lunes, 27 de febrero de 2012

LA PIEL SENSIBLE

 

Saludos.

La piel es la parte física más externa de nuestro organismo, la frontera con el mundo que nos rodea. Aparentemente delicada (nos hacemos un rasguño apenas nos rocemos con algo), también es la primera y más llamativa señal de alarma de que algo, debajo, no va bien.

Si ponéis el título de la entrada, entre comillas, en un buscador de Internet (por ejemplo en gúguel), os pueden salir más de 2.800.000 enlaces a portales que tratan del tema en su aspecto médico o estético, con millares de consejos y medicamentos para su cuidado, conservación y reparación. Y es un órgano que transmuta continuamente, renovándose cada minuto.

Pero poseemos otra piel aún más importante si cabe: la piel mental.

Tenemos ésa otra piel en el cerebro, en la parte intangible del órgano rector de nuestros pensamientos, tan delicada  o más que la otra, la física. Probablemente más y al contrario que la primera, raramente cambia, o lo hace muy lentamente, a pesar de que estemos capacitados para modificarla y estructurarla en función de datos, información y conocimiento empírico. De hecho, toda nuestra existencia es un continuo almacenaje de circunstancias vivenciales en nuestra memoria, para y a pesar de lo que se diga, evitar cometer los mismos errores cada vez. Y los aciertos aunque sean los primeros los que más nos marquen.

No tanto en su apartado sentimental porque es más intangible aún.

Los sentimientos de la piel mental no se pueden medir, calibrar, raramente modificar o reparar y suelen acompañarnos todas nuestras vidas, desde que somos capaces de establecer nuestras preferencias personales. En lo que sea.

Ya de niños algo nos define como, sea el caso, adeptos a un equipo de fútbol. Hay seguidores de equipos que atesoran ingente cantidad de títulos y trofeos, otros menos y algunos ninguno… pero todos tienen sus partidarios incondicionales y hagan lo que hagan, estén como estén, ganen o pierdan, los fieles irán siempre con ése escudo y ésa bandera como divisas de sus sentimientos.

La suerte es esquiva y no siempre está de nuestro lado. En fútbol las más de la veces por cierto, salvo para unos cuantos elegidos que dan más glorias que penas. Para los demás, es un continuo gráfico de cimas y valles, de aciertos y errores, de alegrías y frustraciones y aún a pesar de ello, siempre fieles y mostrando con orgullo nuestras divisas.

Pero no siempre usamos la piel mental con el equilibrio que se pretende en mentes racionales y porque los sentimientos no atienden a cuestiones de lógica o sensatez. Son y no se pueden explicar.

Durante décadas hemos vivido en el Sevilla un continuo bombardeo de la otra parte de la “piel sensible” del fútbol hispalense. Hemos sido vilipendiados, vapuleados, acusados, difamados, calumniados y denigrados por nuestra condición de sevillistas. A nosotros, a nuestros dirigentes y a nuestro Club se nos han imputado hechos y actuaciones terribles, de abuso, de prepotencia, de excesos…

Se nos acusó de no admitir obreros, de atropellar a niños en el campo, de robar jugadores, de representar a la clase fascista, de aliarnos con el poder (legítimo o no), de discriminar en razón de la ubicación de los estadios, de… un largo y complejo listado de supuestos agravios que históricamente impidieron el desarrollo “normal” del otro Club de la ciudad.

Es curioso, por lo sorprendente e infantil de los argumentos, que todos los males del Real Betis los representaba siempre el Sevilla F.C. Curioso.

Es lícito, no obstante, que cada cual decida qué le impide ser diferente, distinto o mejor aunque haya que preguntarse si se quiere serlo y qué modelo queremos imitar.

Lo que parece poco aconsejable (incluso bastante torpe) es que siempre que intentemos algo, se haga lo que se haga, “otro” nos impida conseguir nuestros objetivos. En clave de creyentes, el diablo siempre puede al dios. O la proyección de nuestras propias carencias en los demás.

En ésta larga y tediosa historia hubo un punto de inflexión, un momento donde los acontecimientos tomaron un nuevo derrotero y los planteamientos cambiaron radicalmente. En 2005, precisamente, año de nuestro Centenario como Club Oficial, un crecido representante temporal de la parte más rancia del beticismo (que desaparecería estrepitosamente un poco más tarde), la que atesora la ristra más larga y esperpéntica de tópicos sobre ambos equipos, hizo unas declaraciones públicas reclamando la antigüedad de su Club por encima del nuestro.

Y eso abrió la espita que nunca debió estar cerrada.

El “nosotros a lo nuestro” dejó de serlo y de la mano de insignes sevillistas como Agustín Rodríguez, Juan Castro, Carlos Romero, Enrique Vidal, Antonio Ramírez,Juan Luis Franco… (más tarde nos incorporamos otros cuantos y siguen llegando nuevas y valiosas adquisiciones) comenzó la ardua, larga y compleja tarea de desmantelar un discurso ruin, perverso, maloliente y sobre todo, increíble por lo burdo del tinglado. Hay que reconocer, no obstante, que por aquello que decía de los sentimientos, cualquier barbaridad puede tener acomodo en mentes poco analíticas y prestas a justificar (superficialmente, la piel), el desatino más rebuscado que se presente.

Había dos maneras de enfrentarse a los hechos: crear nuestra propia contraofensiva en términos similares (amparados en el conocimiento documental que atesorábamos) o, por el contrario, limitarnos a presentar ésas pruebas para que el lector, del bando que fuere, extrajese sus propias conclusiones.

Se optó por la segunda, lógicamente, porque desmantelar décadas de maledicencia solo es posible ante la fatalidad de los hechos históricos, los documentos y las pruebas que impiden lecturas torticeras, que sobrepasan la maldad y ante los que hay que pararse, analizar y sobre todo, frenar la inquina.

Llevamos ya años mostrando ése arsenal de documentos, se han desmantelado uno por uno la mayoría de los tópicos (otros, importantísimos, lo serán en breve y hasta aquí puedo leer de momento), se han presentado las pruebas que indican, sin posibilidad de lecturas posteriores o distintas, que los HECHOS no fueron como se han contado, se ha reconstruido el pasado en base a ésas PRUEBAS y ha resultado muy diferente de como se venía narrando. Sobre todo, porque siempre se relataban, interesadamente desde una parte, para denigrar al otro, para imputar actos de dudosa dignidad y para amparar los propios fracasos en la perversión del contrario.

Como todo y si hablamos de sentimientos, más, también debe resultar lícito que ésta parte, la de los sevillistas y a tenor del nuevo panorama histórico que se muestra, sintamos un renovado orgullo de nuestro pasado. Es verdad que nadie está del todo limpio, que hay pasajes oscuros en ambos lados, que nadie puede reclamar la limpieza absoluta… pero es más cierto aún y eso es irrebatible, que la parte sevillista, la del Sevilla F.C., la que representamos los que calzamos colores blancos y rojos, nunca hemos inventado, urdido, falseado ni engañado (estructural, social y políticamente) sobre el otro Equipo. Nunca.

Y ni por asomo se nos ocurrió, jamás, imputar a nadie ninguno de nuestros errores creando campañas difamatorias de largo alcance.

No somos mejores ni peores, más listos o más guapos. Somos distintos porque tenemos la inmensa suerte de ampararnos en el Club andaluz que más méritos deportivos atesora. Con diferencia, con gran diferencia.

También debería resultar comprensible que tras ésa ingente tarea de investigación y con los resultados felices de la misma sobre la mesa (desconocidos incluso para la mayoría de nosotros mismos), los palanganas hinchemos un poco más los pechos, que hablemos de nuevas perspectivas históricas, de que muchos suelten ése aire contenido en los pulmones durante tantas décadas y podamos frenar, de golpe y con argumentos, las batallitas que se nos cuentan desde el lado rancio, desde los obtusos, desde los que repiten sin fin una letanía prestada, superficial, poco consistente y sobre todo, perversa.

Hay que reconocer (porque es de justicia), que una parte (desgraciadamente aún pequeña, muy pequeña),  de investigadores béticos (a los que respetamos y admiramos porque su trabajo dentro de su Club es complicado), ya lleva tiempo trabajando bien en la recomposición de la Historia; que han dejado atrás, definitivamente, ésos tópicos que a nadie benefician, que podemos ir juntos y de la mano en busca de las verdades del pasado sin que la rivalidad, la sana rivalidad deportiva, nos obnubile la razón y el conocimiento.

Pero a muchos de éstos amigos se les está poniendo la piel sensible. Demasiado sensible y eso anuncia que quizás haya algún problema soterrado, interno, latente. Mal curado.

¿Hacemos un ejercicio formal, serio y respetuoso de investigación histórica?

Pues convendría, como primer paso, RECONOCER los errores habidos, es decir, decir públicamente que aquello no fue así porque las PRUEBAS lo desmienten. Y hacerlo aunque ello suponga enfrentamientos internos. Sobre todo porque tener la razón de tu lado te otorga valores suficientes y aunque el miedo sea consustancial a ser humano, cuestión que se entendería.

Como paso segundo, instar al Club a que admita que ha estado décadas mintiendo lastimosamente sobre el Sevilla F.C. (en boca de muchos de sus directivos y representantes) y que deje de hacerlo. Y puestos a pedir (aunque pudiera parecer ilusorio), con alguna frase donde aparezca algo así como “perdón” sería suficiente desde mi humilde punto de vista.

Tercero, dirigirse a determinadas “autoridades” del beticismo (léase, por ejemplo, Mercedes de Pablo, Antonio Hernández, Fernando Fedriani, Isabel Simó…) para que, DOCUMENTOS en mano, dejen de decir y escribir estupideces que solo sirven para engatusar a una parte de la masa social poco dada al criterio sosegado y analítico de los hechos.

Y cuarto… una vez limpiada la casa, nos organizamos para amueblarla de nuevo. Esta vez con maderas nobles, nada de aglomerados.

No, amigos. No reviertan de nuevo la situación y ahora esgriman un argumento tan falaz como peregrino de que nosotros, los investigadores sevillistas, estemos haciendo una revisión histórica que pretenda invertir los papeles que cada cual ha jugado en toda ésta trama.

No sean pueriles.

No pretendemos revertir nada, no deseamos imputar males ni reivindicarnos en nada. Es solo una cuestión de honestidad para con la Historia y que cada cual, cada uno de nosotros, asumamos nuestros pasados con todo lo bueno y lo malo que ello comporte.

Y si vosotros deberéis recomponer mucho más, no es asunto nuestro. Han sido décadas de tristes y efímeros triunfos que ahora hay que reconducir.

Porque si hemos de hablar de pieles sensibles, convendrán que la ronchas que tenemos nosotros no son nada comparadas con ése sonrosado que presentan sus pieles verdes.

Cuidaros.

5 comentarios:

Rafael Sarmiento dijo...

No pretendo desanimar, pero me da la impresión de que esto es como predicar en el desierto. Como esa leyenda negra que rodeó a Felipe II, que se demostró fehacientemente que estaba basada en falacias, pero que le sigue rodeando.

Cultura popular. Todos saben que no es así, pero nadie cambia la versión.

Creo que con esto del Betis y su "cultura popular" ocurrirá lo mismo. Acabaréis demostrando las verdades, las que quedan, que muchas ya lo están. Pero en la calle se seguirá diciendo lo mismo aunque todos sepan que es mentira.

Te pongo un ejemplo: yo puedo decirle mañana a mi primo del pueblo, que es bético, que el Sevilla nació en 1890. Él se reirá de mi, y yo empezaré a darle datos. Para demostrar lo que digo, necesitaré que se lea según que posts, artículos o recortes de periódicos de la época. Igual hasta consigo que lo haga, pero lo normal es que se aburra o se canse y me mande a tomar viento fresco. Es más fácil creerse la falacia mil veces repetida que eso otro.

Por supuesto, todo cambiaría si desde el propio club verdiblanco se entonara el mea culpa, como reclamas. Pero, ¿en serio podemos esperar que algo así ocurra?

Siempre lo digo, vuestro trabajo se verá recompensado más pronto que tarde (por tus insinuaciones será mucho más pronto de lo que nos creemos), pero en esas tabernas de las que habla Carlos Romero en las que los abuelos maquinaban bajo los efluvios del mosto barato, se seguirá hablando de los mismo, de los tópicos de siempre, de la leyenda negra del sevillismo, por mucho que dicha leyenda haya sido desmontada por pruebas incontestables.

Pero, por favor, no cejad en vuestro empeño, que los sevillistas queremos seguir hinchando pecho.

Así nos reviente, si hace falta.

Mis disculpas por la extensión.

Un saludo

Jose Manuel Ariza dijo...

Saludos.

D. Rafael, comencemos por el final: Es un placer leerle en su blog o en los comentarios que me deja. No se disculpe, por favor, y extiéndase cuanto le venga en gana.

En efecto, las esperanzas son escasas. No obstante y aún sabiendo que es tarea ardua y de muy largo recorrido, tenemos que seguir insistiendo en contar la verdad histórica.

Es probable que aún tardemos muchos años en borrar toda la ignominia, pero es indudable que tarde o temprano, con la llegada de nuevas generaciones de aficionados, la semilla plantada prenda y logremos un pasado, de ambos clubes, acordes a la realidad, la veracidad y la seriedad.

Debe llegar y llegará. ¿Cuándo?

Tiempo, es solo cuestión de tiempo y aunque yo no lo vea, otros sí. Los del futuro.

Gracias, amigo. Insisto en que es un placer leerle.

Cuídate.

DragosSur dijo...

Yo lo resumiría con un refrán: Mal de muchos, consuelo de tontos o Sarna con gusto no pica.

Nosotros seguiremos creciendo porque seguiremos rebuscando en la historia el origen de nuestras raíces, que al fin y al cabo es la base de donde partimos todos ¿o acaso cambiaríamos a nuestros abuelos pobres, campesinos, zapateros remendones por otros aristócratas, señoritos o ricachones? Que sigan viviendo en su mentira. También podríamos los sevillistas decirle a los onubenses que su club no es más antiguo que el nuestro y que se esforzaran ellos en demostrarlo.

Como decía el afamado torero Rafael "El Gallo": "Lo que no pué sé, no pué sé, y lo demás, es imposible.

Magnífico post.
Un abrazo.

Flamenco Rojo dijo...

Joder, leo tu entrada compañero y ayer sin ir más lejos mantuve una discusión con un bético en el precioso pueblo de la sierra de Cádiz, El Bosque, (por cierto por qué habrá tantos béticos en este pueblo) y estoy de acuerdo con Rafael, dicutir con esta familia es como predicar en el desierto. To es pa na...

Cuídate tu también.
Un abrazo.

Jose Manuel Ariza dijo...

Saludos.

D. Drago, no es posible borrar de un plumazo décadas de mentiras. Se tardará en extraer de las mentes errores y colocar verdades porque somos propicios a creernos aquello que mejor nos conviene creer, no lo que realmente es porque eso pudiera dolernos. Somos así.

Sobre Huelva... déjelo correr. De momento.

D. Flamenco, compi, no se confunda: estamos repartidos por todas partes y que uno se meta en un núcleo cerrado de otro color no significa, necesariamente, que todo el monte sea orégano. Igual podría decirlo un bético que se fuera, por ejemplo, a Coria del Rio donde, por metro cuadrado, hay más sevillistas que en otros muchos sitios.

Para todos: sabemos, porque lo hemos leído, que la tierra es redonda. Sin embargo ¿cuántos de nosotros lo hemos comprobado realmente?

O le das la vuelta al mundo o te subes a un avión o nave espacial, a gran altura, y miras el horizonte. Esa es la diferencia y ocurre igual con la historia. Te la crees tal cual o investigas y descubres lo que realmente pasó.

Gracias a todos.

Cuidaros.