¿CINCUENTA AÑOS NO SON NADA?

Saludos.
Viernes 26, tiempo desabrido y una cita.

Nos habían invitado desde la Peña Sevillista de Gerena, en su medio siglo de vida, para que entre sus varios actos de celebración, hiciéramos un apartado sobre la Historia del Más Grande Club de Andalucía, el Campeón de España.
Por allí han pasado importantes personajes del sevillismo vivo, vigente, pasado, presente y futuro.
Y cuando nos llega el turno, confieso que me sentía un poco intimidado porque hablar de Historia en un sitio con tanta Historia es un desafío complicado. Los asistentes, con sus intervenciones, nos demuestran que el conocimiento de los más de cien años de sevillismo es profundo, certero y preciso; que nuestra preocupación –la de los que investigamos los orígenes de nuestro Sevilla- no tiene sentido porque los sevillistas saben de lo suyo, de lo nuestro.
¿Cincuenta años no son nada? Decía el tango que veinte, pero consideremos que Gerena, con su grandísima Peña –espectacular, soberbia, inmensa, magnífica y propiedad de sus socios- lleva casi la mitad de vida del Sevilla oficial, apoyando, alentando y nutriendo nuevas generaciones de incondicionales.
Chapó, amigos, porque el mérito es incontestable.

D. Francisco Núñez, Presidente, nos acoge con gran cariño y nos enseña el local y el salón donde deberemos charlar de Historia.


Y allí, con el numeroso público que gentilmente nos soportó durante un buen rato, hablamos de Historia del Sevilla.
Carlos y Antonio ya han narrado la experiencia junto con Agustín y no me extenderé mucho en ello.

Nos obsequiaron un hermoso recuerdo.

Pero yo tenía otra vivencia más reservada: Terminada la charla y mientras todos los demás disfrutaban de unos exquisitos aperitivos, salí a la puerta a fumar un cigarrillo.
Seguía lloviznando y me resguardé en el portal. Sale de dentro un señor, sevillista, se coloca a mi lado y pegamos la hebra. De nuestro Equipo, de situaciones pasadas y presentes, de futuro, de las familias con más de un color, de la nieta nacida en nido verde y que los abuelos, afortunadamente, tratar de enderezar…
Se nos une otro señor sevillista y descubro que se trata de un ex Presidente de la Peña, doctor jubilado –mil perdones, amigo mío, por no poder recordar su nombre-, con el que tratamos, como no, sobre las cualidades físicas de nuestros chavales.
Algo no cuadra bien, coincidimos, cuando las lesiones son tan abundantes, largas y repetitivas; que hemos tenido dos o tres años de plaga insoportable; que si había un Equipo Médico que funcionaba muy bien… ¿porqué se cambió?
El Doctor señala que ha tenido noticias de lesiones que se podían haber detectado con exámenes elementales; que no es normal que deban acudir a especialistas de fuera tan a menudo…
Me maravilla con su sapiencia, con su charla de muchísimo nivel y con su sevillismo profundo.
Pero me esperaban dentro y tuvimos que despedirnos. Adiós, amigos. Un verdadero placer.
Y en el salón, las cervecitas y las tapitas. Riquísimas. Y como despedida de tan entrañable tarde, la foto de grupo.

Como investigador de la Historia del Sevilla, debo declarar que los actos como el que vivimos el pasado viernes en la Peña Sevillista de Gerena, son de una importancia pedagógica vital. Nuestra Historia es limpia y clara y patrimonio de TODOS los sevillistas.
Esfuerzos tan encomiables de difusión acercan algo tan precioso como saber quiénes somos, de dónde venimos, desde cuándo y porqué.
Y todos los nombres que han poblado nuestra Historia hasta llevarnos a lo más alto.
Gracias, amigos de Gerena, por ser tan sevillistas y compartirlo con nosotros.
Cuidaros.
P.D. Un abrazo enorme al amigo –cuyo nombre tampoco consigo recordar- que lleva dos corazones en su pecho: uno dentro y que no anda muy bien y otro fuera, enorme, tatuado.

NOTA AÑADIDA HOY, 8 DE DICIEMBRE:

He recibido un mensaje de D. Fracisco Núñez, Presidente de la Peña Cultural Sevillista de Gerena, que ha tenido la amabilidad de aliviar mis fallos de memoria.

Cuando me refería al ex presidente de la Peña, debí haber consignado que se trataba del doctor D. Antonio González Quirós.

Y en la P.D. que cerraba la entrada, debí decir que le enviaba un fuerte abrazo a Juan Carrasco Leal, el amigo que lleva su pecho tatuado.

Gracias, D. Francisco y reitere, por favor, mis abrazos a D. Juan y a D. Antonio.