LA INSOPORTABLE LEVEDAD DE LA SER

Saludos.

Es probable que el juego de palabras con la novela de Kundera ya haya sido usado anteriormente y no me importa ni siquiera que me acusen de plagio porque me viene bien para mi reflexión.

Esta mañana, rumbo a mi trabajo -y como suelo hacer porque en los pocos minutos que puedo escuchar la radio en ése trayecto intento que me den un resumen de las noticias más destacadas-, tuve la tentación de cambiar de emisora y puse la Sociedad Española de Radiodifusión, la SER.

Titulares de los asuntos políticos, nacionales, internacionales, sucesos y deportes –que es una forma de decirlo porque lo correcto sería, teniendo en cuenta lo que se escucha en éste apartado: fútbol y apenas otros-.

Uno, que ayer acudió al Estadio y presenció la masacre que le endosamos a los chavales –chapó por la entereza de la Real Unión de Irún, un histórico venido a menos y a pesar de la lluvia de juego y goles-, querría haber aparecido en ésos titulares sabiendo que, de entre todos los participantes, el Sevilla había logrado la goleada más clamorosa.

O que la sevillista Blanca Manchón había sido designada Mejor Regatista del Mundo en 2010…

No.

Reproduzco el comentario de cabecera de la periodista desde la emisora central:

“El Madrid golea 5 a 1 al Murcia y el Barça al Ceuta. También se han clasificado el Córdoba, el Sevilla, el Atlético…”

Primero te indignas y luego te ríes: hay que claudicar, tapar, ocultar y camuflar que ninguno de los dos más ricos –lo de la grandeza será tema aparte-, supo o pudo marcar mas goles que el Sevilla.

¿Duele? Pues como a pesar del tsunami mediático, económico, televisivo y de prensa para con los dos más ricos de la Liga Espacesa, hubo un Equipo, el más Grande del Sur, que hizo mejor los deberes y que a pesar de no poder comprar a los estrellones más rutilantes de la constelación fútbol, fue mejor. Y punto.

Y agua y ajo.

La SER es una empresa privada que vende radio. Sus ingresos se basan en la publicidad –la abrumadora publicidad que largan-, porque es, sin discusión, la que mas oyentes tiene. Es lógico si pensamos que a pesar de lo que podamos tener en contra, hace la mejor radio técnicamente hablando.

La SER nació en Barcelona y se expandió de tal forma que hubo de centralizarse en Madrid, sede del poder político y económico del país. Así y a pesar de que la presencia de periodistas catalanes es abrumadora en todas las franjas, deben alabar a los equipos de la capital.

Digo “los” equipos porque a pesar del papelón de los últimos años del Atlético, sigue teniendo tratamiento casi de primer nivel aunque haya otros –por ejemplo Sevilla o Valencia- con mejores palmarés recientes.

De la delegación local de la SER no pienso decir nada porque la grima me puede estropear la entrada.

La SER, por tanto, basa sus ingresos en la publicidad; la publicidad persigue el mayor número de clientes potenciales; la SER garantiza un altísimo nivel de oyentes; la publicidad paga el caché por ser radiada en la más escuchada…

Una empresa privada haciendo sus negocios y nada que reprochar… ¿o sí?

Hablamos de periodismo, de objetividad, de imparcialidad, de honradez…

Milongas.

Todo gira en función de los intereses económicos y como el mayor porcentaje de escuchas los recolectan en Madrid y Barcelona –las ciudades con más habitantes-, pues les dan lo que esperan escuchar y seguimos presentando balances muy positivos cada año.

A ello se une que hay un Equipo que malamente se pliega a los dictados del poder de los dos más ricos, que es una amenaza potencial de primer nivel al orden establecido; que acaba de “inventar” una reclamación para redistribuir los ingresos por televisión –una amenaza cierta para el status de los dos más favorecidos- y que representa un desafío puesto que cambiar el modelo puede resultar incierto –en capitalismo no se debe tocar lo que funciona-, y tenemos que la Cadena SER habla, casi exclusivamente, de dos equipos.

Les va bien, ganan dinero y siguen siendo líderes de audiencia. ¿Para qué cambiar?

Pero cogemos la honestidad, la congelamos, y si te he visto, ni me acuerdo. La pela es la pela.

Y las sucursales…

Como dice mi amigo Cornelio, sería bueno que cantáramos aquello de: ¡yooo soy escocés, escocés, escocés…!

Y si queréis, hablamos ahora de la grandeza.

Cuidaros.