallas (que no se suelen dar a los cobardes) y resultar herido no les pareció serio... alguien debió decirles que hay más formas de medir el valor (discutibles o no) que las de plantarse delante de un astado. Hay que tener mucho para eso, ciertamente, pero para enfrentarse a otro ser humano armado que viene a quitarte la vida (el toro solo se defiende) quizás se necesite estar hecho de otra pasta.
Independientemente de las dudas que nos hayan podido surgir, Paco Palomares estuvo enrolado con las fuerzas aliadas en la Primera Gran Guerra, luchó en suelo francés y este extremo parece indiscutible.
¿Cuánto tiempo estuvo alistado? No lo sabemos, pero su actividad literaria parece que no se detuvo porque en 1915 (teóricamente debería seguir en el frente) escribe "El U-29", fantasía trágica en tres actos y un epílogo, estrenada un poco más tarde, en 1917.
El título corresponde a un famoso tipo de submarinos alemanes botados en 1913, justo antes de comenzar la guerra. Y como nuestro Paco era marino, elige el nombre de un navío para una fantasía trágica.
Y trágico para la familia resultaría también ser ése año de 1915, pues fallece el Reverendo Doctor Palomares García.
A propósito del Reverendo Palomares y muy poco antes de que Paco marchara a la guerra, visitó Sevilla el Escritor madrileño Eugenio Noel (Madrid 1885-Barcelona 1936). Andaba documentando su obra "Escenas y andanzas de la campaña antiflamenca" (!). Es una recopilación de vivencias y reflexiones (librepensador y regeneracionista) de sus viajes por España. Debió sentirse muy impresionado con nuestra ciudad ya que compone hasta tres capítulos (uno para los demás lugares que visita): "Una tarde en el cementerio de Sevilla", "Visión de Sevilla desde la Giralda" y " La iglesia muerta de San Basilio".
Noel era amigo de Paco Palomares y en ése último relato, dice:
Paco lo lleva de visita a la Iglesia de San Basilio, le presenta a su padre y recorren el lugar guiados por el propio Reverendo. Describe lo que va viendo y hace, también, un extracto de la vida de Paco:
Leemos pasajes ya conocidos y otros novedosos que miraremos más adelante porque, como venimos insistiendo desde el principio, las dimensiones del personaje son asombrosas.
En su descripción de la visita, Noel nos cuenta sobre la maqueta del biplano que no se llegó a construir y los detalles técnicos del proyecto: aerodinámica, distribución de los pesos, doble hélice, potencia del motor... asesorado por Paco, lógicamente; la oreja que cortara a un toro en la Maestranza e inmediatamente Paco se explaya, sorprendentemente, contra "la barbarie de las corridas" y contra los toros a los que "odia", dice Noel; aves disecadas, numerosos recuerdos de sus viajes marinos y cartas náuticas; junto con el Reverendo prosiguen la inspección hacia la Sacristía donde tiene instalado el Doctor su "museo" de la Inquisición, en un "encantador desorden de sus colecciones". Sin embargo, Eugenio Noel se siente sobrecogido ante los instrumentos de tortura.
Continuará.
Cuidaros.
Fuentes:
Moreno Martínez, Doris "El primer museo de la Inquisición en Sevilla". Universidad Autónoma de Barcelona
http://angelaysevilla.blogspot.com.es/
http://hemeroteca.sevilla.abc.es/
http://www.anglicanos.org/
http://iglesiadesanbasilio.blogspot.com.es/
http://protestantedigital.com/
http://gestauro.blogspot.com.es/
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