sábado, 30 de agosto de 2014

SFC… SÍSIFO CLUB DE FUTBOL

 

Saludos.

En la mitología griega, Sísifo (Σίσυφος) fue fundador y rey de Éfira (nombre antiguo de Corinto). Era hijo de Eolo y Enareta, y marido de Mérope. D acuerdo con algunas fuentes (posteriores), fue el padre de Odiseo con Anticlea, antes de que ésta se casase con su último marido, Laertes. Es conocido por su castigo: llevar una piedra hasta la cima de una montaña, y antes de llegar, la piedra volvía a rodar hacia abajo (repitiendo una y otra vez el frustrante proceso).

SISIFO

Hubiera podido llamar a ésta entrada con el más famoso “Atrapado en el tiempo” (el archiconocido y poco original, por reiterado, “día de la marmota”) porque cada con cada nuevo amanecer, la historia se puede ir modificando, perfilando y enriqueciendo (o no). Tampoco pretendo ser novedoso porque la idea no es mía: se la leí en su momento, hace varios años, a un ilustre bloguero al que, desgraciadamente, he perdido la pista porque dejó de escribir, para desgracia nuestra, en los albores de la década prodigiosa del Sevilla F.C..

Pero me atrae más la versión clásica del mito griego y además, nunca como antes habrá que empujar la piedra.

La imagen, ésa imagen que muestro, tiene toda la fuerza necesaria, como pocas, para ilustrar mis letras. Letras de una idea de entre tantas otras (todas válidas o todas discutibles), por la que los sevillistas, entre otros muchos, padecemos desde hace décadas. Bienvenidos al coro.

Es probable que con la creación de lo que ahora se llama Liga Profesional, el amateurismo (la pasión por el deporte, la sana competición sin aditamentos y que mejor refleja el espíritu con que trataron de imbuirlo sus creadores) falleció de inanición para convertirse en un monstruo monetario que no para de crecer y que extiende sus tentáculos en todo el mundo (en vivo y en directo). El “ganar como sea y al precio que sea” se convirtió en la única razón y en el único fin posible.

Adiós deporte, hola negocio.

Todo construido para mayor gloria de unos pocos dioses en su infinita sed de dominio y para satisfacción de los egos (monetarios) de ésos elegidos del Olimpo. Y sus secuaces que coadyuvan como pocos (en vivo y en directo).

Y en los negocios, los poderosos (los ricos) dominan y monopolizan el mercado. Es el Sistema aplicado a una de las pocas actividades que mantiene un solo elemento intangible desde sus inicios: la Pasión, la fe inquebrantable de sus adeptos. Hasta la muerte.

Existen, a pesar de todo, “hijos de dioses menores” aunque tan necesarios como imprescindibles para aquellos en su supremacía excelsa o no tendría sentido: no hubieran podido llegar a sus limbos perfectos sin víctimas propiciatorias.

Éstos pequeños tocados de divinidades menos relevantes (los sísifos pacientes, contumaces, perseverantes aunque obstinados en su ceguera), deben subir la piedra cada vez, cada mañana, cada amanecer, cada año. Deben reincidir en el ofuscamiento de la estupidez, en la exacerbación del absurdo, en la pertinaz y cansina recreación perpetua de su propia nimiedad, engolados en su mediocridad por falta de otros valores o parapetados en intereses más difusos, espurios, inconfesables...

Éstos, los de los dioses menores, deben subir la piedra más grande con los músculos más débiles en ésa pendiente sin fin.

Cada nueva mañana, el Sevilla F.C. se reconstruye, se rediseña, se restaura, se rehace y se reedita como siempre y como nunca. Hemos comprado barato y vendido caro la mayor parte de la veces; hemos convertido en estrellas a muchos desconocidos; hemos visto cómo otros de reforzaban a nuestra costa (aún pagando, ciertamente) mientras nosotros perdíamos poder y por tanto, posibilidades de estar en lo mucho más alto con ellos.

Solo unos pocos conspiran para mantener la infame vergüenza y lo logran. No tocarlo mientras les sirva a ellos.

Lo cierto es, sin embargo, que los últimos años andamos extraviados en nuestras percepciones de Club, en nuestra respetable ignorancia de los asuntos internos, de nuestras capacidades para entender algo tan abstracto e indefinido porque solo pedimos goles, resultados, triunfos y títulos sin atrevernos a cuestionar las formas en tanto que funcionen: otra Copa continental llegada desde la sorpresa, desde lo inesperado.

Andamos mirando la perpetua cimentación de un Equipo nuevo cada vez, cada año, que nunca llega a cuajar del todo porque siempre hay quien pesca en rio revuelto. Con dinero todo es fácil. Puñados de jugadores en la terminal de entrada y puñados en la de salida; fortísimas pasiones temporales que se volatizan en una firma, en unos instantes; amores eternos que duran un rato, unos meses, unos pocos años…

Besos a los escudos cada vez, cada nueva vida, cada nuevo escudo sea del color que sea cuando el único color verdadero sabemos cual es.

(Nunca osé llamar mercenario a un jugador porque entiendo que uno siempre quiera mejorar su existencia. Ni lo haré ahora porque todos podríamos vivir ésa experiencia y todos trataríamos de conseguir un futuro mejor, mas suculento)

Pero la piedra enorme que hemos de subir cada año, el nuevo mecano de cada temporada se agiganta cada vez, se nos hace más irreal, más compleja.

Hemos tenido suerte… ¿hasta cuándo? ¿Cuántas veces sonará la flauta?

Mantelar, desmantelar y volver a empezar.

Eppur si muove.

#SFCdesde1890