viernes, 6 de diciembre de 2013

EQUIPO DEL BIENESTAR

 

Saludos.

Permítanme que recuerde un símil que se me ha venido a la cabeza insistentemente, leyendo todo lo que se está publicando sobre Del Nido (uno no puede sustraerse a las asociaciones mentales caprichosas):

Hubo un momento, tras las sucesivas victorias del PSOE en las elecciones generales y los cambios profundos de la sociedad, que los dirigentes de ése partido llegaron a decir, sin tapujos, que habíamos alcanzado el "estado del bienestar". Plagados de sí mismos, como les ocurre a todos con frecuencia y sin importar su procedencia ideológica, lo suyo es lo mejor que le haya podido ocurrir a España en milenios. Como poco, una bendición para los ciudadanos que, ingratos, no saben valorar adecuadamente dejándolos en el poder dos siglos o seis generaciones por lo menos.

Loados sean los dioses que nos regalan mundos tan felices y padrecitos que nos protegen de las adversidades.

Eso, además de una falacia inmensa, era una trampa de tal calibre (pocos nos atrevimos a cuestionarlos públicamente en tanto que la mayoría, dejándose arrastrar plácidamente con los cambios, ciertos, que se iban produciendo y que nos desanclaban de un pasado más que oscuro y terrible) porque contenía el mensaje subliminal de "no sigáis pidiendo que ya hemos llegado a la meta".

Metas, sin embargo, a años luz de lo que se vivía en otros "estados del bienestar" y cualquiera puede, sin esfuerzo, establecer todas las comparaciones que quiera y acertará. Ciertamente que los hay peores pero eso no nos debe consolar porque progresar es mirar hacia arriba, no hacia abajo. En todo caso,sea por solidarizarnos con ellos y compartir.

Pues la época de los títulos del Sevilla F.C. me recordaba constantemente ésa maldita frase de los dirigentes políticos, luego reflejados en los futboleros de nuestro Club: "hemos llegado al limbo de los dioses".

Y como aquellos, no solo era mentira sino que contenía ése otro mensaje subliminal de, permítanme la expresión grosera, “somos la poya y mejor no lo ha hecho nunca nadie”.

También algunos nos preguntábamos, en público y en privado, que qué pasaría cuando llegaran las vacas flacas. Con un mínimo de raciocinio, era previsible que la época más dorada del fútbol andaluz, representado como siempre por el Más Grande del Sur, no durara eternamente. Éramos conscientes del crecimiento fulgurante del Club en todos sus aspectos; éramos sabedores de que la inercia ganadora arrastra a miles; sabíamos que los goles que se traducen en títulos es la mejor y única propaganda realmente efectiva para mantener, acrecentar y engrandecer la Pasión.

Pero también sabíamos que ser Grande entre los Poderosos, los de verdad, es cuestión complicada porque nos faltan demasiados apoyos, demasiados aceros en la urdimbre de un edificio que si bien tenía magnífico aspecto (planos, proyecto, basamento…), aún no se erigía destacado sobre el horizonte del balón.  Asomaba y a ratos despuntaba, pero nunca llegó a quedarse en el perfil del horizonte de los perpetuos  No hay demasiado sitio en la cumbre y los que viven allí no quieren compartir espacio con nadie.

Vivimos, sin tapujos, unos años de gloria galopante, una orgía de sensaciones como nunca (literalmente) y que los hados nos permitieron contemplar a nosotros, los de nuestras generaciones activas. Ésos momentos, tan paupérrimamente repartidos en más de ciento veinte años a pesar de tanta gloria sin explotar, nos tocó a nosotros.

Si fuera creyente debería darle las gracias a alguien pero solo soy sevillista.

Porque unido a todo aquel “estado del bienestar”, también asistimos atónitos por lo inverosímil, a aquel otro que se vivió cerca, en la propia ciudad, cuando se vendían pandas por audis, cuando ganar un derbi era la felicidad suprema, cuando un título se convertía en algo así como un peregrinaje, una romería cuasi lastimosa. Pero sobre todo, cuando el líder, su “gran hermano” particular, desplegaba su dialéctica propia, genuina y tan infantil como vergonzante, cateta e inculta (¡que tantos aplaudían!) y que inevitablemente manipulada allende las fronteras, nos engolfaba a todos.

José María Del Nido tendrá que ir a la cárcel. El ciudadano Del Nido ha delinquido y debe pagar por ello.

Ahora sí, ahora se le puede llamar delincuente aunque, como todos, aún tenga algún recurso disponible y que, sospecho, no podrá liberarlo de su pena.

Leo a muchos sevillistas pedir respeto a del Nido. Lo siento, yo le tengo respeto al Presidente del Sevilla F.C. porque bajo su dirección y durante once años, hemos cosechado lo que nunca antes. Respeto su labor, su trabajo, su sevillismo, su pasión por la Historia y por haber hecho un CLUB con proyección de futuro como pocos.

Por haber atesorado en nuestra vitrinas la más fantástica colección de trofeos de media España para abajo.

Por eso, Presidente Del Nido, yo te respeto.

Pero para tener un carnet, para comprar una entrada o incluso para verlo por televisión, uno debe tener recursos económicos. Debe tener fuentes de ingresos y poder distraer parte para su Pasión particular sin que los estómagos de los suyos se resienta; debe poder llevar a sus hijos al Campo para inyectarles en vena el Delirio; debe acompañar a su padre (ése anciano, eterno sevillista, que jamás nunca antes presenció tanta gloria) y que se pueda ir al Tercer Anillo repleto de SU Sevilla…

Para todo eso y más, el ciudadano sevillista tiene que luchar cada día, cada minuto, cada año y escarbar debajo de las piedras, Presidente.

Por eso y porque te condenan por esquilmar lo público, Del Nido, no te respeto. En absoluto.

Eres una losa del pasado reinventado, Del Nido. Camaleónico, has sabido readaptarte a las formas menos agresivas, menos violentas de lo que se supone  que vivimos en España y que tantos, con tanta ignorancia, llaman democracia. Has sabido vindicarte a pesar de tu pasado violento, extremista, fascista y peligroso defendiendo un mundo oscuro y brutal, un sinsentido que, quizás, nunca regrese.

Y yo, que durante mucho tiempo fui aspirante a conocer el sabor amargo de tus cadenas, no te perdono.

Y yo, que varias veces estuve contigo, hube de recitar el mantra mental de “es por el Sevilla, es por el Sevilla, es por el Sevilla…” para, tragando sapos enormes, trabajar en la Historia de mi Club.

Yo soy iconoclasta genético, Del Nido.

No te respeto, ciudadano Del Nido.

Debes ir a la cárcel y debes compartir espacio y tiempo con la hez social, con los del fondo, con los que tú y tus artimañas, tus negocios, tus intereses y conexiones legales e ilegales, condenáis a ser escoria de por vida. Esos que no han nacido en cuna rica.

Debes probar el sabor de la mierda porque te lo has ganado, Del Nido.

Solo te agradezco que como Presidente del Sevilla, nos hayas hecho vivir minutos apasionantes.

Te gradezco que la Historia, ése apartado olvidado del Club, haya vuelto a tener valor, a ser respetado y elevado a su lugar de honor.

Te reconozco que durante unos años nos hayas hecho pensar que éramos el “equipo del bienestar”. Aunque fuera mentira y vivieras rodeado de elementos como tú, fue dulce.

Y por fin, te agradezco, en la medida de lo posible, que aunque nos salpique a todos los sevillistas, tus cuitas con la Justicia hayan sucedido fuera, ajenas a nuestro Club. Gracias.

Pero, ciudadano Del Nido, paga tus excesos todo el tiempo que sea necesario.

Quizás la experiencia que debes vivir te cure o te extreme aún más. Ojalá sea lo primero. Ojalá.

Y deseo fervientemente que el engendro de La Palmera no recupere, que todo es posible, su lugar en su Equipo porque la paradoja podría ser alucinante.

Cuidaros.

3 comentarios:

Alex dijo...

Pues si camarada.

Al presidente del Sevilla eterna gratitud, pero al abogado de Julian Muñoz todo el peso de la ley.

Ni lo cortés quita lo valiente, ni el éxito exime al delincuente.

El dinero público debe ser sagrado, y todo, TODO, el que se haya aprovechado de él, que pague.

Un abrazo.

Jose Manuel Ariza dijo...

Saludos.

Hizo lo que se esperaba de un Presidente y lo hizo de maravilla, muy por encima de lo habitual, por lo que le debemos honor y respeto.

Pero como decimos, si delinques debes pagar aunque no sea la norma en éste país. Y si delinques mucho, menos pagas aún.

Igual resulta que en el tuyo de adopción es diferente. Ojalá.

Un abrazo y gracias.

Cuídate.

Jose Manuel Ariza dijo...

Saludos.

Anónimos todos: mientras tengáis que ocultaros para decir estupideces, os tengo el mismo respeto que me demostráis vosotros a mi.

Cuidaros.