Saludos.
Colaboración especial de José Melero (José Melero@JMelero1)
Hubo un tiempo en el que el desconocimiento de la
historia del Real Betis se debía a la dejadez y a la negligencia de quienes
eran los encargados de escribirla. Mentiras de quienes publicaban con tanta
ligereza como irresponsabilidad. Hoy es peor, hoy se debe a la mala fe, a la
poca valentía de quienes se encargan de investigar y mostrar los hallazgos y al
interés que existe en que la mentira y el tópico prosperen.
El pasado mes de Marzo el Real Betis Balompié quiso
recordar el centenario que cumplió el campo del Patronato Obrero, la que fuera
casa del club verdiblanco entre 1918 y 1936. De aquel recinto sólo queda el
edificio del antiguo Frontón Betis, en cuya fachada fue descubierta una placa
conmemorativa.
A raíz de esta efemérides, desde la web oficial del
club, se publicó un artículo escrito por el investigador Alfonso del Castillo
en el que se intentaba mostrar el devenir histórico del recinto municipal y en
el que sorprendentemente se pasaba por alto a la persona que hizo posible el
apaño y consiguió el alquiler a precio de amigos, gracias al puesto que ocupaba
en el ayuntamiento como perito aparejador. Nos referimos a don Carlos Alarcón
de la Lastra, un todo terreno en nuestro fútbol que llegó a ser presidente, vicepresidente
y secretario técnico en el club verdiblanco y presidente de la Federación
Regional Sur, además de cronista deportivo.
Así lo reconocía en una entrevista para la revista
"Crónica" el secretario bético Carlos Fernández del Pando, en
septiembre de 1932.
Conforme iba avanzando en la lectura del citado artículo
no salí de mi asombro cuando compruebo que el señor del Castillo echa mano del
tópico sevillano y se refiere al Real Betis como un "club popular"
frente a un Sevilla FC “más exclusivista". Y todo eso dicho desde un medio
oficial del Real Betis, con la gravedad que eso supone.
Los motivos que alega el autor del escrito para
referirse a ambos clubs en dichos términos no pueden ser más peregrinos, ni más
simplistas.
¿O acaso llama "exclusivista" al Sevilla FC
el señor del Castillo por el hecho de que el hijo de la marquesa pasara por un
breve espacio de tiempo a ser directivo del Sevilla FC? ¿Jugamos a ver cuántos aristócratas
y personajes de alto abolengo llegaron a ocupar puestos de responsabilidad en
el Betis de los años diez, veinte y treinta? No creo que salga muy bien parado,
créanme.
Luego habla de la popularidad del Betis como si su
equipo tuviera en exclusividad el afecto de las clases digamos más humildes por
aquellos años, y todo por tener situado su campo cercano a varias fábricas, demostrando
un desconocimiento total no solo de la historia del fútbol sevillano si no de
la de la propia ciudad de Sevilla.
Vayamos por partes, en un principio cuando ambos clubs
se trasladan en 1918 a la zona sur de la ciudad, a las afueras de la misma, supuso
para directivos y cronistas casi el fin del fútbol en Sevilla, como así lo
manifestaron públicamente, debido a las molestias que acarrearía el ir a
presenciar los partidos de fútbol a los aficionados, debido a los pocos tranvías
que arribaban a aquellos lugares.
Con el paso del tiempo, ya entrado los años veinte
Sevilla iba a entrar en un proceso de transformación debido al éxodo rural
hacia la ciudad debido principalmente a la necesidad de mano de obra atraída
por el incentivo de la Exposición Iberoamericana, y las grandes obras de
infraestructura, con sus necesidades de mano de obra y posibilidades económicas
en los sectores de construcción y servicios.
Debido a esto que decimos nacerán barrios obreros a
las afuera de la ciudad, barrios como Nervión, Cerro del Águila, la Voluntad, León
o España. Ya en los treinta existían: Árbol Gordo, la Barzola, Bellavista, Los
Carteros, Ciudad Jardín, La Dársena, La Corza, el Fontanal, Heliópolis, Barrio
León, Miraflores, Patrocinio, Tiro de Línea, Retiro Obrero, San Jerónimo, Torreblanca
de los Caños y Vista Hermosa.
Lo que se vino a llamar "los felices años
veinte" supuso el marco adecuado para un normal desenvolvimiento de las
actividades humanas en todos los terrenos.
La reducción progresiva de la jornada laboral, junto
con el referido aumento demográfico y el mayor poder adquisitivo de los
sevillanos provocó la necesidad de llenar de contenido un nuevo tiempo de ocio
que fue a desembocar a un deporte que había ganado mucho en popularidad.
A esto había que sumarle la influencia que supuso el
desarrollo del transporte, que hizo que muchos aficionados de los pueblos de la
provincia, se desplazaran en coche cada domingo a ver los partidos de su
equipo.
Este aumento de público proletario benefició a ambos
equipos pero principalmente al equipo que históricamente más triunfos
deportivos había llevado a la ciudad y el que acertadamente había logrado
acercar a las masas a su campo debido a una política de abonados muy económicas
y accesibles para el gran público , como explicaba su presidente Ramón
Sánchez-Pizjuan en una entrevista para la revista As en Agosto de 1935.
Por este motivo el Sevilla FC era el equipo más
popular entre los sevillanos, y no es que lo digamos nosotros, es que lo
reconocería el propio secretario bético Carlos Fernández del Pando en una
entrevista para la revista "Crónica" en septiembre de 1932, donde reconocía
que los aficionados sevillistas era mayoría y donde afirmaba que en esos años solo había podido
llegar a los 2.321 socios, siendo el Sevilla FC uno de los clubs con mayor
número de socios de España.
Esta escasa masa social que sufría el equipo bético
unido a la poca fidelidad de sus socios, le provocó poco después una nueva
crisis al intentar vivir por encima de sus posibilidades en los años treinta y
que como decimos fue causante de lo que se ha llamado "la crisis del
36". Pero eso es otra historia...
Por lo tanto, cuando se habla de tópicos como "el
equipo del pueblo" y el "equipo más popular", hay que hacerlo
con conocimiento de causa y ciñéndose a parámetros serios y rigurosos, de lo
contrario lo que se está haciendo es sencillamente engañar a la gente.
Cuidaros.
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