Saludos.
Un día cualquiera, una tarde cualquiera y sin salir de casa, puede convertirse en una de las aventuras más apasionantes que pensarse pueda.
Comienza ése día como casi todos en el año: te levantas muy temprano, te vas a trabajar (por obligación, que conste) y regresas al calor del hogar (sobre todo en verano) para tratar de recuperar fuerzas y, sobre todo, para VIVIR tu tiempo libre de la forma y modo que más te guste.
Tienes mil opciones, tantas como personas haya, pero llevas tiempo atrapado en la excitante tarea de bucear en el pasado, de tratar de estructurar un tiempo no vivido, porque te habían contado tantas cosas raras, que necesariamente debes ir a las fuentes, a las bocas y plumas de otros y leerles a ellos mismos, sin intermediarios, sin interpretaciones.
Definitivamente, tratas de saber sin que te lo cuenten.
Premisa básica para un investigador (no confundir con “historiador” porque para medallas ya hay otros pechos), es buscar pruebas, indagar, recuperar y obtener los testimonios verídicos, los originales, los que no han sido manipulados, ni convenientemente mutilados y ni tan siquiera mostrados. Quieres beber de la fuente con tu propia boca, con tus ojos.
Y como eres un curioso impenitente, te aventuras y te juntas con otros fisgones recalcitrantes que también buscan los tesoros del pasado.
Y ésos fisgones tienen a bien dejarme participar (allá ellos) y participo.
Cuando ésa tarde cualquiera que decía llegas a casa y cumples con el ritual necesario de asearte, alimentarte, desalimentarte y acomodarte, te plantas delante de la herramienta moderna por excelencia, de ése cuadradito brillante por el que eres capaz de ver el mundo todo y todo lo que contiene: el ordenador e internet.
Paso uno (además de encenderlo porque sino lo verás todo negro) es leer el correo. Dos, tres, cuatro docenas de mensajes de los que quitas el veinte por ciento (publicidades, suscripciones, chorraditas y demás) y te quedas con el río, con el flujo de información invisible que nos perpetramos los cotillas modernos que miramos para atrás.
Porque tú eres de los pocos que no pueden conectarse durante las mañanas y cuando llegas, por las tardes, te encuentras que los otros, los siete u ocho ratones de las hemerotecas (como tú mismo), ya han estado descubriendo tesoros y al modo estampitas o cromos de jugadores de la infancia, nos los enseñamos, los leemos, los clasificamos y los archivamos convenientemente para encajarlos en el sitio y momento oportunos de la Historia.
La Historia, por tanto, se alimenta, crece, se desarrolla y se constituye en un organismo fuerte y sano. Es Nuestra Historia, contada por nosotros.
Y a Nuestra Historia le damos los mejores alimentos, las dietas más compensadas y ricas porque es Nuestra. Ya no la dejamos en manos de nodrizos de baja estopa porque es Nuestra.
Pero estaba delante del ordenador leyendo correos y además de la admiración que me produce el trabajo de los ratones éstos, me espolean para, a mi vez, hurgar en las entrañas de los almacenes de información, en periódicos y hemerotecas de todo el mundo.
Por suerte para todos, podemos visitar los fondos documentales del planeta Tierra desde casa (para los otros planetas, aún nos deben mejorar las conexiones de ADSL) y eso, para los falsarios que durante décadas se han apoyado en la ignorancia para construir sus mundos de fantasías, mentiras, soluciones imposibles fruto de la envidia más profunda, es letal porque los deja en descubierta y los enfrenta a sus propias contradicciones.
No es de extrañar que reaccionen tan mal.
Descubrimos cosas increíbles por aquí y por allá, por allá y por acullá, literalmente. Fuentes inéditas, insospechadas, repletitas de información, que nos van configurando, insisto, una Historia diferente, nueva, distinta y mejor. Más real, más ajustada a los hechos tal cual ocurrieron y que nos narran los testigos presenciales, los únicos capacitados para cargarnos de argumentos: la fuerza de las pruebas.
Pues ésta banda de ratones de hemerotecas que dejaron que éste otro, yo ratón, entrara en el círculo, gratis y por amor a unos colores, a una Historia y a la Verdad de nuestro pasado, está construyendo los basamentos bibliográficos, documentales y ciertos de mucho más, muchísimo más, de un siglo de Historia tan sabida como desconocida.
¡Y las sorpresas que saldrán en su momento!
Éste grupo de ratones con Agustín, Juan, Juan Luis, Carlos, Antonio, Enrique, Alejandro y Aurora (Nacho también en algunos momentos), se postula como el mejor Equipo, la mejor Delantera posible para jugar el apasionante match por la Verdad de la Historia.
¡Enhorabuena, campeones!
Cuidaros.
8 comentarios:
Sí, sí, pero no teneis un parquing que se entra por una calle y se sale por otra.
:D
Que grande este grupo de ratoncitos, seguid así.
Enhorabuena a todos.
Un abrazo
Me sumo a tus agradecimientos por poder formar parte de esta preciosa locura.
Para ratones los de nuestros ordenadores, que están que echan humo.
Lástima que el día no tenga 30 horas para tener más tiempo de ratonear.
Un abrazo!
Sin lugar a dudas los autenticos y verdaderos ratones coloraos,los del loco de la colina son otra historia,un abrazo hermano y seguir hurgando en esos rincones tan hinospitos para seguir enseñandonos al sevillismo las verdaderas historias de nuestro gran pasado,para saborear este presente y para saber hacia donde dirigirnos en el futuro.
"Ratones coloraos"
Gracias por tanto trabajo regalado al Sevillismo.
Un saludo.
Hola Sevillista!!
Me gustaria invitarte a ver la nueva web que siente tus mismos colores.
www.zonabirisviso.es.kz
Un abrazo
¡VIVA EL SEVILLA!
Saludos, Pedro.
He visto que ya has colgado el logo de la Pepe Brand en tu página y que apareces en el listado de la web de la ASR.
Mira en tus seguidores y me verás ahí.
Cuídate.
Daros las gracias por vuestro buenhacer. enhorabuena. Saludos.
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