sábado, 20 de septiembre de 2014

LA TABERNA VIRTUAL

 

Saludos.

A finales del pasado año, D. Carlos Romero, Coordinador del Área de Historia del Sevilla F.C., publicó un libro que dio en titular “Las mentiras del fútbol sevillano”. Hay que señalar que se agotó en pocos días.

Era un trabajo que recogía las más llamativas historias inventadas sobre nuestro fútbol. A veces hilarantes, otras perversas y las más, increíbles en sí mismas, nos mostraba de qué forma se fabrica un instrumento para tratar de desacreditar al otro y “reivindicarse” uno mismo. Es todo tan sencillo como la mas elemental de las envidias: como no puedo contigo, trato de destruirte (a ver si tengo suerte y me coloco yo ahí arriba sin haber hecho los méritos necesarios).

Hay un reincidente, habitual de las tertulias béticas internautas (la mayoría dignas de todo respeto aunque haya fenómenos paranormales a los que es necesario echar de comer aparte) y de nombre transilvano (espero que su apellido no sea Tepes) que en su magistral forma de entender las diferencias entre nuestros dos Equipos, no duda en convertirse, por derecho propio, en uno de los más grandes Tabernáculos Verdes.

Taberna-1

Cibertabernáculo, ciertamente.

Lean lo que sigue y deténganse un poco en las palabras que dice porque merecen la pena:

“Hace poco estuve hablando con uno que trabaja en un "diario de Sevilla" y colabora en distintos sitios , la verdad es que me dijo el nombre pero no me quede con el , este problema mío con los nombres a veces es verdaderamente un problema, ya había hablado con el otras veces pero hace ya bastante tiempo , mi relación con el es por tener amigos y conocidos comunes.


Y a lo que vamos que no te dicen claramente lo que hay pero tras un rato de charla de lo dan a entender y el control periodístico desde Nervión es muy alto y además los medios de aquí después influyen en las ideas y opiniones de sus cadenas a nivel nacional ya que estos dicen lo que le cuentan desde las provincias.

Además lo digo porque es así.”

Contado frente a la barra, cervesita o tinto en mano, platito alargado de chochitos o arvellanas, tres o cuatro contertulios todos originarios del color propio y absorbiendo sabiduría por los poros, nuestro héroe de dimes y diretes pontifica porque habla más alto (y tiene voz para ello) y además dice lo que dice “porque es así”. Él sabe. Punto.

Punto y sumisión, aceptación, somatización y difusión. Se acaba de crear un dimes y luego vendrán los diretes.

Antes, hace décadas cuando nació la iniciativa, el dimes tardaba mucho en propagarse, en convertirse en diretes porque la divulgación era analógica, vocal, laríngea y cara a cara. Necesitaba de desplazamientos, nuevos tabernáculos, nuevos escuchantes y tiempo hasta la consolidación absoluta en las mentes de miles (millones) de adeptos. Una vez alcanzado el estado ideal de propagación, ya se instalaba allí, en las mentes y para siempre, con el status de verdad absoluta, de dogma de fe.

Hoy ha cambiado para mucho peor que ya es decir. El Tabernáculo Virtual, la Taberna de Internet, logra una difusión multitudinaria en cuestión de segundos, de minutos. El nuevo mito creado puede ser leído, en tiempo y forma, por centenares o miles de leyentes y redifusionado a otros tantos miles o millones.

Es instantáneo y fulminante aunque tiene solo un pequeño defecto: muere pronto porque otro mito lo pisa y enseguida desaparece en el mar de dimes y diretes que no cesan de arribar a la costa. Tiene corta vida aunque permanezca ahí por los tiempos.

Son tantos que es difícil asimilarlos todos y conservarlos en la memoria. De todas formas, siempre conservar por si en algún momento los necesitamos.

Tumbar un mito es, sencillamente, imposible. Y menos aún, cuando ése mito te congratula contigo mismo, cuando deteriora al otro y cuando justifica tu impotencia. Un mito horrendo es la mejor medicina conocida contra la insuficiencia propia. Aunque sea un placebo de gordas dimensiones.

Al Sr. Tepes (disculpas si yerro), le hubiera sido mucho más acertado (¿inteligente?) haber “callado” el nombre del informante bien situado por respeto, para que no sufriera represalias en su trabajo. Con un sencillo “cuyo nombre no puedo decir, como comprenderéis”, casi que queda estupendísimamente de la muerte. De nada.

Pero como “además lo digo porque es así”, pues eso que decía: dogma de fe. Y a otra cosa.

Vayamos con otro (también originario del este europeo por su nombre) al que tuve el gusto de conocer en las entrañas de nuestro Estadio donde tuvimos el honor de recibirlo. Confío en que el trato que le dispensáramos estuviera acorde con la que se nos supone cortesía sevillista.

Esa pasión por la madre Rusia y sus antiguos satélites solo sería comprable si nosotros, los palanganas, nos ponemos un Mc delante de nuestros nicks. ¿Chulo, no?

Claro que a nosotros nos nos hicieron pobres, oprimidos y de izquierda desde Moscú, allá por 1946. El Dundee solo dijo que habíamos nacido en 1890.

“En fin, se constituyeron en tres ocasiones: 1890, 1905 y 1908. Algo inaudito en el fútbol español.”

“Constituyeron”. Bonito palabro. Es la última versión del inescrutable mundo del zig zag, del flotar siempre, de las vías de escape, de cambiar para que todo siga igual, de inventar y reinventar para llegar al punto inicial. Tremendo.

Porque hay que recordar que el Equipo “registralmente” decano de Sevilla no es el de Nervión. Además, la tercera fecha debería ser 1909 ¿no?

Pero lo que divierte sobremanera, lo que amenaza con provocarte algún tipo de enfermedad riñonal, es que los pontífices del anti 1890 sean, de entre todos, los únicos que no pueden justificar, de ninguna de las maneras, su propio nacimiento.

Tan sesudos comentarios en quien aún debe “constituir” su propio invento (o fundar u oficializar), es retornar a la barra de la taberna de…

PD: la lectura de los trabajos de Manuel Carmona, primero, y recientemente Juan Antonio Zancarrón vienen a demostrar con hechos y pruebas contundentes la falacia sevillista, dejando en muy mal lugar a muchos sevillistas, tanto del pasado ya lejano, como del presente. También habría que meter en el saco a todos los periodistas que se tragan estas mentiras (ABC, Canal Sur u Onda Cero).

…el Sr. de Castilleja. Buen tabernero donde los haya (con perdón).

Sin comentarios.

Cuidaros.

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