martes, 11 de diciembre de 2012

ESTÁIS MATANDO NUESTRO FUTBOL

 

Saludos.

Y en llegando la caja tonta, todo se subvirtió y asistimos atónitos a la emisión “en vivo” de la ejecución.

Caja-tonta1

El delirio del modelo económico llevado al extremo (porque así lo exige el propio sistema), basado en el principio fundamental de toma todo lo que puedas, en el más corto plazo posible y con la menor inversión, nos aboca, inevitablemente, a la desaparición del efecto espectador activo en el fútbol. Del modelo espectador tradicional, el que vive el partido en persona, el que lega sus pasiones en línea sucesoria, allí en su Estadio, con todos los sentidos despiertos, participando, cantando, gritando, aplaudiendo, animando, llevando a su Equipo en volandas a ganar…

Cambiamos, evolucionamos (¿?) y nuevas formas sustituyen a las anteriores y lo que era ya no es, es diferente, es distinto. Es el mundo, somos los humanos, son las sociedades.

¿Cualquier tiempo pasado fue mejor? En absoluto, no siempre, no en todo. Pero de la misma forma que luchamos denodadamente por conservar determinadas tradiciones, otras las perdemos sin remisión.

VACIO

Por acción o por omisión.

El despiadado modelo de las televisiones y su asqueroso chantaje a los clubes está matando al fútbol… de casi todos.

Hay estadios (dos) siempre llenos o casi llenos. Campos grandes, muy grandes, que movilizan a decenas de miles de espectadores a pesar de las televisiones (y con ellas) porque el negocio traspasa fronteras (fuente de ingresos incalculable para el ciudadano cualquiera) con ésos dos nombres. Y en asegurando el río de las divisas, todos los demás sobran, no importan, están solo como comparsa necesaria. Un mal inevitable, un soporte maloliente y exigible para la realización de aquellos dos.

Y hay estadios vacíos.

Desde la Asociación de Sevillistas en la Red Pepe Brand, queremos mostrar nuestra más enérgica protesta por el maltrato en forma de horarios que está sufriendo el fútbol español en general y el sevillismo en particular.

Estamos cansados de ver estadios vacíos, cansados de horarios sin sentido, hartos de que no se mire por lo que realmente mueve este mundo, que son los aficionados.

El Sevilla ha jugado un Lunes Santo, en una misma semana lunes y viernes, en horarios casi de madrugada o en plena jornada laboral, jugará un día de Cabalgata de Reyes a las 22 horas... entendemos que si quisieran hacerlo peor sería imposible.

Aficiones como las del Rayo Vallecano también han mostrado su malestar por lo que entendemos es un sinsentido en lo que están convirtiendo nuestro fútbol.

Es complicado encontrar un niño hoy en día en un estadio, los aficionados se plantean seriamente renovar abonos con antigüedad de años por no poder asistir semana tras semana a ver al equipo de sus amores, ese que jugaba los domingos a las 5 de la tarde o como mucho el sábado en horario nocturno.

Pedimos también a nuestro club que transmita esta queja a quien corresponda y haga ejercer la defensa de los derechos de sus abonados que se sienten indefensos ante lo que estiman es un atropello constante al fútbol y al sevillismo en particular.

Pero los clubes están atados a contratos leoninos, injustos, desequilibrados, draconianos y perversos para mejor alabanza y sostenimiento de los dos gigantes, de los dos más poderosos, de los dictadores del fútbol y cuyas diferencias con el resto aumentan cada día.

El modelo del beneficio inmediato y sin importar las consecuencias.

El desquicie (que no afecta directamente a dos de veinte), propone la eliminación progresiva del elemento espectador físico en su ubicación ancestral. Desde casa y en HD (pronto veremos los partidos en 3D y ya será la ostia), no pintamos nada en el Estadio donde, casualmente, solo puedes observar el juego con la única y sola mirada de tus dos ojos, sin repeticiones, sin detalles, donde un pestañeo te hurta un gol, sin tomas en ultra cámara lenta en las que se aprecia cómo la carne lacerada por los tacos de algún majara (léase, por ejemplo, Pepe), es martilleada sin piedad.

Pronto y con las nuevas tecnologías podremos ver, en cámara desesperantemente lenta por supuesto (para goce y disfrute de los amantes del voyerismo sangriento), la rotura de los ligamentos cruzados producto de ataque furibundo de algún criminal socialmente reconocido (léase el ejemplo anterior, por ejemplo).

Puestos a ello, pensemos que ya solo necesitaremos el rectángulo de juego, unas vallas altas alrededor y las doscientas cámaras de altísima resolución, última generación, ligeras y compactas, óptica Carl Zeiss. Un palquito acristalado donde se instalen los presidentes (que será parte del justiprecio del cargo) con la típica expresión de póker y todo un mundo, todos los demás, en nuestro salón. Sin frío ni calor, sin colas ni atascos, sin berridos, insultos o palabros de mayor cuantía contra el juez único, otrora llamado HP por definición genética.

¿Quién puede resistirse a eso? ¿Quién, en época mala y con eso que llaman “crisis” (invento maléfico y falso del propio sistema para reajustarse a sí mismo y aumentar sus posibilidades), puede ser acusado de traición a su Estadio?

¿Quién puede resistirse a los números cuando desde casa, al final de temporada, gastas mucho menos que sacando el carné?

¿Quién puede culpar a nadie de nada?

Nos lo ponen fácil, nos ponen las trampas y caemos en ellas. Son muy listos y ganan mucho dinero porque saquean a la mayoría, los martirizan (con su consentimiento forzado) y los maltratan sin discriminación, sin vergüenza, con recochineo. Y tenemos que soportarlo porque más de la mitad de los presupuestos lo proveen los operadores, los miserables sanguinarios que usan y abusan de su poder y para mayor gloria y orgía de dos.

Destrucción Masiva

Es asqueroso.

Apesta.

Y nadie, de los que pueden, dice nada porque si alguno pretende salirse del guión es señalado, escarnecido, maltratado y ajusticiado públicamente en una secuencia insufrible de castigos en forma de horarios y días, de arbitrajes y sanciones, de multas y apercibimientos. Menos dos. Ésos tienen asegurada la continuidad de los millones de euros, de sus estadios llenos y de las sagas familiares de sus aficionados.

Los demás somos la comparsa necesaria.

¿Tendremos que acudir a las hemerotecas, dentro de unos años, para ver imágenes de un Estadio lleno a rebosar de seguidores alzando sus banderas y bufandas al aire)?

Es, como en todo, el modelo privado frente al público (y que cada cual interprete lo que quiera).

Cuidaros.

1 comentario:

EL PAPI MAGASE dijo...

Con este toque maestro inigualable que le da nuestro ALGARIVO de la blogosfera sevillista,el comunicado queda perfecto,un fuerte abrazo hermano.