EL FINAL DEL CAMINO

 

Saludos.

Estaban condenados a entenderse.

Hay un cartel a la entrada de Roma que dice: “fin de todos los caminos”.

Bromas aparte, le prometí en determinado momento a un admirado amigo mío que no hablaría más del conflicto mientras durase y he cumplido porque entendió (y entendí), que en nada ayudaban las declaraciones (a favor o en contra), que había que tratar de sumar y nunca lo contrario y que la solución estaba, exclusivamente, en manos de los dos únicos protagonistas.

Todo el vocerío colateral era amontonar objetos que dificultasen el tránsito porque ya tenemos suficientes fantasmas, oráculos, prohombres, paladines, ególatras y vendedores de humo en la familia como para añadir otros nuevos.

Y como todo apunta a que se ha solucionado, me libero de la promesa salvo que ése amigo me reclame.

Arduo y complicado proceso en el que no debe haber vencedores ni vencidos, donde nadie debe arrogarse papeles estelares, donde prevalezca, por encima de todo, el solo sentimiento del Sevilla y en el Sevilla, todos somos necesarios y si queréis, imprescindibles.

Solo eso es importante.

Los Biris han prometido cumplir su parte del trato y el Sevilla deberá responder adecuadamente como así se anuncia. Los Biris reconocen sus excesos y el Sevilla también.

A raíz de los sucesos de Rota, los que espolearon la toma de medidas drásticas por parte del Club, manifesté a mis amigos (ellos lo saben), que la situación no debería durar más de dos meses y aunque me quedé un poco corto, tampoco tanto. Presumí que una parte tendría muchos más elementos que la otra para decidir, que se haría fuerte en su posición y no cedería. El Club siempre tendría, pensaba, muchísimo mayor respaldo legal, policial, institucional e incluso de la mayoría de los socios que no quieren violencias. Ésa mayoría que solo espera que los Biris les marquen el ritmo en las gargantas y seguirlo con pasión.

Los Biris reconocen sus errores. El Club también. Haya paz y volvamos a tener un Nervión atestado de almas gritando en blanco y rojo.

Y han tenido que llegar nuestros vecinos para acelerar ése proceso porque, no nos engañemos, todos querremos estar allí el domingo.

Calos Romero publicaba hace un par días en La Palangana, un artículo definiendo los motivos por los que llamarle “derbi” parece poco apropiado. Y Marcu, en Almas Sevillistas, apuntaba sus razones y la naturaleza especial que tienen éstos choques.

Entiendo, comprendo y comparto lo que dice Carlos de la misma forma que participo también de Marcu. Sin embargo, realmente no me importa si alguien quiere llamarle derbi, si eso le hace ilusión o si encuentra que además de la eterna rivalidad y de los tres puntos en juego, las etiquetas añadan un plus. Me da lo mismo porque es un partido con sabor distinto a los demás.

Y en ése clima de excepcionalidad, de apenas dos veces al año (algunos cuatro) y no todos ellos, estarán los Biris para frenar el más que seguro torrente sonoro verde ubicado allí, en la curva superior de Gol Sur.

Se ha notado mucho la falta de la banda sonora del Sánchez-Pizjuan y ya se acabó.

Cuidaros.