domingo, 1 de abril de 2012

CUARENTA AÑOS NO SON NADA

 

Saludos.

No soy, de ninguna de las maneras, de los que piensan que cualquier tiempo pasado fue mejor. En absoluto. De hecho, los recuerdos de mi infancia no son, precisamente, halagüeños. Era una sociedad triste y oscura, constreñida, falsa e hipócrita, plagada de restricciones y formas violentas en todas sus variantes.

No fue una buena infancia para mí. No lo fue. Hubo momentos, pocos, pero la mayor parte del tiempo las precariedades y las formas encorsetadas no me hicieron un niño feliz y puede que mi carácter quedara marcado desde entonces.

Luego llegó la adolescencia y algunos aires externos comenzaron a refrescar el ambiente. Vino la música que componían aquellos extraños melenudos, que nos tocó las fibras desde el primer momento (ansiosos de encontrar caminos diferentes) y nos hicimos adeptos a los bítel, a los rolin, a los santana, a los dor, a los yanis yoplin, a los dip parpel… todos eran buenos. Inventaron la música moderna y desde entonces y salvo quizás el rap, todo ha sido reiteración en sus muchas y variadas vertientes.

Era el rock en estado puro. Eran los pioneros y cantaban en un idioma desconocido. Ellos nos enseñaron a chapurrear el extranjero.

También llegó otro aire por la izquierda. Un vendaval de ideas que señalaban que había otros caminos, otros modelos, otras posibilidades de prosperar socialmente y también la abrazamos. Nos hicimos de izquierdas sin remisión y algunos, yo, incluso más allá. Por entonces ya adivinábamos, sospechas brumosas tal vez, que el individuo, la persona, el ser humano es más importante que cualquier otra historia.

Haber comenzado a trabajar cuando aún eras niño te hizo sentir demasiado pronto el sabor de la explotación, del salvajismo del sistema, de la desaforada pasión por acaparar sin que importaran ésas personas.

Y el trabajo te enseñó a buscar mecanismos de defensa, de auto defensa para combatir, en la medida de tus posibilidades, el fracaso social de los ricos y los pobres.

Pero si tuviera que destacar alguna fase de mi vida de la que realmente pueda guardar recuerdos gratos, serían aquellos pocos años de ésa adolescencia (duró un suspiro) cuando me juntaba con mis amigos, con los de mi pandilla, con aquellos que me acompañaron y ayudaron a descubrir que hay hombres y mujeres, que habría un futuro, que había que poner banda sonora a la vida, que había ideas, que se podía hablar de todo sin que ningún vigilante viniera a reprimirte…

Eras mis amigos.

Y el pasado sábado día 31 me volví a ver con muchos de ellos, me reencontré con mi adolescencia a la cara y con casi todos sus protagonistas. Eran ellos, los mismos aunque el tiempo nos haya retocado a todos.

Habían pasado cuarenta años. Cuarenta vidas. Muchas vidas. Demasiadas vidas.

Allí estaban Paco, Enrique, Manolín, Antonio, Pedro, Nieves, Mary, Paco Gali, Blanqui… faltaron otros cuantos y los recordé y los eché de menos. Quería verme con todo mi pasado y no pudo ser. Lo será, sin duda.

Y ahí están todos como siempre, como entonces, con sus bromas, sus alegrías, sus chifladuras… canas y kilos, hijos y nietos, distancias y proximidades. Eran locos y ahora son locos maduros. Eran divertidos, simpáticos, vivos… y lo siguen siendo.

Eran mis amigos de los tiempos de descubrir el mundo y lo hicimos juntos.

Antonio me decía que la gente se queja cuando está debajo de la tortilla y le pisan y pisa cuando está arriba.

Manolín corría como un gamo y lo sigue haciendo para admiración de propios y extraños.

Paco era hombre de negocios siempre y llegará al final siéndolo.

Paco Gali, bromista genético, optimista de sangre, conserva ésas dotes a pesar de la seriedad que le exige su profesión.

Enrique es la leche aunque se levante temprano.

Nieves, aquella rubita peleona, es ahora rubita peleona.

Mary, la guapa, lo es ahora mucho más…

Y Blanqui. Punto y aparte.

Era nuestra chica, la más nuestra chica de las chicas de la pandilla. Poderosa contrincante en cualquiera fuese el desafío, nos enseñó a ser abiertos, a saltarnos las normas, a que podíamos convivir juntos hombres y mujeres en igualdad de condiciones dentro un modelo que social que proponía y exigía todo lo contrario…

Eran mis amigos y he vuelto a estar con ellos cuarenta vidas más tarde.

¡Y tengo tantos recuerdos, tantos momentos para contar!

Gracias por haber estado allí entonces y ahora.

Cuidaros.

5 comentarios:

Marcu dijo...

En algunos pasajes de su artículo me he visto reflejado.

...y además es Vd cultivador de amistades ya que cultivar a verdaderos amigos requiere dedicación,tiempo y lealtad.

Cordialidad para Vd.

MARIA JOSÉ dijo...

Que vivencias,pero lo que son las casualidades de la vida,desde que abri mi blog que tiene de vida apenas un mes y con la gran ayuda de mi primo Magase,soy seguidora tuya,y a la vez amiga de Carmen Gonzalez Paisano,que no he tenido la suerte de conocerla personalmente,solo a traves de Internet,pero lo que no tenia ni idea que fuera amiga de los dos,me he dado cuenta cuando te ha añadido al grupo de la memoria,y he dicho algunas veces que chico es el mundo.Un saludo

Jose Manuel Ariza dijo...

Saludos.

D. Marcu, es con la vida o contra ella. Elegimos siempre, pero aprendemos más de los errores que de los aciertos.

María José, muchas gracias por visitarme. Ya he descubierto tu blog y es delicioso, como para relamerse los dedos.

Gracias a ambos.

Blanqui dijo...

¿Qué puedo decir trás leer esto?, que si antes te quería,ahora descubro que no me equivoqué al contarte como uno de los mejores, para aumentar el cariño.

Después de "cuarenta y un" años, de cuarenta y una vidas con sus correspondientes penas y alegrías,nos encontramos para hacer un paréntesis en nuestra vida actual. Un paréntesis donde de pronto volvemos a tener esa adolescencia, donde bailamos, cantamos y gastamos bromas como entonces, como si nos hubiesemos dicho ayer:¡Mañana nos vemos en el Casino!.


Seguramente,podrían tacharnos de "carrozas chocheando", pero si los sentimientos que afloraron con el reencuentro pudieran sentirlo todos, muchos rencores no existirían.

¡GRACIAS JOSE! Espero poder compartir alguna vida de esas cuarenta y una vividas.

Un besazo.

Jose Manuel Ariza dijo...

Saludos.

Blanqui, preciosa, gracias.

Recuerda que son MIS recuerdos y que puede que no coincidan con los recuerdos de los demás... o que la memoria me juegue malas pasadas. Pero yo lo viví así y así los tengo grabados en el disco duro de mi inmensa cabeza.

Tratemos de tener muchos momentos de amistad adolescente, con más años, en las vidas que nos queden.

Un gran beso, Blanqui. Y otro pal Paco.