Saludos.
Hoy publica RAVESEN (ravesen.blogspot.com) un artículo que titula “Curiosity”.
Describe, con su maestría habitual, la paradoja cierta de gastar, sin certeza en los resultados (sean cuales fueren), 2000 millones de euros en una nave que viaja a Marte mientras buena parte del mundo, de la Humanidad, pasa hambre.
No le falta razón. De hecho, la tiene toda…
…pero por esta vez y sin que sirva de precedente, debo discrepar contigo, amigo Rafael.
Como entiendo que eres persona razonable, culta y civilizada (y por ende sevillista o quizás por ello), permíteme que exponga mis cuestiones con la esperanza cierta de que leerás, analizarás y sabrás valorar lo que de positivo, si es que tiene algo, puedas hallar en mis palabras.
Te sigo desde hace mucho tiempo. Te leo y recuerdo tus principios titubeantes cuando nos hacías magníficas demostraciones de conocimiento de la Liga Holandesa (la Eridivise), alternados con los de nuestro Equipo.
Hubo, mas tarde, un tiempo en que apenas colgabas nada y de pronto, desde hace unos meses, una explosión de creatividad envidiable. Has dejado los dos temas principales y casi únicos (Sevilla F.C. y la Liga de Holanda), y te has volcado, además, en contar, fantásticamente bien, otras cosas. Vivencias, ideas, sentimientos… siempre con un nivel altísimo, con respeto, con categoría y buen hacer.
Te tengo catalogado como uno de los mejores escribidores de la Red Blanca y Roja y me consta que no soy el único.
Y aún no nos conocemos en persona. Solo nos leemos.
Soy de letras y lo he sido siempre. Sin embargo, siempre también, he construido mi vida en torno a las ciencias. Me apasiona igual un buen libro que un hallazgo científico, las formas poéticas de Cernuda, los cielos de Mahler o los procesos mentales que nos regala Hawking.
Y es porque soy, ante todo, un curioso impenitente. Como tú. O puede que más (no apuesto).
Ésos viajes a Marte a los que no encuentras sentido… lo tienen. Y mucho.
Permíteme decirte que la Ciencia, con mayúsculas, no causa hambre ni la provoca. El hambre es el resultado nefasto de la rapiña humana. De los humanos que son, esencialmente, no científicos. Prosaicos, depredadores, letales para la especie.
La Ciencia (incluyendo viajes inexplicables a Marte), es una herramienta fundamental en el buen desarrollo del ser humano. Y en el malo, por cierto.
La Ciencia, las ciencias, permiten que enfermedades tales que las viruelillas, las que acabaron radical y absolutamente con los aborígenes de, por ejemplo, Cuba (los Siboney y porque los marinos españoles que las portaban estaban ya inmunizados contra ellas), ya no constituyan mayor peligro que un resfriado.
Te hablo de las Ciencias “buenas”.
Las malas crean bombas atómicas, bombas de neutrones, bombas teledirigidas que se cuelan por una venta… Esas no. No me interesan aunque no puedo, no podemos evitar, que crezcan (el Ying y el Yang) con cualquiera sea el tema en el que intervenga un ser humano.
Mirar hacia dentro con un microscopio tiene, exactamente, el mismo valor que hacia afuera con un radio telescopio. El mismo. El átomo y el Universo. La misma distancia exterior que interior. La misma. Conocer el entorno universal es lo mismo que conocer el interno atómico. Y CONOCER es fundamental.
Saber DÓNDE estamos, QUÉ somos, desde CUÁNDO, PORQUÉ, hasta DÓNDE podemos llegar, el medio en que nos movemos, las formas, los límites, las posibilidades. Los vecinos, sus peculiaridades, sus potenciales. ¿Hay fenómenos ahí que nos puedan ayudar? ¿Quizás materiales novedosos? ¿Principios activos para combatir, pongamos un ejemplo, el SIDA?
Los viajes espaciales han permitido, otro ejemplo, minimizar muchísimas cosas de uso diario (teléfonos y ordenadores así, a bote pronto). Han permitido aplicaciones en medicina revolucionarias, conocimiento del planeta que alucinarían a un griego culto… y las comunicaciones, las que nos permiten que en éste momento, ahora, me estés leyendo.
No se sabe lo que hay en Marte. No lo sabemos. ¿Y si se descubren cosas nuevas? ¿Valdrían la pena 2000 milloncejos de nada para salvar miles de vidas humanas? Un viaje a Marte puede parecer un lujo insoportable, pero lo que de bueno pueda traernos la “Curiosity” tal vez valga la pena. Puede ser impresionante para, sobre todo, las generaciones del futuro. Nosotros, los cavernícolas como yo, no lo veremos, pero tenemos la secreta esperanza de que los críos como el tuyo, de las generaciones que gobernarán el Planeta en unas décadas, hayan aprendido que Marte es el Sol, la Tierra, Júpiter y Saturno, Alfa de Centauro y las osas, los agujeros negros y los neutrinos.
Mis disculpas, Rafael, por el tocho.
Mis disculpas por colocarte en portada.
Y mis mejores deseos para que pienses que, como decía al principio, achaques la barbarie a los bárbaros, que no mata la bala sino el tipo que la dispara, que quien hurta la comida a los hambrientos no vive en Marte y alrededores y no trabaja en un laboratorio o en una estación espacial.
Cuídate.