BUENO O MALO

Saludos.

Ya sabemos todos los nombres de los actores del reparto en la obra:

Zaragoza, Villarreal, Real Sociedad, Athletic de Bilbao, Español y Sevilla -el Málaga por definir-.

Siete, en el mejor de los casos y con las fuerzas justitas, frente a los otros trece que se aglutinan a la sombra –babosa- de los dos nombres fundamentales: R. Madrid y Barcelona. Visto a bote pronto, parece que ganan la partida aunque, dejemos correr el tiempo, queda mucho camino por andar.

Parece sorprendente que si apartamos a ésos dos –obviamente unidos para esto y que como le recordaba a Alexis Correa, las supuestas “diferencias” entre ellos terminan justo en el momento en que hacen números-, el resto, los otros once, se alineen con un acuerdo que mantiene las desigualdades, las desproporciones y que garantiza que ganar el título de la Liga española sea el sueño de una noche de delirium tremens para los dieciocho de segundo nivel.

Y más que sorprendente, incomprensible. Elegir entre una opción buena y otra mala no debiera ser complicado para clubes que se juegan muchísimo dinero en el evento y que si optan por la nueva propuesta, pueden incrementar sus ingresos sensiblemente.

Pero la lógica del ciudadano de a pie no es la Lógica si, como sabemos, todo gira en torno al

El camino, insisto, solo acaba de comenzar y en los dos años que faltan para renovar los acuerdos, pueden suceder muchas cosas.

Del Nido advierte que acudirá al Tribunal de la Competencia que es, según yo, un recurso pobre en tanto que no tengo ninguna confianza en un organismo inserto en el sistema económico que soportamos.

Y con ésa falta absoluta de credibilidad en los organismos que regulan el mercado –que se rige a sí mismo y ya conocemos sus principios y sus finales-, solo puedo desear que las apuestas se eleven.

Recordemos aquellos años del “bien de interés público” del fútbol, de lo que resultó de todo aquello y de dónde están sus protagonistas; de quién vuelve a controlar el bazar de la imagen en los estadios; de quién acapara los medios y a favor de qué equipos; de quién maneja los hilos en la Federación –ésa boca insaciable de dineros y despropósito humano donde los haya-; de quién no piensa permitir que la bicoca del rio de ingresos deje de fluir; de quién comprará lo que sea necesario para que todo siga igual…

Y las apuestas pasan, inexcusablemente, por plantar cara a los más poderosos: solo la ruptura puede conmocionar el tinglado, volver a sentar a las partes y renegociar.

¿Cuánto queremos jugarnos en la partida?

Obviamente, una Liga sin esos 6/7 equipos en las pantallas es difícil de confeccionar aunque no imposible -ya vivimos una situación similar hace poco tiempo cuando La Sexta rompió la baraja-.

Lo esencial, repito, es saber hasta dónde queremos y podemos llegar en la batalla y si todos estos 6/7 están dispuestos a librarla hasta el final.

También sería conveniente saber qué obtienen los once comparsas a niveles de clubes con un acuerdo peor, mucho peor, que el que se propone y que no figurará en los documentos.

Y a niveles personales de sus dirigentes porque todo se me antoja un tinglado muy sugerente.

Seduce lo sugerente que puede llegar a ser.

Cuidaros.

P.D. Conviene, a los sevillistas, leer con frecuencia Liga Justa porque están ejerciendo una labor pedagógica sobre el reparto de los derechos de televisión de primer nivel.