CON PAPEL (ES)

 

Saludos.

Con papel, D. Alfonso, o con papeles más exactamente y del tipo prensa que son, para lo bueno y para lo malo, casi los únicos posibles. Los sueños, la imaginación, los anhelos y los deseos son solo ilusiones. Solo eso.

Y de los espejismos, al pragmatismo forzoso de la Historia. Recuerde su título y haga honor a ello, D. Alfonso, porque ya ha cometido demasiado fallos visibles. No insista, por favor.

Es la Gran Cruz Del Mérito Militar, con distintivo blanco. que se concede por méritos, trabajos, acciones, hechos o servicios distinguidos y que se efectúen durante la prestación de las misiones o servicios que ordinaria o extraordinariamente, sean encomendados a las Fuerzas Armadas o que estén relacionados con la Defensa.

Pues como podemos ver, al Sr. Manuel Blasco Garzón se fue concedida por Alfonso XIII la Gran Cruz del Mérito Militar en 1922. Es de destacar que ésas condecoraciones, en su inmensa mayor parte, están destinadas a premiar a militares por sus hazañas bélicas, lógicamente. Veamos un ejemplo:

Sáenz de Buruaga…

Blasco, civil, tuvo que haber tenido (y la tuvo) una actuación muy destacable para lograrla.

Hay unas magníficas semblanzas de D. Manuel Blasco Garzón en “Un republicano en la planta noble”, en La Palangana Mecánica y en “Blasco Garzón y el Ateneo Popular”, en El Voladizo de Gol Sur. Sin embargo, no dejo de sorprenderme cuando a medida que se hurga en su historia, la figura se engrandece aún más y se descubren nuevos aspectos de su personalidad.

1904, el Sevilla F.C. anda preparando los “papeles” que le darían carácter oficial el 14 de octubre del año siguiente (15 más tarde desde su fundación) y ahí vemos al jovencísimo orador Blasco Garzón comisionado desde Sevilla para arengar de política, de republicanismo, ante los cordobeses. Hay que considerar, necesariamente, que debió tratarse de todo un fenómeno de la oratoria para ser enviado, tan joven, a representar a los republicanos sevillanos.

Masón, como podemos leer en el Boletín Oficial del Gran Oriente, al lado de otro jovencísimo aspirante, el periodista sevillano Francisco Martín Caballero, quien poco después casaría con una descendiente de Francisco Peris Mencheta (que junto a sus hermanos Salvador y Luis, crearían la Agencia de Peris Mencheta), nada más y nada menos. Y por su esto fuera poco, dirigía el diario conservador La Provincia de Huelva.

Ya en 1921, nos encontramos a Blasco compaginando sus acciones humanitarias con su protagonismo político y su pasión sevillista:

Este insigne sevillano, junto a otro inefable sevillista como fue Ignacio Sánchez Mejías (expulsado del Club en 1929 por la imparable fortaleza de Sánchez-Pizjuan), organizan este Homenaje a Góngora en el Ateneo de Sevilla, reuniendo a toda la vanguardia de la Generación del 27:

Lean éste excelente artículo de Francisco Correal en el Diario de Sevilla para entender un poco mejor la figura de Blasco y lo que significó aquello.

Llega el golpe de estado de julio de 1936 y asistimos atónitos al trasiego de nombramientos y dimisiones sin fin:

Eran tiempos revueltos, muy revueltos y el baile de cargos en una República en desguace propiciaban casos como los que hemos visto, con nombramientos y dimisiones en un mismo día.

Sin embargo y apenas a tres meses de iniciada la contienda fratricida, Blasco es destinado a Buenos Aires como Cónsul General Español.

 

Allí, lejos de su Sevilla y de su querido Sevilla F.C. (a los que nunca volvería a ver), falleció D. Manuel, dejando, no obstante, un testimonio arrebatador de su nostalgia.

Éste Presidente del Sevilla F.C. entre 1923 y 1925, D. Alfonso, no tiene pinta de ser un delator. Para nada porque, además, el listado de sus actuaciones como abogado (en favor de los más desfavorecidos) así como su preocupación y actividades en pro del fomento de la cultura popular, es tan larga que merecerían varios posts aparte. Inténtelo de otra forma, por favor. Igual alguien le cree.

Todo llegará, D. Alfonso.

Cuidaros.

P.D. Uno del entorno que usa el papel para más cosas.