domingo, 5 de octubre de 2014

FASCINACION

 

Saludos.

Uno siempre sintió una atracción irresistible por la pintura e, incluso, hubo un tiempo en que no se le daba nada mal el lápiz y el carboncillo.

Probablemente fue la herencia de mi abuelo cordobés (saltándose limpiamente una generación con mi padre), que además de un notable fotógrafo de su tiempo (con abundantes trabajos publicados en la prensa de entonces), era un dibujante soberbio.

Con ése gen revoloteando en el interior, un día de hace muchísimos años me encontré cara a cara con esto en Toledo y quedé petrificado de emoción:

Entierro del Conde de Orgaz.

Era la primera experiencia directa frente a un descomunal cuadro, a pocos metros, que me obligó a sentarme delante y permanecer muchos minutos allí, contemplándolo embobado.

Luego vinieron los museos. Años de viajes por buena parte del mundo y muchas, muchísimas pinturas de todos los grandes, de los mejores. Soy de amplias tragaderas pictóricas y disfruto igual con un abstracto, un impresionista o un santo levitando hacia las alturas.

En todas busco el sentido que quiso darle el artista, qué quería contar, cómo lo hizo y qué se supone que consiguió en el espectador. Además, me imagino su época, sus limitaciones o su desenfado y atrevimiento.

Los cuadros, como los libros o el cine, me cuentan historias.

Hace bien poco, me encontré delante de esto…

DSC_0268

…y como tantas otras veces, quedé fascinado.

Se trata del trabajo anónimo de la Segunda Escuela de Fontainebleau “Gabrielle d’Estrees y su hermana la duquesa de Villars” de 1594, nítidamente influenciado por el Renacimiento italiano.

Gabrielle d’Estrees (1570/73 y 1599), tuvo una vida realmente curiosa y una muerte más que sospechosa.

Sin embargo, lo que sorprende es la fuerza de la pintura, lo que muestra y lo que oculta. Y sobre todo, la osadía de algo tan tremendamente llamativo para una época en que ver un tobillo de mujer podría considerarse de un erotismo extremo.

No se conoce al autor que, desde algún punto de vista, podría parecer lógico y a pesar de que en ésa Escuela abundaban los desnudos femeninos. El gesto de las hermanas es más que sugerente en tanto que Julienne, a la izquierda, toma delicadamente el pezón de Gabrielle.

Están en el baño y juguetean con sus cuerpos porque… ¿era un juego simplemente u ocultaba otro tipo de relación?

Según un buen estudio que encontré por ahí, los simbolismos abundan porque miren éste otro:

Gabrielle y Julienne

En el primero (mi fotografía en el Louvre) se supone que Gabrielle está embarazada. En el segundo, vemos a la nodriza amamantar a César de Vendöme, hijo de Enrique IV de Francia.

Gabrielle no llegó a reinar a pesar de haber dado tres hijos bastardos al rey. Sin embargo, dio origen a la casa Borbón-Vendöme.

¿Borbón? Si, los borbones de España, Francia e Italia.

Vean algo sorprendente:

GabriellePilar-3

Son Gabrielle y Pilar de Borbón. Parecidos más que razonables.

Cuidaros.

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