sábado, 22 de diciembre de 2012

AHAU

 

Saludos.

“Ahau —escrito también Ajaw, de acuerdo con las normas ortográficas para las lenguas mayas empleadas en fuentes recientes o escrito ahaw en fuentes anteriores— es la denominación de la clase gobernante (los dignatarios) de las ciudades-estado de la cultura maya. Este término ha sido interpretado como un sinónimo de "régule", "señor", "dirigente", "rey" o "líder"; pero este término abarca a todos los miembros de la casta gobernante, y no solo a un individuo. El título de ahau también le fue concedido a la casta sacerdotal maya. También fue el nombre del vigésimo día del calendario ritual de los mayas.”

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Ahau es el símbolo 20 del calendario Maya.

Calendario maya-ahau

Es, por tanto, el último, el que debería haber finiquitado el mundo ayer. El 20, en fútbol, va a segunda y el sábado 1 de junio de 2013 terminará la Liga en curso. ¿Dos mil TRECE?:

"Hay un mito alrededor de este número que trae mala suerte,  que hay que cuidarse ese día, y cuidarse aún más si es un martes 13 o viernes 13 porque todo saldrá mal…Esto es un gran error…Este día es un día de una fuerte energía, hermosa energía, tal es así que las sanadoras o hechiceras se reunían los días 13, de ahí viene “día de reunión de brujas”…

Jesús, al estar con sus 12 discípulos, era “el factor+1”, o sea 13 que completaba el círculo.  Los caballeros del Rey Arturo eran 12 y éste era el caballero número 13 en las reuniones de la Mesa Redonda. En la medicina tradicional china, los meridianos que recorren nuestro cuerpo son 13. La escala musical completa con sus sostenidos es de 13 tonos.
Los Mayas lo tienen como número sagrado: 13 Lunas, 13 tonos lunares… El Calendario Maya incluye 3 cuentas, las cuales funcionan en sincronía perfecta: la Cuenta galáctica – solar- lunar, cuya duración es de 365 días divididos en 13 lunas de 28 días más el día fuera del tiempo, iniciándose con el despuntar de la estrella Sirio el 26 de julio."

(Fuente Marcela Lerner)

¿Erraron los mayas por carencias matemáticas?  ¿Se comieron los bisiestos? ¿No tenían Liga entonces? Pues si…

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… y vean que magnífico remate de cabeza, temporada –998/-999. Las porterías fueron modificadas en el Reino Unido mucho más tarde.

Dejemos las bromas y aceptemos pulpo como animal de compañía (esto no es nada original y no es mío, pero viene al caso):

La infinita “confianza que tenemos" depositada en el técnico y en sus cualidades para llevar al Equipo “a los objetivos marcados”, suena a que o bien tenemos implantado en la mente un discurso y lo largamos de manera automática, pase lo que pase y esté pasando lo que pasa, o alguien no sabe a qué referirse (ergo ni idea) y dice lo primero que se le ocurre, lo “políticamente” correcto, lo habitual en éstos casos ya que de ser cierto…

Este magnífico conferenciante deportivo (podría ser una salida, Sr. González, porque me temo que sus relaciones con los banquillos tienen un futuro poco halagüeño si se empeña tal cual lo está haciendo con el Sevilla), desorienta porque o es rematadamente malo o sigue un guión indescifrable. Y sospechoso en cualquier caso, en los dos supuestos.

Sin embargo y puestos a aspirar (estoy convencido de que su ilusión es dirigir a su Real de Madrí de su alma suya y en ganándole un partido cumplimos buena parte del objetivo), cualquier otro se mataría por hacer unas cuantas campañas deslumbrantes (léase Floro) con la "sana" intención de que se le observe desde "su" Club, se le calibre adecuado y se le de la posibilidad de retornar al vestuario (y desvestuario. previamente) que le vio ganar tantas cosas, pero ahora de jefe. Al menos tiene usted facetas valdanianas muy superiores a la pobreza comunicativa (intelectualoidemente hablando) del que le usurpa el sitio ahora. Todo se andará y si tenemos en cuenta que allí y con el ramillete de primerísimos espadas que calzan, debe ser mucho más fácil obtener grandes réditos a poco que se les deje jugar y con apenas unos retoques de estrategia, como por ejemplo: “salgan y hagan lo que saben hacer”. Fíjese, a modo de referencia, en Miguel Muñoz o Vicente del Bosque.

¿Por qué ahora tantos recuerdan otro apellido? Sobre todo porque ése apellido (natural de El Arahal), heredó una plantilla de lujo y no consiguió ni un título, a pesar de todo el loable “interés” que puso en ello. Puestos a recordar, prefiero al anterior, un tal Ramos, que en apenas dos años sumó, en todo el continente, lo que nunca antes en más de cien. Ambos salieron de mala manera (claros y oscuros), pero solo nos duele el primero. Curioso.

Cada Ingenioso Hidalgo con sus molinos de viento aunque porten (portaban) la credencial de 3M, famosa empresa de los USA que otros, antes enemigos, le van a refregar sine die y por sus propios méritos.

De aquellos polvos vienen estos lodos.

[“Afirma que los grandes problemas, por lo regular, tienen su origen en pequeñas faltas o errores cometidos en el pasado. Así también lo decía el cardenal Richelieu: «Los grandes incendios provienen de chispas leves. Espasa.”]

Causales que no casuales, dice mi amigo Enrique, con la razonable razón que normalmente le asiste. Por eso y porque en mis cortas luces llego comprender que arrimándome a los que saben quizás algo me salpique, intento aprender de los que enseñan, de los inteligentes.

Eso no me hará a mí más inteligente a mi vez (llego donde llego y tengo lo que tengo), pero me dotará de experiencia y sobre todo, de saber quién sabe con el sentido práctico y pragmático que permite andar caminos sin desviarse demasiado de la línea recta, de tu línea recta, y apoyado en buenas muletas para tu cojera.

Cuando te colocas en un lugar privilegiado (sin haber hecho nada especialmente importante para alcanzar ése puesto o, dicho a la popular manera, “pasabas por allí”), cuando el destino te regala un sitio junto a la gloria (de los demás), cuando estás ahí (el destino) en ése lugar y momentos adecuados fortuitamente, debes reflexionar dos minutos y pensar que no hay nada que dure para siempre porque “siempre” es demasiado extenso, que la liviandad de los minutos es mayor que la de las horas, la de las horas que la de los días y que la de los días mayor que la de los años.

Que todo tiene principio y fin.

Además, si no entiendes que las alianzas cambian en función intereses superiores (que no son los tuyos, por mucho que te duela, aunque te sientas indisolublemente unido a ellos), de que te debes a señores más poderosos y no sabes conservar los principios necesarios para relativizar casi todo, si piensas que eres imprescindible, terminas mal.

Lastimosamente mal y deambulando en un patetismo rayano en el ridículo.

Intentando abusar de tu poder circunstancial (prestado, no conquistado) y sin haber recapacitado suficiente, descubres mas tarde, y tarde, que no era tanta tu autoridad, que no tenía el fundamento que presuponías y que en el tablero, los peones los mueven los reyes y reinas.

Es complicado engañar a todos siempre y la memoria es muy frágil. Tan frágil que para ser un mentiroso perfecto solo se necesita imaginación y mucha memoria. Memoria de elefante que se dice.

Groucho Marx (ése fenómeno fuera de contexto), sentencia en una de sus geniales frases: “Éstos son mis principios, si no le gustan, tengo otros”.

Muy pocos en el mundo pueden escapar al designio de Groucho porque la vida, la realidad, te lleva por derroteros insospechados y si tus convicciones no están ancladas en lo más profundo, soldadas y atornilladas, cambiarás en la medida que cambies tus impulsos, cuando las circunstancias te sean adversas o porque ser fiel y honrado a uno mismo es muy complicado. Todo alrededor confabula contra los principios y pocos resisten.

También los abanderados caían en las batallas.

Y somos, no lo olvides, necesarios y nadie, nunca, imprescindible. Ya se encarga la vida de enseñarte eso de la forma más dolorosa y desde temprano si no te habías anticipado.

Cuando tus enemigos son mas grandes que tu y tus defensas débiles (aunque pretendas poseer sólidas murallas), pierdes. Es así de duro y deberías haberlo sabido antes de proyectar batallas sin saber con certeza los ejércitos con los que contabas, los aliados y tus armas.

Cuando usurpas roles que no se te han conferido y te autoproclamas “el modelo”, se tardan dos minutos en echarte abajo, en tumbarte, en vencer ésas hipotéticas defensas que nadie te había prestado. Si eres mosca, no retes a los pesados de frente y si lo haces, busca resortes, estrategias que te permitan usar la honda con efectividad, derribar a los gigantes y no solo arañarlos.

No olvides, amigo, que te vence un ejército, no un soldado. Que la mano ejecutora lleva detrás órdenes superiores, de los generales, de los caudillos. Y ésos, los caudillos, nunca se manchan las manos porque para eso tienen subordinados que les hagan los trabajos sucios, los que hunden sus espadas en tu pecho. Los soldados cumplen órdenes y tu nunca llegaste a entender que eras eso, un sencillo soldado sin galones, solo los que tú mismo te atribuías pero que, en el escalafón, ninguna autoridad te había impuesto.

Has demostrado tu valor en incontables batallas y por ello todos te estamos agradecidos, todos reconocemos tus méritos y quedarás siempre en el recuerdo y en la Historia. Pero tu tiempo pasó.

Hay, sin embargo amigo mío, muchas formas de morir y hay, también, algo que se llama dignidad.

La dignidad, como sabes, casa mal con los principios movibles e incluso, a veces, claramente enfrentados aunque quizás deberíamos primero definir ambas cosas (igual tenemos distintos puntos de vista también en esto). Es cierto, no obstante, que la dignidad no alimenta, no proporciona medios materiales y normalmente suele ser un lastre para los que persiguen metas superiores. Por ello, es frecuente elegir entre dignidad y éxito porque todo está configurado para tener que optar entre ambos, para llegar a la cumbre sin lastres, sin cargas emocionales, donde el aire es menos denso y el peso de los principios no pinta nada y solo entorpece la ascensión.

Así, cuando uno dispara a todo lo que se mueve, cuando solo somos capaces de distinguir enemigos sin considerar si realmente lo son (confundiendo amigos y tibios con contrarios, disparando primero y preguntando después), cuando nunca haces prisioneros, cuando colocas etiquetas peligrosas a quien no piensa como tu mismo (sin que haya posibilidad de convencerte de que yerras porque así lo has decidido y en tu ego no caben las palabras “error propio”), puede suceder que un día te quedes sin municiones, como es el caso, y tengas que soportar la venganza, la ira, los ataques furibundos porque es humano sentirse herido y pagar con las mismas monedas. Donde las dan las toman. Es justo, es deportivo. Fair Play.

No vale ordenar media vuelta y avanzar de frente. Dale un pequeño margen de confianza a la inteligencia de los demás y no pretendas quedártela toda para ti.

Son los ahaus de cada uno, los particulares, los que habrán de llegarnos a todos en cualquier momento. Algunos sabemos que están ahí, a la vuelta de la esquina y cuando lleguen les diremos: ¡Hola, te esperaba!

Tomémonos unos días de descanso (nos los hemos ganado) y volvamos frescos y dispuestos a las batallas.

Cuidaros.

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