martes, 1 de marzo de 2011

DOS DOCENAS

 

Saludos.

El sábado acudí al Calderón invitado por un amigo, llamémosle J.J., que me retó a ver el partido entre su equipo y el mío. Acepté, por supuesto.

Habíamos decidido irnos el puente a tierras de la Castilla vieja cuando me llamó J.J. y me propuso pasar el sábado con ellos, la mañana en Chinchón (fantástico cordero y mejor vino)

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la tarde en el estadio

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y la noche en La Latina.

lalatina2

¿Quién puede negarse a una oferta así?

Mi amigo J.J. es del Atlético. Muy del Atlético. Tremendamente del Atlético.

Pero es mejor persona, educado, culto y mesurado (solo canta los goles como cualquiera).

Pues después de una mañana completita (con la consiguiente ingesta de lechal, bastante muy bien regado por cierto), y un largo paseo para rebajar vapores y humos, nos encaminamos a la sede del poseedor de nueve ligas.

Estadio lleno. Ambiente feroz (reciben a su bestia negra) y pronto los cánticos. Me sorprende que todo el estadio coree el insulto a pleno pulmón. Sospecho (es solo una apreciación) que no nos quieren mucho por allí.

Buena localidad, J.J. trata de contemporizar conmigo, de quitarle “jierro” al asunto y ambos coincidimos, como no podría ser de otra forma, en que animales los hay doquiera que vayas.

Le hago algunas preguntas fruto de mi desconocimiento (nunca antes había pisado ése campo), y le aseguro (con pesar) que está mejor terminado que el de Nervión (no hay tanto hormigón a la vista, al menos en la parte por la que yo anduve) y le pido que me indique en qué zona se ubican los aficionados visitantes.

Ahí, señala:

estadiovicentecalderon2

Cuando va a comenzar el partido, dos docenas de chavales (recordad que los colores pueden confundir), se instalan en ése sitio. No aprecio bien si son palanganas, pero al verlos tan aislados supongo que sí, que son dos docenas de valientes desafiando a miles y miles de cantautores.

Comenta J.J. las deficiencias del Atlético hasta que llega un momento en que le pregunto:

-Pero… ¿estás hablando de Quique o de Gregorio?

Porque todo lo que me dijo de su Atlético es perfectamente aplicable al Sevilla. Todo. Iguales carencias, iguales errores…

Y llega el primer gol.

No salto mucho (uno es fiel al instinto de conservación natural), pero las dos docenas gritan a destajo: sacan sus banderas del centenario y cantan el golazo de Negredo a pleno pulmón.

Chapó.

El empate de Koke (nueva entrega de facilidades defensivas) y otra tanda larga de saludos a nuestra supuesta progenitora. Todo el estadio.

En estas que viene Rakitic y nos vuelve a poner por delante.

Y las dos docenas, otra vez desafiando, saltan y cantan el gol. Se escuchan hasta en la Moncloa y mas lejos.

Chapó otra vez, chavales. Hay que tenerlos bien puestos.

Hasta que el “gitano” (hay que escuchar lo que le dicen sus propios aficionados al de Utrera), nos pilla de nuevo despistados y empata.

Y termina en tablas. Un punto de oro, le recuerdo a J.J., porque andaremos ambos peleando por un puesto en Europa. Cuatro de seis, le digo. Y el gol average.

¿Quienes eran los de las dos docenas?

Pues la Peña Sevillista de Madrid (calle Yocasta) y la Peña Sevillista Santa Justa (calle de Alcalá).

Chapó de nuevo. Insisto en que hay que armarse de mucho valor (la pasión se les notaba), para entrar en la guarida patética (ellos mismos se denominan así) y cantar los goles del Sevilla.

Solo por eso, mi modesto homenaje, hermanos.

Gracias J.J..Gracias A. (hijo) por cederme el carné. Gracias P. por recibirnos en vuestra casa como unos más de la familia.

Gracias a los tres por ser nuestros amigos.

Y gracias a los palanganas de Madrid por serlo tanto.

Cuidaros.

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