Saludos.
Viernes 11 de marzo tarde y todavía con el sabor salitroso del partido de Basilea en la boca, me encamino (me enmetro) hacia Nervión, hacia nuestros dominios aunque a fuer de ser sinceros, éstos se han ampliado muchísimo en los últimos años. Hemos puesto fronteras más allá del horizonte. Incluso, como decía aquel con su saber popular, “en lontananza, que eso sí que está lejos”.
Acudo a una invitación de mi amigo César porque es César y porque lo que me propone me impone, me gusta, me atrae y me llama: Jose Manuel García-Otero presenta su segunda novela “El frío anochecer de los espejos”, que además y si no fuese ya suficiente, es una novela negra, una de mis pasiones porque a pesar del adjetivo, suelen ser luminosas en fondo y forma. ¿Una velada de literatura y sevillismo..? ¿Quién se resiste?
Voy con tiempo y me paseo un poco camino de la Peña Al Relente, sevillísima y antiquísima Peña donde tendrá lugar el acontecimiento. Un lugar con sabor blanco y rojo como pocos. Por el camino y en similares condiciones (como a mi, nos gusta llegar con tiempo), me encuentro con el Señor del Voladizo, con D. Antonio Ramírez. Hacemos pues, mas tiempo juntos y juntamos tiempos (que dos tiempos paralelos son un solo tiempo). Charlamos aunque con D. Antonio no me importa perder la posesión de la palabra porque almacena y atesora maravillosos conocimientos sevillistas sin fin (y no como yo a pesar de mi gran capacidad mental… en el sentido volumétrico del término) Paseamos un poco y enseguida tomamos ruta a la Peña. En aterrizando allí (sin haber hollado un milímetro de tierra que todo ha sido hormigón, alquitrán, esquivar varias heces perrunas y algún adoquín), pedimos las cervesitas de rigor y aunque Antonio la toma de ésa rara, incompleta y sin chispa, sus razones tendrá. Faltaría mas, amigo. Además, los borrachines solemos decir más tonterias de lo exigible y de lo deseable. Y no nos redime que nos creyamos graciosos, simpáticos y divertidos si la concurrencia no concurre en similar apreciación.
La Peña es muy agradable y tienen una reproducción del Escudo de Pablo Rodríguez Blanco fidelísima (el original se custodia en el Área de Historia del Sevilla). Nos presentamos con Guillermo, Presidente, y con José Manuel, Responsable de Redes. Cordialísimos. Gracias por vuestra acogida.
Van llegando y en poco rato, me rodean muchísimos quilates de sevillismo. Muchísimos. Tantos que da vértigo. Por allí andan Pedro, Carlos, Álvaro… casi todos conocidos y algunos nuevos. Y de pronto me presentan a un tio que dice ser Pepe.
-¿Sabes quién es? –me pregunta alguien.
-Eeeh…no –respondo escudriñando detalladamente al sujeto, buscando en el archivo de imágenes del caletre.
-Es Pepe Arjona…
¡Hombre! Un abrazo y una gran alegría porque a pesar de habernos tuiteado muchísimas veces, no nos conocíamos en persona. Pepe es uno de esos tipos que escriben siempre cosas interesantes, cosas sevillistas, importantes. Uno de esos del ramillete de escogidos (ojalá hubiese muchos mas) a los que he respetado siempre por su seriedad, su pasión por nuestro Escudo, por nuestra Historia, por su buen hacer y saber… de los que merecen mucho la pena seguir, de los imprescindibles. Cuando has tenido ésa relación de comentarios y epístolas de 140 caracteres, chupitos de saber en la pantalla, es doblemente agradable poner un físico detrás de las letras y es una borrachera, de saber, porque ya no hay impedimentos informáticos para hablar. Somos todo lenguas. Momentos mágicos. Luego nos sentamos juntos y justo enfrente de los oficiantes, con lo que nos garantizamos que la mayoría de sus miradas pasaran siempre por nuestros rostros antes de buscar las alternativas de los extremos, de las bandas. Lo siento.
En la previa, al modo partido, charlamos intensamente (son momentos de sevillismo en dosis masivas, amables, tranquilas, reconfortantes…), comentamos sobre las pasiones que nos unen (el Sevilla y su Historia) porque se juntan por allí unos cuantos de los artífices de la Era Moderna de la Historia del Sevilla… en papel, en los libros, en los fundamentos. De esos que en pasado el tiempo, la Historia del Sevilla los incorporará, entre sus muchos argumentos, como los hacedores modernos del primer pasado.
Y por allí suena por primera vez algo que quizás dé en llamarse “gastro-historia”. Toda una promesa para futuros festines de los sentidos (en construcción).
Me hago, nos hacemos, de nuestros ejemplares de “El frio anochecer de los espejos” que José Manuel, amablemente, nos dedica. En el mio escribe éste prosista poeta:
“A José Manuel, que los montes y mares te llenen de energía”.
Gracias, Maestro. Guardaré tu libro como un tesoro en mi pequeño y modesto “museíto” sevillista.
He leído, disfrutado y me he embelesado con bastantes artículos de García-Otero (con el que tengo más cosas en común que el fútbol) pero no tenía plena conciencia de la magnitud del personaje, aunque hayamos coincidido en alguna ocasión. José Manuel posee un currículo impresionante. Pero para describirlo, me quedo con las palabras de Pedro Monago: tiene una pinta de buena persona que reconforta. Y es sevillista. Y escribe de maravilla. Y todo lo demás está construido encima de ésa cualidad…
…y Pedro Monago nos lo sirve en bandeja y magníficamente adobado. Pedro no sabe escribir comentarios de texto (sic) pero con su prosa fácil, culta y fluida, quizás no le haga falta. Conoce a José Manuel desde hace tiempo y eso facilita la labor del presentador: solo tienes que verter unas cuantas impresiones personales y te sale perfecto. Y eso hace Pedro. Y hace, también, un magnífico comentario de texto oral sobre la obra de José Manuel. Si Pedro usara grabadora, luego solo tendría que transcribir sus palabras y le saldrían unos trabajos escritos excelentes.
Habla Pedro de la novela de José Manuel, de la trama, de los personajes… se explaya un poquito en el malo, Beto, mirando con intención a Álvaro quien ya sabemos de qué portero cojea.
Presentación completa, amena e ilustrativa de Pedro para dejar paso al actor principal, al autor (¡qué envidia y cuánto valor hay que tener para publicar un libro...!)
Y de pronto me sorprende contando detalles de sus relaciones con Argentina, con ilustres jugadores de allá, con Buenos Aires, sus viajes frecuentes y regulares… no tenía conciencia plena de ésa relación. Perdón, José Manuel, por haber vivido en otro mundo todo éste tiempo.
Y conecto especialmente porque desde que visité aquel país, no dejo de repetirme (y repetir a quien me quiera escuchar) que si me preguntara alguien:
-¿Si no vivieras en Sevilla… dónde te gustaría vivir?
Y mi respuesta sería automática:
-En Argentina.
Yo soy lector en un ochenta y cinco o noventa por ciento. El resto, sucedáneo de escritor aspirante que seré hasta la muerte. Por ello y por el eterno anhelo de conocer los mecanismos mentales, los resortes del Escritor, no solo me interesa una obra literaria por su mensaje, su contenido y la manera en que me lo cuentan: me apasiona el proceso creativo, las fuentes, las inpiraciones, el pozo de dónde se nutren para sacar a la luz ésos mensajes, ésas historias.
Abierto el turno de palabras, quise preguntarle sobre ello, que me regalara algunas muestras de su genio… pero se me adelanta Somalo y me quita la pelota. No obstante, gracias a ambos.
Alguien le propone que escriba alguna novela negra sobre el fútbol… precisamente cuando recien acabamos de cumplir 98 años del famoso “22 a 0” sobre el Betis, detrás de cuya paliza inmisericorde, para los anales, se forjó una trama tal que la literatura de novela debería resaltar. O de ensayo (como en su día Enrique Vidal hiciera magistralmente con el “caso Antúnez”).
Dice Pedro en la presentación que Messi (conectando con la obra de José Manuel “Messi, sueños de un principito” de 2013) será pronto reconocido como el mejor jugador de fútbol de todos los tiempos. Yo pienso que ya lo es y se me ocurre que el que se supone vigente, Maradona, jugó en el Sevilla, que no desesperemos con Messi. Y si pasados unos años…
Cuando por fin José Manuel me otorga mi turno de palabra, ya casi me habían dejado sin argumentos. Lo importante era, no obstante, que los mensajes se escucharon y así sucedió.
Llega mi hora me marchar rumbo a las setas (no las de la Encarnación) y debo dejarlos allí, en la Peña, hablando de todo aquello que nos une…
Ya tengo las tres obras de José Manuel y ésta última, puesta en su correspondiente lista de espera (lo siento, amigo, pero debo terminar los dos trabajos en curso antes de atacarte a tí).
Por eso, por ésos ratos de alimento del espíritu como pocos, Algarivo ha decidido (mirándose un poco en los espejos y en su locura) volver a asomarse por aquí. Y ello a pesar de que Twitter mata. Y sin saber cuándo habrá nueva convocatoria.
Cuidaros.
2 comentarios:
Apreciado José Manuel
Cuando esta tarde recibí la inesperada noticia -no por ello menos deseada-, de tu regreso a tu íntimo sitio para que todo el mundo podamos seguir viéndote, me resultó emotiva.
Entre mi elenco de devoción sevillista, sufría tu notable ausencia.
Cierto es, que los chupitos twitteros ayudan de,… aquella manera, a mantener el vínculo,… pero ciertamente, ayudan.
Sé que no es fácil, ponerse ante una cuartilla en blanco y empujar el lápiz. Que las ideas, pensamientos, o pasiones fluyan raudas, ante un hecho, suceso o acontecimiento.
Mi admiración a quienes como tú lo difunden con el corazón, y con tan singular estilo. Deseo que puedas seguir deleitándonos.
Te agradezco tus palabras. Un servidor solo es uno de tantos, para quién nuestro Club es parte importante en su vida. Dispuesto a colaborar y ayudar en lo que pueda. Incluso desde la crítica; que expresada con buena voluntad y respeto, y recogida con respeto y sin ambages, ayuda a alcanzar –aunque algunos no gusten asumirlo-, más beneficios que males.
Fue un enorme placer conocerte en la peña “Al Relente”. Imposible mejor lugar, compañeros, y acontecimiento.
Anochecer de brillantes espejos.
Cuídese Sr. Ariza.
Salud y Sevillismo.
¡¡Joder vaya regalazo con el que me encuentro este domingo!!!
Me doy una vuelta por estos lares y me encuentro a mi amigo Ariza. Amalgama de alegría, tristeza, satisfacción...
Esa pluma, esa mente, sigue en forma.
Un abrazo fuerte y que la vida te depare a tí y a los tuyos todo el bien que yo te deseo.
Cordialidad total para Vd.
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