COMENTARIOS

Saludos.

Decía Carlos Romero en La Red Blanca y Roja -y lo recuerda acertadamente Ramón en su blog Biristones-, que la muerte de un bloguero -la muerte virtual, por supuesto-, puede ser la ausencia de comentarios a las entradas.

Aunque haya quien, como yo, escriba por el solo placer de hacerlo, no dejo de reconocer que es gratificante ver que tu contador de visitas sube y sube y que recibes comentarios a tus escritos.

Además y probablemente en muchos de los casos, los propios comentarios tienen más valor que la entrada en sí. Hay comentaristas de un nivel tan admirable que aunque solo participen con unas líneas, refuerzan de tal manera el post que lo agrandan, lo ensanchan y lo revisten de cualidades que no tenía.

A veces me he visto "obligado" a responder, tambièn en modo comentario, porque se me han planteado cuestiones profundas, críticas o alentadoras, que modifican el concepto primero que pretendía transmitir.

O me han destrozado con mejores ideas que las mias y me han sacado de mis errores.

A pesar de que cuento con la imaginación necesaria, hay que reconocer que otros la tienen mejor aún y cuando recibo un buen comentario, denso, razonado, culto y respetuoso, aunque sea demoledor para mí, no puedo más que darle las gracias al autor.

Y le agradezco que me lea, que se tome su tiempo para escribirme y que sea capaz de perder unos minutos -que podría emplear en cuestiones más productivas- en pasar por ésta mi casa, empaparse de lo que cuento y ponerse a responder.

Eso no tiene valor.

También es cierto que yo no soy un buen ejemplo de bloguero porque no siempre comento en los blogs que visito y quizás no sea excusa que sean tantos y tan buenos. Es verdad que cada día debo dedicar más tiempo al repaso diario de la blogosfera, que ando metido en cuestiones que me ocupan muchísimo tiempo y que no siempre tengo el ánimo suficiente -inspiración-, pero dejar unas palabras no tiene que ser tan pesado. No debería serlo.

Prometo que intentaré corregirme y en la medida de lo posible, portarme con la misma amabilidad de quienes, generosamente, se pasan por aquí y me dedican algunas frases.

Quede constancia, no obstante, que hago un repaso muy extenso cada día -es lo que llamé en un artículo en Columnas Blancas "El ratito sevillista"- de mis favoritos, de la larguísima lista de blogs -la "Blanca y Red", como yo la llamo- que se expanden por el ciberespacio.

Os leo, amigos, a casi todos, casi todos los días. Y no seáis muy duros conmigo porque uno no es dueño de todo su tiempo.

Cuidaros.