domingo, 19 de octubre de 2008

EL CASO AGUIRRE

Saludos.

Apenas unos cuantos partidos de liga y ya tenemos tema para toda ella porque, no nos quepa duda, seguiremos hablando del mexi-vasco como lo llevamos haciendo aún antes de empezar la competición.

Este señor siempre ha dado titulares, entrene al equipo que entrene, con la diferencia de que ahora, otro año más, lo hace en uno de la capital. Eso, en los medios, le garantiza protagonismo sin límites y así cumple uno de sus máximos objetivos: parecer que es un gran entrenador aunque no lo haya demostrado nunca.

De la misma forma que el tal Mejuto es capaz de desquiciar al más pacífico del patio con su nefasta forma de arbitrar, Aguirre es capaz de meter tantas tonterías en las cabezas de sus jugadores que se olvidan de hacer lo que saben: jugar al balón.

Aguirre vive de las formas y ni por asomo, se acerca al fondo, al fútbol. Es tan práctico en sus planteamientos que, prácticamente, no consigue nada porque no sabe que hay una teoría que luego debe traducirse en la práctica del fútbol. No lo sabe.

Lo que le faltaba a éste mexi-vasco es llegar al Atlético de Madrid, de la capital, pedir jugadores como si estuviera en un equipo GRANDE y luego echarle las culpas a las patadas de los otros, a los árbitros, a la UEFA... cualquiera es culpable, menos él.

Proyectar nuestros errores, nuestras carencias, nuestras debilidades en los demás tiene un nombre en Psicología.

Y como es un mal entrenador, no consigue nada meritorio.

Ocurre, sin embargo, que con plantillas como la del Madrid o la de Barça, casi cualquier entrenador se hace bueno. Pero el Atlético no cuenta con que teniendo, como tiene, una gran plantilla, ha colocado ahí a un entrenador malo y que no sabe sacarles el máximo rendimiento porque él mismo, con sus actitudes, desorienta y desquicia a los chavales.

Por si eso fuera poco y por ser un equipo de la capital, con toda la parafernalia mediática detrás, han tenido la agudeza de adjudicarles méritos por conseguir, de augurarle metas superiores antes de, de colocarlos en sitio preeminente sin haber andado el camino.

Solo con la plantilla, sin haber jugando aún, ya eran máximos candidatos a todo. Luego, tras algunos resultados potentes, frente a equipos de nivel medio-alto, las espectativas los elevaron aún más.

Pero cuando llegan los grandes... el globo se desinfla. Cuando les plantan cara, cuando el otro no se achica, cuando le hablan de tú a tú, solo demuestran capacidad para UEFA, como mucho, porque el año pasado entraron en Champions como entraron, a la remanguillé.

Lo que haya conseguido el mexi-vasco, poco, ha sido a base de marrullerías y de malos modos. De fútbol, nada de nada.

Y luego está lo de la incontinencia verbal. Lleva años dando ruedas de prensa en las que suelta, de vez en cuando, alguna chorradita que los plumillas le ríen. Se envalentona y de chorraditas pasa a chorradas, luego a tonterías y termina diciendo estupideces. Y como aún le siguen riendo y aplaudiendo, pues seguirá progresando y progresando hasta que, hartos de hacer el ridículo, lo echen.

Entonces solo podrá decir lo único realmente brillante que puede decir: Adios.

Cuidaros.

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