domingo, 21 de abril de 2013

HOTEL INGLATERRA

 

Saludos.

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Pudo haber rebotado ahí, entrar por la ventana y destruir la Sede de la Secretaría del Real Betis. Pudo haber ocurrido así porque la proximidad entre ésa Sede (calle Bilbao esquina a Plaza Nueva) y el propio Hotel (que servía de obstáculo “natural” al Gobierno Civil justo detrás del edificio y que era el objetivo real de los facciosos), lo hacen creíble aunque por el ángulo en que están tomadas las fotografías (teniendo en cuenta que la Secretaría quedaba a la derecha de la fachada principal del Hotel), parece indicar que se trate de la entrada o de una esquina opuesta.

No obstante todo ello, en febrero de 2012 y bajo el título “1936, un obús por la ventana”, La Palangana Mecánica de Carlos Romero editó ése magnífico artículo en el que se cuestiona seriamente la versión novelesca y victimista del bombardeo.

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Vicente Pérez de Sevilla y Ayala, capitán artillero, es condecorado por aquella gesta apenas tres meses después (Boletín Oficial de la Provincia de Cáceres de 26 de octubre de 1936).

Pérez de Sevilla, gaditano, alcanzaría el generalato en años posteriores, Gobernador Militar de Cádiz y acumularía otras muchas condecoraciones importantes del franquismo. Fue, además, autor de varias obras literarias sobre lo suyo, sobre artillería. Hay, incluso, alguna anécdota curiosa en torno a un antiguo cañón encontrado en su casa de Mazagón y que no viene al caso ahora.

Pero tenemos aun testigo directo de los acontecimientos. En la Hemeroteca Digital de la BNE, se conservan bastantes ejemplares de “Mundo Gráfico” y allí, en septiembre de 1936 (días 9, 16 y 23), se editó una serie llamada “Relato de un evadido”. Lo firmaba Antonio Salgado y contaba con detalle la resistencia popular sevillana, barrio a barrio, al avance de los facciosos. Y contaba también el asalto de las tropas franquistas al Gobierno Civil, al edificio de la Compañía Telefónica y al propio Hotel Inglaterra (“refugio de enemigos”). El relato es emocionante (con varios héroes defensores) y ya desde sus inicios se adivina que las fuerzas están fatalmente desequilibradas y que los republicanos, los defensores de la legalidad, no iban a tener oportunidad alguna.

Cuenta Salgado que el bombardeo del Gobierno Civil se realiza desde varios puntos y que a pesar de la desesperada resistencia, la rendición tendría que ser la culminación a la lluvia de mortero.

Pero nada sobre los “daños colaterales”. Nada sobre los efectos de los obuses en los edificios próximos. Nada sobre la Secretaría del Real Betis. Nada. Y nada sobre los destrozos en la sede de un Equipo que muy poco antes había ganado la Liga.

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Nada es nada.

MANQUEPIERDA

Pudo ser, sin dudas. Pudo ser.

Sin embargo, los hechos del 18 de julio de 1936 han sido usados de forma torticera durante décadas porque en la frase “las bombas fascistas destruyeron la Secretaría del Betis”, que no deja de tener todos los visos de veracidad, aunque como tantas, sea la versión que alguien contó que escuchó a un tercero, subyace el mensaje subliminal sobre el otro Equipo, “el de los ricos y de derechas” frente al de “los pobres y de izquierdas”. Conclusión: los cañonazos los pegaron los sevillistas.

Claro que nadie, en el otro bando, recuerda la larga posguerra y la extensa lista de facciosos militares asociados a las directivas verdes. Algunos de ellos, por cierto, hoy hubieran estado convenientemente tratados y condenados en el Tribunal Internacional de La Haya por crímenes contra la humanidad.

Recordemos, además y por ejemplo, que el “22 a 0” se produjo sobre un equipo de niños (infantiles de entonces y con cinco expulsados por juego violento); que alguien vio un carné de 1908 (que nadie jamás a vuelto a ver); que les robamos a Antúnez (vendido con todas las de la ley y repagado más tarde, sin mención alguna a las maniobras de despachos para desposeer al Sevilla de su título); que alguien escuchó la emisión de Radio Moscú (en la que se diferenciaban las supuestas ideologías de los dos Equipos ¡en 1946!); que…

Y tampoco nadie, en verde, recuerda que la Guerra Civil, precisamente la Guerra Civil con sus cañones destructores de secretarías (y de Estadios), salvó del desastre total a un Real Betis en las últimas, con una economía paupérrima y al borde mismo de la desaparición.

Cuidaros.

6 comentarios:

Jose Manuel Ariza dijo...

Saludos.

Vamos a ver, querido anónimo: ¿qué es lo que me debe escocer?

Te recuerdo que este año en que andáis por arriba todo el tiempo, de SEIS puntos posibles habéis conseguido UNO y que habéis recibido OCHO goles. OCHO es una burrada, compadre.

Según mis cuentas, el escozor deberías tenerlo tú, pamplinas, porque las matemáticas no suelen engañar. Claro que si te complace celebrar algo... tú mismo.

Cuídate, vaina.

P.D. Sin acritud (que diría aquel), solo publico lo que me sale de ésas partes que sabes. Chorradas justo las necesarias y las tuyas no dan el nivel. Cretino.

Rafael Sarmiento dijo...

No hay más ciego que el que no quiere ver. Es lamentable que el amor a unos colores lleve a muchos al punto de negar la Historia. Como si ese amor dependiera de que esta se produjese de una manera o de otra.

O como si vuestro trabajo tuviese como fin desmerecer al Betis (o al Recre, en referencia a otros pasajes).

O como si fuese culpa vuestra que las cosas hubiesen tenido lugar del modo en que lo hicieron.

Yo no voy a ser más sevillista porque el Sevilla hubiese nacido en 1890 o porque, en la época del golpe, sus dirigentes fuesen de un pensamiento o de otro. Más que nada porque ser más sevillista es imposible.

Pero esto es hablar por hablar. Difícilmente se podrá cambiar la opinión de quien no está dispuesto a razonar.

De todos modos, ¿qué te voy a contar yo a ti de eso?

Un abrazo.

José Luis Herrera dijo...

Buenísimo. El comentario me ha encantado.

Jose Manuel Ariza dijo...

Saludos.

D. Rafael... cuando los méritos propios no cubren las expectativas, hay que buscar enemigos externos que nos distraigan y nos consuelen.

Siempre fué así y en muchas otras facetas de la vida.

D. Pepeele, gracias. Tengo la "suerte" de recibir comentarios divertidísimos. Un día igual los saco todos.

Gracias, amigos.

Cuidaros.

Cornelio dijo...

Sr. Algarivo, que no se entera usté.

Los monarcorrepublicanos son fascistas de izquierdas, gente del pueblo.

Mientras que no solucione eso no savanterá de na.

Cuidate.

Jose Manuel Ariza dijo...

Saludos.

D. Cornelio, permítame que me quede con la definición que acuñara Santigo Carrillo: monarquicano.

No obstante, uno logra entender (no a comprender y a base de mucho esfuerzo ciertamente), que se pueda ser de izquierdas, progre, monárquico y pensar que se defiende a las clases pobres... si te has tomado diez o doce cervezas antes.

Todo eso, con calzador... no entra.

Gracias.

Un abrazo.