
Saludos.
Hoy, como es habitual, estuve comentando el partido de ayer con los compañeros de trabajo palanganas.
Tanto para A. como para mí mismo, un desastre de partido y solo se salvan los tres puntos. También coincidimos en nuestros reparos a Manolo Jiménez y en estas que se acercó, también habitual, R.
R. es fanático de Manolo hasta el punto de que perdona cualquier cosa que le salga mal y está dispuesto, siempre, a justificar la cituación (bajas, árbitros, etc.)
Cuando A. y yo insistimos en que el equipo no es, ni de lejos, sombra de lo que vivimos años atrás, llegó a decir que ésas eran las tésis de Radio Londres, la Gran M Roja y demás medios de los mandriles.
Intenté reprocharle, de buena manera, que esté contínuamente pendiente de lo que dicen o publican ésos medios. Insistimos en nuestros puntos de vista y como no había manera de que apeara del burro, llegué a levantarle la voz.
Inmediatamente le pedí perdón. Un lapsus.
Lo que me sacó de mis casillas es que cualquier opinión que se exprese y no sea de seguidismo de Manolo, sea ubicada, automáticamente, en el bando que representan las radios y periódicos de Madrid.
En lo que amí respecta y ya me conocéis, eso es imposible.
No entiendo que siempre andemos justificándonos contra algo o alguien (el Betis, el Mandril, los árbitros, la Federación, los medios...) Parece que si no tenemos enemigos a los que achacarle nuestros propios errores, que nos exima de nuestras carencias, no somos capaces de ejercer la necesaria autocrítica.
O buscar los deméritos de los demás (ya sabéis aquellos de "había un sabio tan pobre...") que, estando peor que nosotros, nos revaloricen de lo conseguido.
Trataba R. de explicarme que los medios de Madrid siempre mienten sobre el Sevilla, o cuentan las verdades a medias y que suelen resaltar solo la negativo de nuestro Club y de nuestra afición.
Es verdad. Sin embargo, sería impensable que los medios del Madrid, de Madrid y adoradores del becerro blanco, dijeran otras cosas. No me cuentan nada nuevo porque llevo muchas décadas sufriendo, junto a mi equipo, el desprecio de sistemático de los que controlan la "información deportiva" (eufemismo).
¿No nos estaremos obsesionando?
Alvarado es un buen ejemplo. Si bien es cierto que casi todo lo que cuenta es diáfanamente cierto, no termino de entender la constante, insistente y obsesiva persecución de ésos medios, de la misma forma que asisto atónito al espectáculo de seguidores sevillistas con el Marca o el As, bajo el brazo o sintonizando Radio Sevilla en el coche o en casa.
Me resulta incoherente. Incomprensible.
Se trata, sencillamente, de no leerlos, de no escucharlos.
Y el colmo de males es dejarse influenciar por éstos mangantes cuando manipulan, tergiversan y dirigen, subliminalmente, sus discursos creando opinión contraria a los intereses del Sevilla y por supuesto, a favor de otros clubes.
A veces llego a pensar, aunque enseguida me retracte ante mí mismo, que somos idiotas, infantiles, poco formados y objetos maleables en manos de oscuras conveniencias.
Termino con malos augurios si no ponemos remedio, rápidamente, a los males del equipo porque en unos días, se nos viene encima una seria de marrones de muchísimo peso.
Cuidaros.